Linus Pauling (1968) definió la psiquiatría Ortomolecular como la prevención y el tratamiento de la enfermedad mental a partir de la provisión del entorno molecular más adecuado para la mente, a través de la potenciación de los niveles óptimos de concentración de determinadas sustancias normalmente presentes en el cuerpo humano. En esta conferencia, tras una introducción al concepto de psiquiatría Ortomolecular, se analiza el papel de los Macronutrientes y Micronutrientes en la prevención y tratamiento de los trastornos mentales. El análisis del papel de los Macronutrientes en la salud mental incluye: 1) Las Proteínas (Los aminoácidos Fenilalanina, Tirosina, Acido Gamma-Amino-Butírico, Glutamina, Triptófano y 5-HTP) 2) Los Hidratos de Carbono (Detección y tratamiento de la Hipoglucemia) 3) Las Grasas (Ácidos Grasos Polinsaturados Omega-3). El análisis del papel de los Micronutrientes en la salud mental incluye: 1) Las Vitaminas (Tiamina, niacina, piridoxina, Cobalamina, Ácido Fólico y Ascórbico) 2) Los Minerales (Sodio, Potasio, Hierro, Magnesio, Calcio y Zinc) Para finalizar, se presenta la fundamentación científica que subyace a la aplicación de las estrategias anteriormente citadas en el tratamiento específico de los Trastornos de ansiedad y en los Trastornos del Estados de Ánimo.
Tal y como señala Hoffer (1989), uno de los máximos especialistas en este campo, y que resume mi propia posición personal al respecto:?La psiquiatría Ortomolecular no debería ser interpretada como la negación total del tratamiento psiquiátrico tradicional. Una proporción de los pacientes requerirán un tratamiento ortodoxo, otra proporción obtendrán mayores beneficios a partir de un tratamiento ortomolecular y el resto necesitarán una sabia combinación de ambos. ?
Psiquiatría ortomolecular: bases teóricas y propuestas de intervención.
(Orthomolecular psychiatry: theory basics and intervention strategies. )
David Puchol Esparza.
Licenciado en Psicología
Diplomado en Nutrición y Dietética
PALABRAS CLAVE: psiquiatría Ortomolecular, Bases Teóricas, Propuestas Intervención.
(KEYWORDS: Orthomolecular Psychiatry, Theory Basics, Intervention Strategies. )
página 1
[10/2/2003]
Resumen
Linus Pauling (1968) definió la psiquiatría Ortomolecular como la prevención y el tratamiento de la enfermedad mental a partir de la provisión del entorno molecular más adecuado para la mente, a través de la potenciación de los niveles óptimos de concentración de determinadas sustancias normalmente presentes en el cuerpo humano.
En esta conferencia, tras una introducción al concepto de psiquiatría Ortomolecular, se analiza el papel de los Macronutrientes y Micronutrientes en la prevención y tratamiento de los trastornos mentales.
El análisis del papel de los Macronutrientes en la salud mental incluye:
1) Las Proteínas (Los aminoácidos Fenilalanina, Tirosina, Acido Gamma-Amino-Butírico, Glutamina, Triptófano y 5-HTP) 2) Los Hidratos de Carbono (Detección y tratamiento de la Hipoglucemia) 3) Las Grasas (Ácidos Grasos Polinsaturados Omega-3).
El análisis del papel de los Micronutrientes en la salud mental incluye:
1) Las Vitaminas (Tiamina, niacina, piridoxina, Cobalamina, Ácido Fólico y Ascórbico) 2) Los Minerales (Sodio, Potasio, Hierro, Magnesio, Calcio y Zinc)
Para finalizar, se presenta la fundamentación científica que subyace a la aplicación de las estrategias anteriormente citadas en el tratamiento específico de los Trastornos de ansiedad y en los Trastornos del Estados de Ánimo.
Tal y como señala Hoffer (1989), uno de los máximos especialistas en este campo, y que resume mi propia posición personal al respecto:“La psiquiatría Ortomolecular no debería ser interpretada como la negación total del tratamiento psiquiátrico tradicional. Una proporción de los pacientes requerirán un tratamiento ortodoxo, otra proporción obtendrán mayores beneficios a partir de un tratamiento ortomolecular y el resto necesitarán una sabia combinación de ambos. ”
Abstract
According to Linus Pauling (1968), orthomolecular psychiatric therapy is the treatment of mental disease by the provision of the optimum molecular environment for the mind, especially the optimum concentrations of natural substances, normally present in the human body.
In this conference, after a brief introduction to Orthomolecular Psychiatry, the role of macronutrients and micronutrients in the prevention and treatment of mental disorders are discussed.
The analysis of the role of macronutrients in mental health includes:
1)Proteins (Phenylalanine, Tyrosine, Gamma Amino Butyric Acid, Glutamine, Tryptophan and 5-HTP) 2)Carbohydrates (detection and management of hypoglycemia) 3)Fats (Omega-3 Polyunsaturated fatty acids )
The analysis of the role of micronutrients in mental health includes:
1)Vitamins (Thiamine, Niacin, Pyridoxine, Cobalamin, Folic Acid and Ascorbic Acid) 2)Minerals (Sodium, Potassium, Iron, Magnesium, Calcium and Zinc)
As a conclusion to the conference, the latest scientific evidence in favor of the aforementioned intervention strategies in the treament of anxiety and mood disorders are presented.
As Hoffer wrote (1989): "Nor is orthomolecular treatment a replacement for standard treatment. A proportion of patients will require orthodox treatment, a proportion will do much better on orthomolecular treatment, and the rest will need a skillful blend of both. "
Introducción
La importancia atribuida a la correcta nutrición no es un novedad. El propio Hipócrates afirmaba “Que la comida sea tu medicina y la medicina sea tu comida”. Si bien mucha gente ha llegado a comprender y asumir la conexión inequívoca entre la nutrición y la salud física, pocas personas son plenamente conscientes de la relación existente entre la nutrición adecuada y la propia salud mental.
Mas allá del oxígeno que respiramos, todo lo que necesitamos para sobrevivir proviene de lo que comemos y bebemos. La comida abastace y fortalece el cuerpo y la mente. De hecho el cerebro dispone de prioridad absoluta a la hora de absorber los nutritientes de los que dispone el cuerpo y frecuentemente los primeros efectos de los déficits nutricionales se dejan sentir en los aspectos psicológicos del individuo (Cass, 1998).
El cerebro es una inmensa ‘fábrica’ de productos de naturaleza bioquímica que constantemente produce sustancias como la Serotonina, la Dopamina, la norepinefrina y otras sustancias químicas denominadas neurotransmisores durante 24 horas al día. La única materia prima de la que dispone para su fabricación son los propios nutrientes que ingerimos a través de los diversos tipos de alimentos; Proteínas, aminoácidos, Hidratos, Vitaminas. . . . . . etc. . . . Si el cerebro, por cualquier razón, recibe cantidades inapropiadas de estas ‘materias primas’ o en la proporción errónea, es lógico esperar no pocas dificultades en la síntesis de esos mismos neurotransmisores y en los procesos físicos y psicológicos directamente dependientes de ellos.
Durante las últimas décadas la comunidad médica más tradicional e inmovilista ha obviado, cuando no negado abiertamente, la conexión fundamental entre la nutrición y las diversas enfermedades mentales. Los profesionales de la salud mental, fieles al dogma oficial, han contribuido de forma considerable a la propagación de este mito, negando en unos casos y menospreciando en otros, la posible relación entre los trastornos mentales y los hábitos nutricionales y dietéticos.
En la actualidad, los psicofármacos, en el mejor de los casos complementados con la psicoterapia, continuan siendo el ‘antídoto’ más extendido y aceptado para luchar contra la enfermedad mental. La aproximación psiquiátrica más ortodoxa continua viendo a los trastornos mentales como ‘enfermedades mentales’ en su mayor parte incurables, con un fuerte componente biologicista y fatalista y que, de algún modo, han de ser ‘controladas’ o ‘minimizadas’ a través de la amplia variedad de drogas psiquiátricas que se encuentran disponibles en la actualidad en el mercado farmacéutico.
Más allá de los dogmas establecidos, la realidad que se desprende en la práctica diaria es muy diferente. El descontento entre amplios sectores de los profesionales de la salud mental acerca de las teorías oficiales y su utilidad práctica han provocado que cada vez con mayor intensidad se busquen alternativas más efectivas para ayudar a los pacientes. La investigación más reciente parece avanzar en esta misma dirección. Virtualmente para casi cada trastorno mental existen estudios científicos de calidad que sugieren constantemente la posibilidad de que los factores nutricionales y dietéticos jueguen un papel fundamental, mucho mayor del que se ha sostenido tradicionalmente, en la prevención y/o tratamiento de los diferentes trastornos mentales.
Muchas enfermedades mentales son provocadas, en buena medida, por problemas relacionados con el metabolismo de los neurotransmisores, y muchas drogas psiquiátricas actúan sobre estos mecanismos biológicos optimizando su metabolismo. La depresión, por ejemplo, puede ser provocada entre otras razones por un metabolismo ineficiente de algunos neurotransmisores, determinados antidepresivos sintéticos basan su principal mecanismo de actuación ‘elevando’ la concentración de determinados neurotranmisores en el cerebro. Los aminoácidos, por su parte, son los principales precursores en el metabolismo de los neurotransmisores y otras sustancias químicas responsables de la estabilización del estado de ánimo. La investigacioón reciente ha demostrado la efectividad de la terapia basada en el uso selectivo de ciertos aminoácidos para combatir la depresión en determinados pacientes (Cass, 1998)
A lo largo de los últimos años cada vez más profesionales han ‘descubierto’ que los tratamientos psiquiátricos clásicos no son la única vía posible. Las alternativas terapéuticas naturales gozan cada vez de mayor coherencia y fundamentación científica aunque todavía queda un largo y difícil camino por recorrer. Estas alternativas naturales, herederas directas de los primeros planteamientos de la psiquiatría Ortomolecular, tratan de descubrir y actuar sobre la verdadera raíz del problema en lugar de enmascarlo a través del alivio sintomático y superficial de los síntomas característicos de los diversos trastornos mentales, mediante el uso intensivo de una amplia variedad de psicofármacos, no exentos de efectos secundarios.
Cientos de casos científicamente documentados ‘certifican’ la existencia de personas que se han recuperado satisfactoriamente de trastornos diagnosticados y etiquetados como “enfermedades mentales” cuando lo que en realidad estaban era físicamente enfermos. En el momento en que el orígen de su problema fue detectado y tratado con efectividad, iniciaron el verdadero camino hacia la recuperación definitiva y completa.
A título ilustrativo, sirva como testimonio el ofrecido por el doctor Carl Pfeiffer, uno de los investigadores pioneros en el uso del tratamiento nutricional de los problemas mentales, el cual encontró que cerca del 90% de los pacientes clasificados como ‘esquizofrénicos’ podrían ser ‘socialmente rehabilitados’ a través de estrategias de carácter básicamente nutricional y dietético. Estos mismos pacientes son considerados, por lo general, como incurables por parte de la clase médica oficial y condenados irremediablemente al sometimiento y dependencia de por vida a las drogas psiquiátricas. En mi opinión, aunque quizás el porcentaje sugerido por el doctor Pfeiffer me parezca excesivo, aunque ‘sólo’ fueran la mitad de los sugeridos sería un porcentaje lo suficientemente significativo como para provocar una revisión crítica y radical de los dogmas establecidos por la psiquiatría más tradicional.
Los expertos en nutrición y dietética podrían tener un papel destacado dentro de un equipo multidisciplinar para el tratamiento de los trastornos mentales. Las enfermedades psiquiátricas pueden afectar adversamente la ingestión de comida y el status nutricional del paciente. Del mismo modo, las drogas utilizadas para tratar dichos trastornos pueden afectar de forma significativa el apetito y la función gastrointestinal, y pueden interactuar negativamente con la comida. (Gray y Gray, 1989).
Antes de analizar algunas de las posibilidades terapéuticas que en la actualidad están disponibles, asumiendo como marco de referencia para la intervención la psiquiatría Ortomolecular, examinemos los orígenes históricos y el marco conceptual básico de esta disciplina, requisito esencial para entender la filosofía general y los principios teóricos que sirven de fundamento a las estrategias de intervención específicas que expondré posteriormente.
La psiquiatría ortomolecular: bases históricas y teóricas
El concepto de Medicina Ortomolecular hace referencia a la disciplina científica que utiliza, para la prevención y la eliminación de las enfermedades, la provisión al organismo afectado de cantidades específicas de sustancias presentes de forma natural en el propio cuerpo.
El término ‘Ortomolecular’ fue por primera vez utilizado por Linus Pauling en un artículo publicado en ‘Science’ en 1968. Este artículo describía, por primera vez, los fundamentos teóricos de lo que posteriormente se convertiría en una especialidad, con entidad propia, dentro de la medicina alternativa.
El propio Linus Pauling (1968) lo explicaba en los siguiente términos:
“Los métodos prinicipalmente utilizados en la actualidad para tratar a los pacientes con trastornos mentales son la psicoterapia (el psicoanálisis y los esfuerzos relacionados en proporcionar insight terapéutico y reducir el estrés ambiental) la quimioterapia (fundamentalmente a través del uso de potentes drogas sintéticas como chlorpromazine o productos naturales poderosos extraídos de las plantas como reserpine) y la terapia convulsiva de shock (terapia electro-convulsiva, terapia de coma insulínico y la terapia de shock con pentylenetetrazol). He llegado a la conclusión de que otra aproximación terapéutica, que puede ser denominada como terapia ortomolecular, puede ser de un gran valor, y puede convertirse en la mejor forma de tratamiento para muchos pacientes. ”
-Linus Pauling, Science, April 19, 1968, p. 265
El concepto clave en la Medicina Ortomolecular gira en torno a la idea del papel central de los factores géneticos, no solo en las características físicas de los individuos sino tambien en sus propios procesos bioquímicos y metabólicos internos. Los procesos metabólicos del cuerpo presentan una significativa variabilidad genética en aspectos claves como , por ejemplo, en las concentraciones individuales de ciertas encimas clave o en la eficiencia en el transporte de proteínas. Enfermedades como la arterioesclerosis, el cáncer, la esquizofrenia o la depresión están asociados con anormalidades bioquímicas específicas que son o bien el orígen o bien el factor clave agravante de la propia enfermedad.
Desde el punto de vista de la psiquiatría Ortomolecular, la provisión de determinadas sustancias naturales beneficiosas, en la cantidad y proporción adecuada, como Vitaminas, aminoácidos o Grasas Esenciales, pueden ejercer una labor preventiva y/o modificadora de los desajustes bioquímicos responsables del trastorno mental.
“Variando las concentraciones de sustancias normalmente presentes en el cuerpo humano podremos controlar la enfermedad mental”
-Linus Pauling-
Linus Pauling acuñó el término ‘Ortomolecular’ para hacer referencia a la utilización terapéutica de la concentración de determinadas sustancias presentes habitualmente en el organismo, particularmente nutrientes, para el mantenimiento de la salud y el tratamiento de la enfermedad.
En aquella época, las megadosis de niacina para el tratamiento de la esquizofrenia y el tratamiento dietético de la Hipoglucemia eran los principales focos de interés. Desde entonces el enfoque nutricional en general y la psiquiatría Ortomolecular en particular han avanzado considerablemente y se han erigido como una especialidad con entidad propia en el campo de la práctica médica.
Se reconoce que el funcionamiento adecuado de la mente depende de la presencia en el cerebro de determinadas moléculas provenientes de diferentes sustancias. Por ejemplo, la enfermedad mental, usualmente asociada con la enfermedad física, es consecuencia de una deficitaria concentración en el cerebro de alguna de las siguientes sustancias: tiamina (B1), Ácido Nicotínico o Nicotinamida (B3), piridoxina (B6) Cianocobalamina (B12), Biotina, Ácido Ascórbico y Ácido Fólico. Existe tambien evidencia de que la función mental y el comportamiento se encuentran determinados por los cambios en la concentración en el cerebro de sustancias que están habitualmente presentes en proporciones específicas como el Ácido Glutámico, Ácido Úrico y el Ácido Gamma-Amino-Butírico (Pauling, 1968; Gray y Gray, 1989; Hoffer, 1989; Segala, 2000)
El propio Linus Pauling (1968), definía a la psiquiatría Ortomolecular como:
“El logro y la preservación de la salud mental óptima a través de la provisión al organismo del entorno molecular óptimo, especialmente a traves de la potenciación de los niveles óptimos de concentración de determinadas sustancias, como las vitaminas, habitualmente presentes en el cuerpo humano. ”
La mayoría de los problemas relacionados con los neurotransmisores parecen tener un fuerte base genética y/o biológica e implican dificultades en alguno de los procesos de absorción, metabolismo y almacenamiento de los mismos. Sin embargo a medida que las investigaciones científicas avanzan, los tratamientos bioquímicos disponibles para tratar de corregir posibles dificultades adquieren mayor precisión y eficacia. La terapia nutricional puede ser muy potente y en la mayoría de los casos se encuentra exenta de los efectos secundarios indeseables en un gran número de drogas psiquiátricas. Quizás en un futuro más o menos cercano, y en directa proporción a los avances que se realicen en el conocimiento del funcionamiento del cerebro, la terapia basada en los aspectos nutricionales y dietéticos gane el protagonismo y reconocimiento que merece y que en la actualidad continua sometido al monopolio de los psicofármacos.
A continuación, basándome en las aportaciones originales establecidas por la psiquiatría Ortomolecular en sus orígenes históricos y en las investigaciones científicas realizadas en los últimos años trataré de exponer el papel que desempeñan, tanto los Macronutrinetes como los Micronutrientes esenciales, en la optimización de la salud mental y en la prevención y tratamiento de los trastornos mentales.
Los macronutrientes y la salud mental: proteínas, hidratos de carbono y ácidos grasos
A. PROTEÍNAS Y SALUD MENTAL:EL PAPEL DE LOS AMINOÁCIDOS
Las proteínas son, en esencia, las ‘constructoras’ de nuestro organismo. De ellas se componen, básicamente, los músculos, la piel y los tejidos conjuntivos. Forman la hemoglobina de la sangre. Muchas controlan y posibilitan miles de procesos vitales para el cuerpo. Otras ejercen esenciales trabajos de transporte de hormonas, vitaminas y minerales. Tambien ejercen un papel fundamental en la defensa del organismo (globulinas) y forman un ingrediente fundamental de las membranas y del esqueleto de nuestras células (Rodriguez y Sanchez, 1994).
Los aminoácidos son los ‘ladrillos’ que forman las proteínas. Son necesarios 22 aminoácidos para ‘construir’ los diversos tipos de proteínas implicadas en el crecimiento, reparación y mantenimiento de los tejidos corporales. Once de estos aminoácidos pueden ser fabricados por el propio organismo mientras que los restantes (denominados aminoácidos esenciales) deben provenir de la dieta. La etiqueta de esencial / no esencial no es un reflejo de su importancia, ya que todos ellos son importantes en el mantenimiento de la salud, sino que hace referencia al orígen de los mismos:
1. -Los aminoácidos esenciales incluyen la isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, treonina, triptófano y valina.
2. -El aminoácido, histidina, es considerado como semi-esencial porque el cuerpo no siempre requiere fuentes dietéticas para su fabricación.
3. -Los aminoácidos no esenciales incluyen la arginina, alanina, asparragina, ácido aspártico, cisteina, glutamina, ácido glutámico, glicina, prolina, serina y la tirosina.
4. -Otros aminoácidos, como en el caso de la carnitina, son fabricados a partir de una combinación de otros, en concreto la lisina y metionina.
Ross (1999) en su obra ‘The Diet Cure: The 8-Step Program to Rebalance Your Body Chemistry and End Food Cravings” detaca el papel crucial , que sobre nuestro estado de ánimo ejercen las siguientes cuatro sustancias químicas presentes, en mayor o menor medida, en nuestro cerebro:
1. La Dopamina/Norepinefrina: El Energético Natural.
2. El Ácido Gamma-Amino-Butírico: El sedante Natural.
3. Las Endorfinas: El Calmante del Dolor Natural.
4. La Serotonina: El Estabilizador del Estado de Ánimo.
Si existe un equilibrio adecuado entre estas sustancias clave, nuestro estado de ánimo es más probable que se mantenga ‘estabilizado’. Sin embargo, cuando existe una carencia o un desequilibrio importante o significativo, originan lo que la autora denomina ‘pseudo-emociones’, responsables en buena medida de la mayoría de problemas psicológicos
Estas cuatro sustancias químicas son claves en la regulación de las emociones y dependen , en buena medida, de la ingesta adecuada de proteínas y aminoácidos, ya que en su metabolismo juegan un papel crucial e indispensable.
A partir de la premisa anterior, es fácil suponer el potencial terapéutico que puede representar la suplementación específica de determinados aminoácidos en la dieta diaria del paciente, aminoácidos que podrían funcionarían como auténticos ‘precursores’ en el metabolismo de los neurotransmisores responsables de regular, entre otras cosas, nuestros estados de ánimo (Ross, 1999).
A continuación se analizan algunas de las posibilidades terapéuticas que la suplementación adecuada con determinados aminoácidos –precursores- puede suponer en la regulación de los estados de ánimo y las emociones básicas.
1. La Dopamina y la Norepinefrina: El Energético Natural
La Dopamina es un neurotransmisor que se encuentra implicado en numerosos comportamientos, como por ejemplo:
1. -La enfermedad de Parkinson suele aparecer acompañada de la destrucción de la dopamina, por lo que se suele utilizar para su tratamiento l-dopa, la cual actua como precursora en la producción de dopamina en el cerebro.
2. -La esquizofrenia es tratada con drogas que ‘bloquean’ los procesos bioquímicos relacionados con el metabolismo de la dopamina. Proporcional a la capacidad de bloquear la dopamina es la mejora en la reducción de la esquizofrenia. La hipótesis de la dopamina en la esquizofrenia afirma que existe una excesiva producción de la misma debido a una combinación de aspectos biológicos/genéticos y de algun tipo de factor ambiental desencadenante, hasta la fecha no determinado en su totalidad.
La norepinefrina es un neurotransmisor que, al igual que la Dopamina, se encuentra directamente implicado en una serie de comportamientos clave entre los que destacan:
1. -La norepinefrina juega un papel esencial en la atención y en los niveles de activación general del sujeto. La actividad del sujeto se potencia a través de drogas y/o sustancias que estimulan este neurotransmisor mientras que la intensidad del sueño profundo es inversamente proporcional al nivel de norepinefrina presente en el sujeto.
2. -Los niveles de norepinefrina en el cerebro se reducen de manera significativa en estados de estrés crónico y su reducción contribuye a incrementar los efectos nocivos del mismo.
3. -La norepinefrina esta implicada directamente en la regulación de los estados de ánimo. Algunas de las drogas psiquiátricas más populares para el tratamiento de la depresión (antidepresivos tricíclicos) bloquean la recaptación de la Serotonina.
4. -La norepinefrina es liberada, en forma de hormona, de las glándulas adrenales durante períodos de estrés. Esta norepinefrina Hormonal actúa como un amplificador de la respuesta del sistema nervioso simpático en la conocida respuesta de “huída o lucha” y forma parte esencial de los procesos de adaptación en los momentos de crisis y cambio. De igual forma esta norepinefrina Hormonal es fundamental en los procesos de aprendizaje y en el funcionamiento óptimo de la memoria.
Tanto la Dopamina como la norepinefrina actúan como ‘estimulantes’ en el cerebro y son producidos a través de una serie de reacciones bioquímicas o procesos metabólicos. Los pasos principales en su producción son los siguientes:
1. -Fenilalanina
2. -Tirosina
3. -Dopa
4. -Dopamina
5. -Norepinefrina (o noradrenalina)
6. -Epinefrina (adrenalina)
El cuerpo utiliza la Tirosina como un precursor esencial en el metabolismo de estos neurotransmisores. A partir de la constatación de este hecho, la Tirosina ha sido propuesta como tratamiento para varios trastornos donde la función mental se encuentra afectada y ‘enlentecida’ como en el insomnio o la depresión. Tambien ha sido utilizada para el tratamiento del trastorno por déficit de atención (Bratman y cols. , 2000).
A partir del esquema anterior resulta sencillo presuponer el potencial terapéutico de la suplementación específica con L-Tirosina. La Tirosina es fácilmente sintetizada en el cuerpo a partir de la Fenilalanina y es muy importante en el metabolismo, como precursor directo, tanto de la Dopamina como de la norepinefrina. El Ácido Fólico, la niacina, la Vitamina C y el Cobre son imprescindibles para estimular los procesos metabólicos derivados a partir de la Tirosina.
La Tirosina es conocida como el aminoácido “antidepresivo” aunque sus aplicaciones prácticas incluyen otros aspectos complementarios. Posee un acción antioxidante apreciable, siendo efectiva frente al exceso de radicales libres especialmente presentes en fumadores y personas sometidas a un fuerte estrés. De igual forma la suplementación con L-Tirosina (1-2 gramos diarios) ha sido utilizada en la enfermedad de Parkinson, en la estimulación del deseo sexual y como complemeto en programas de adicción a las drogas y como ayuda para la pérdida de peso. Como antidepresivo, entre 500-1000mg de Tirosina pueden ser tomados dos o tres veces al día. En la medida que la Tirosina posee un efecto más estimulante que antidepresivo, su combinación con 1000-1500mg de L-triptófano antes de dormir podría convertirse en una estrategia terapéutica especialmente eficaz para los trastornos depresivos de intensidad leve a moderada (Haas, 1992).
Además, la Tirosina actua en el funcionamiento de las glándulas adrenales, tiroideas y pituitarias. Se convierte en la hormona tiroidea –tiroxina- la cual ejerce un papel fundamental en el control del metabolismo, la salud de la piel, la salud mental y el crecimiento. La Tirosina es utilizada para combatir la depresión porque actua como precursor directo de los neurotransmisores responsables de transmitir los impulsos nerviosos y esenciales en la prevención de la depresión (Segala, 2000).
La investigación más reciente ha demostrado la eficacia de la terapia basada en los aminoácidos para combatir la depresión. Tanto la Fenilalanina como la Tirosina se han mostrado tan eficaces como la droga antidepresiva imipramina. La Fenilalanina también se ha mostrado eficaz a la hora de reducir el dolor, a través de la potenciación de los niveles cerebrales de endorfinas, las sustancias naturales producidas en el organismo para reducir el dolor. La Tirosina se ha mostrado especialmente eficaz para combatir el síndrome de fatiga crónica. Por último el Triptófano, que el cuerpo convierte en 5-HT (5-hydroxytryptophan) se ha mostrado al menos tan eficaz como los antidepresivos sintéticos utilizados habitualmente (Cass, 1998).
A pesar de sus indudables ventajas, la suplementación con Tirosina debe evitarse, o al menos considerarse con precaución, en los siguientes casos (Bratman y cols. , 2000):
1. -En el caso de personas que esten tomando la siguiente medicación psiquiátrica:
-Inhibidores MAO (monoamina oxidasa).
-Antidepresivos tricíclicos.
-Inhibidores de la recapatación de Serotonina (SSRIs) , como el Prozac.
2. -En el caso de personas que presenten niveles altos de presión sanguinea, distrofia muscular o cáncer.
3. -Personas que sufran de taquicardias o que padezcan de glaucoma.
4. -Personas afectadas de problemas de tiroides, como hipotiroidismo.
2. El Ácido Gamma-Amino-Butírico: El tranquilizante Natural
La siguiente sustancia bioquímica clave en la regulación de nuestros estados anímicos es el AGAB -Ácido Gamma-Amino-Butírico-, definido como algunos como el ‘Valium natural’ (Atkins, 1999; Bratman y cols. , 2000).
El Ácido Gamma-Amino-Butírico, descubierto en 1950, es el más importante y extendido neurotransmisor inhibitorio en el cerebro. La excitación en el cerebro debe estar en constante equilibrio con la inhibición. Demasiada excitación puede provocar irritabilidad, insomnio, intranquilidad e incluso temblores. El Ácido Gamma-Amino-Butírico es capaz de inducir la relajación, la analgesia y el sueño. Los barbitúricos y las benzodiacepinas son conocidos por estimular los receptores de AGAB y de hecho provocan la relajación. Algunos desordenes neurológicos como la epilepsia, los trastornos del sueño y la enfermedad de Parkinson están directamente relacionadas con este neurotransmisor.
El doctor Robert Atkins (1999) en su obra ‘los vitanutrientes’ define a esta sustancia como el tranquilizante perfecto y compara sus efectos con los del Valium en los siguientes términos:
“La imitación puede ser la forma más sincera de adulación, pero para las compañias farmacéuticas es una forma fácil de obtener ganacias a expensas de un nutriente. El AGAB es un tranquilizante nutricional efectivo y perfectamente seguro que algunas personas necesitan para controlar ataques o superar sentimientos depresivos. Sin embargo, la industria farmacéutica eligió inventar el Valium, un medicamento que provoca adicción y se limita a imitar la forma en que funciona el AGAB en el cerebro. ”
El AGAB actua como una auténtica ‘esponja’, absorbiendo el exceso de adrenalina y otros subproductos tóxicos asociados al exceso de estrés e induciendo un profundo estado de relajación y bienestar, sin los efectos secundarios asociados a las drogas convencionales que se utilizan con el mismo propósito (Ross, 1999).
3. Las Endorfinas: Los Calmantes Naturales del Dolor
Según Ross (1998), para muchas personas, comer en exceso ayuda a ‘compensar’ las carencias en sus propios niveles de endorfinas, las sustancias naturales encargadas de reducir el dolor. El dolor (físico y emocional) a lo largo de la vida puede ser insoportable sin la ayuda de estas sustancias naturales. Algunas personas utilizan la comida para reducir esta sensación de dolor o en respuesta a sensaciones de ansiedad y desesperación (narcotización) , convirtiéndose así en auténticos ‘adictos’ a este tipo de comportamientos de ingestión compulsiva de alimentos y que en la mayoría de ocasiones esconde unos niveles deficitarios en los propios niveles de producción de las endorfinas. Puede parecer difícil de creer pero es posible reducir al máximo este tipo de comportamiento a través de la suplementación específica con un tipo especial de aminoácido.
Cualquier ausencia de ‘combustible cerebral’ es interpretado por el cuerpo como una señal de emergencia. Potentes mensajes bioquímicos impulsan al individuo, para compensar esta carencia, a ingerir azucares simples para abastecer de ‘combustible’ al cerebro. Existen sólo dos nutrientes utilizados por el cerebro como combustible básico:
1. Glucosa. Metabolizada a partir de los Hidratos de Carbono.
2. L-Glutamina. Un aminoácido clave disponible en los alimentos protéicos y comercializada como suplemento dietético.
La Glutamina es el gran ‘equilibrador natural’ de la excitación y el letargo. Es una fuente importante de energía para el cerebro y un elemento crucial en la metabolización de diversos neurotransmisores (Atkins, 1999; Ostrander y Schroeder, 1992)).
La Glutamina es una potentísima fuente de energía para la mente. Una vez dentro del cerebro vuelve a convertirse en Ácido Glutámico. Así es como la L-Glutamina puede disminuir la fátiga o ‘niebla’ mental. Al funcionar como un auténtico ‘combustible’ cerebral puede ser de especial ayuda para las personas aquejadas de hipoglucemia. Según el neúrologo y especialista en envejecimiento Vernon Mark, el bajo nivel de azúcar en sangre es una de las causas más importantes del deterioro de la memoria, factor que es fácilmente combatido con el consumo de L-Glutamina como fuente básica de energía para la mente.
El doctor Roger Williams recomienda de uno a cuatro gramos al día. El doctor H. L. Newbold aconseja lo siguiente “Si quiere usted tomarla sólo para un potencial estímulo, empiece con una cápsula de 200mg tres veces al día, aumentando a dos cápsulas tres veces al día la segunda semana. Si está intentando controlar la bebida o los excesos con los dulces, tome 1000mg tres veces al día. ” El experto en nutrición Carlton Fredericks informa que un gramo de Glutamina al día producirá impresionantes mejoras en la capacidad de aprender, retener y recordar (Ostrander y Schroeder, 1992)
4. La Serotonina: El Estabilizador Natural del Estado de Ánimo
La Serotonina es un neurotransmisor esencial que se encuentra implicado, entre otros, en los siguientes aspectos clave relacionados con la salud mental:
1. -Los trastornos del estado del ánimo son tratados de forma efectiva con drogas que específicamente bloquean la recaptación de Serotonina, como por ejemplo el caso de la fluoxetina (Prozac). La eficacia de este tipo de drogas para inhibir el proceso de recaptación sugiere la posibilidad del papel decisivo que ejerce el metabolismo de la Serotonina en los trastornos del estado de ánimo.
2. -El apetito es reducido de forma significativa tras la administración de drogas que elevan el nivel de Serotonina en el cerebro, por lo que se han convertido en herramientas terapéuticas muy populares en el tratamiento de la obesidad. Las drogas que ejercen el efecto contrario, impulsan al individuo a incrementar de manera significativa la necesidad de ingerir cantidades extra de carobohidratos. A pesar de que la relación es más que compleja, parece plausible la hipótesis que relaciona los niveles de Serotonina en el cerebro con la regulación del apetito.
3. –La violencia, los comportamientos agresivos y las conductas suicidas han sido asociadas reiteradamente a unos niveles de Serotonina en el cerebro significativamente inferiores a los encontrados en personas ‘normales’.
4. -El potencial terapéutico ofrecido en el tratamiento del insomnio por el Triptófano (precursor directo de la Serotonina) sugiere la posibilidad de la relación directa entre los niveles de Serotonina en el cerebro y la inducción al sueño.
Los procesos bioquímicos implicados en el metabolismo de la Serotonina se resumen, esquemáticamente, en la siguiente secuencia básica:
1. L-Triptófano
2. Triptófano Hidroxilasa
3. 5-HTP (5-Hidroxi-Triptófano)
4. Aminoácido Aromático Descarboxilasa
5. Serotonina (5-Hidroxi-Triptamina)
Posteriormente, una parte de la Serotonina es transformada en melatonina, la hormona promotora del sueño, a través de los siguientes pasos:
6. N-Acetil Transferasa (NAT)
7. N-Acetil-Serotonina (NAS)
8. melatonina
La Serotonina, quizás la mejor conocida de las cuatro sustancias químicas clave reguladoras de nuestro estado de ánimo, es sintetizada a partir del aminoácido L-Triptófano. En la medida que son pocos los alimentos que contienen elevadas cantidades del mismo, es uno de los primeros nutrientes que sufren serios déficits como consecuencia de las dietas inadecuadas y/o excesivamente rigurosas.
Estudios recientes (Ross, 1998) muestran que los niveles de Serotonina descienden peligrosamente a partir de las 7 horas de privación en el suministro de L-Triptófano. Probablemente las deficiencias en los niveles de Serotonina sean las más fáciles de desarrollar, en la medida que el Triptófano es un aminoácido no excesivamente presente en la mayoría de alimentos y el cuerpo sólo puede sintetizar Serotonina a partir de ese nutriente específico.
Como es fácil deducir de lo anteriormente expuesto, el Triptófano es funcionalmente muy importante y ha sido extensamente utilizado para tratar una variedad de trastornos. La Vitamina B-6, la Vitamina C, el Ácido Fólico y el Magnesio son necesario en el metabolismo del Triptófano. Actua como un precursor directo de un neurotransmisor vital, la Serotonina, que influye sobre los estados de ánimo y el sueño, y los niveles de Serotonina están directamente relacionados con la ingestión de Triptófano (Ross, 1998)
En cierto modo el Triptófano, además, puede considerarse como una ‘vitamina esencial’ ya que es el precursor directo de la Vitamina B-3 (Niacina). Una deficiencia de Triptófano combinada con una ingesta inadecuada e insuficiente de Vitamina B-3 pueden precipitar problemas diversos como dermatitis, diarrea, demencia e incluso la muerte. Niveles significativamente bajos de Triptófano son encontrados habitualmente en los pacientes aquejados de Alzheimer y puede tener una relación directa con otros trastornos de naturaleza psicológica (Haas, 1992).
En su best-seller ”Listening to Prozac”, el doctor Peter Kramer explica que cuando los niveles de Serotonina descienden, los niveles de autoestima del sujeto disminuyen proporcionalmente, indepencientemente de otras circunstancias personales o ambientales. Esos sentimientos son lógicamnete atribuibles como consecuencia de la no ingestión de los alimentos, ricos en proteína, que mantienen altos los niveles de Serotonina. En el caso de las mujeres con anorexia nerviosa comienza un círculo vicioso extremadamente peligroso. Presentan una tendencia a hacer dieta con mayor rigor con la esperanza de que el hecho de estar más delgadas les devolverá la autoestima perdida. Desafortunadamente no son conscientes de que nunca estarán lo suficientemente delgadas para satisfacer a su mente, hambrienta de nutrientes esenciales. Más y más personas en todo el mundo están experimentando este desagradable efecto secundario de sus dietas incontroladas y desequilibradas sobre sus mentes. Reestablecer de forma urgente los niveles de Serotonina en el cerebro puede ser, en algunas circunstancias, cuestión de vida o muerte. Los suicidios y los crímenes violentos están estrechamente relacionados, entre otras causas, a uno niveles bajos de Serotonina en el cerebro. De igual forma las obsesiones compulsivas y los sentimientos de auto-desprecio característicos de anoréxicos y bulímicos están claramente asociados con sus niveles de Serotonina en el cerebro (Ostrander y Schroeder, 1992; Ross, 1998).
drogas tan populares como el Prozac son denominados, en terminología psiquiátrica, inhibidores de la recaptación de Serotonina (SSRIs) ya que su mecanismo de acción fundamental consiste en mantener ‘activos’ los niveles de Serotonina presentes en el sujeto. Sin embargo se muestran incapaces de incrementar los niveles de Serotonina, por lo que el sujeto, además de padecer sus efectos secundarios, no consigue incrementar sus niveles de Serotonina, ya de por sí excesivamente reducidos.
Antes de la eclosión de este tipo de drogas, el L-Triptófano era comúnmente usado para incrementar los niveles de Serotonina. Durante décadas los expertos en nutrición y dietética y algunos psiquiatras de orientación alternativa lo recomendaban entusiásticamente, con resultados satisfactorios, para combatir la depresión y normalizar los patrones de sueño, sin apreciar efectos secundarios de ningún tipo.
Sin embargo, en 1989, la existencia de algunos lotes de L-Triptófano en mal estado, producto de procesos de fabricación defectuosos, provocó algunas muertes e hizo cundir la alarma que condujo a la FDA norteamericana a prohibir de manera radical la distribución de este producto natural, a pesar de que se demostró que ningún otro lote de otros fabricantes presentaron problemas significativos.
Desafortunadamente con la producción comercial de L-Triptófano forzosamente paralizada, drogas como Prozac, Zoloft y Redux se han convertido (para alegría de las grandes empresas farmacéuticas) en las herramentas terapéuticas de elección para combatir los niveles deficitarios de Serotonina. Sin embargo este tipo de drogas proporcionan solo un beneficio temporal e incompleto y a menudo se encuentran asociadas con peligrosos efectos secundarios. Afortunadamente a partir de 1996, algunas empresas volvieron a proporcionar L-Triptófano (bajo prescripción médica) y una nueva versión del mismo, el 5-HTP (5-hydroxytryptophan), se empezó a comercializar desde 1998 sin aparente oposición por parte de la FDA en Estados Unidos.
B. HIDRATOS DE CARBONO Y SALUD MENTAL:LA HIPOGLUCEMIA
1. -El concepto de Hipoglucemia
Los hidratos de carbono son la principal ‘fuente de combustión’ para obtener energía en el organismo humano. Los carbohidratos se pueden clasificar en monosacáridos (ribosa, glucosa, fructosa y galactosa) disacáridos (maltosa, lactosa y sacarosa) y polisacáridos (inulina, amilosa, almidón y glucógeno).
Los carbohidratos, tanto los simples como los complejos, son la principal fuente dietética de glucosa para el organismo. Durante la digestión, la glucosa es absorbida por la corriente sanguínea –azúcar en sangre- que la transporta a cada célula del cuerpo. La glucosa que no ha sido utilizada es almacenada como glucógeno en el hígado. La cantidad de glucosa en la sangre es controlada, principalmente por la insulina y el glucagón. Una excesiva/reducida secreción de estas sustancias provocan que el nivel de azúcar en sangre descienda demasiado (Hipoglucemia) o se eleve en exceso (Hiperglucemia). Otras sustancias químicas que mediatizan el nivel de azúcar en sangre son el cortisol, la hormona del crecimiento y las catecolaminas -epinefrina y norepinefrina-(Morrison y Hark, 1995).
El estrés es acusado a menudo de ser el principal responsable de la ansiedad, la depresión y la fatiga pero, aunque el estrés tiende a agravar cualquier situación, lo cierto es que en ocasiones la causa de estos problemas tiene un orígen biológico, y la Hipoglucemia es una de los responsables biológicos más comunes y menos reconocidos(Krimmel y Krimmel, 1992; Light, 1983; Service 1995).
La Hipoglucemia es producto de un anormal metabolismo del azúcar que produce niveles excesivamente bajos de azúcar en sangre. Paradójicamente una de las causas que puede originar esta condición es el consumo excesivo de azúcar o carbohidratos simples. Otros factores etiológicos incluyen una insuficiencia adrenal, problemas de absorción intestinal, trastornos hepáticos o pancreáticos y niveles bajos de progesterona. La deficiencia en ciertos aminoácidos y en minerales como el Cromo, el manganeso y el Potasio también pueden provocar Hipoglucemia. Se ha asociado de igual forma a otros problemas y desordenes metabólicos menos comunes y, en ocasiones, por la presencia de tumores cancerígenos (Morrison y Hark, 1995).
El tipo más común de Hipoglucemia, conocida como funcional, fue descubierto en personas diabéticas en 1923 por el Dr. Seale Harris. Las dos causas primarias de Hipoglucemia son:
1. -Escesiva estimulación de la producción pancreática de insulina provocada por el consumo de grandes cantidades de hidratos de carbono refinados, cafeína u otro tipo de estimulantes artificiales.
2. -Fallo de la respuesta pancreática para ajustar su producción de insulina tras responder a un incremento en los niveles de azúcar en sangre, provocada por la ingestión excesiva de determinados nutrientes.
La Hipoglucemia, por lo tanto, es producto de la incapacidad del cuerpo para regular apropiadamente los niveles de azúcar en sangre, provocando que el nivel de azúcar en sangre sea excesivamente bajo o disminuya de manera excesivamente brusca.
El sistema nervioso es extremadamente sensible a los cambios en el nivel de azúcar en sangre, por lo que los síntomas comunes y característicos de la Hipoglucemia incluyen nerviosismo, irritabilidad, cansancio, depresión y dolores de cabeza.
Los niveles de azúcar en sangre -concretamente la glucosa- junto con la Glutamina son el ‘combustible’ esencial para cualquier operación mental y actividad física, incluyendo la actividad muscular. Si el combustible disponible es inadecuado y/o excesivamente escaso, cualquier actividad física o mental puede comenzar a resentirse. Además, las desequilibrios glandulares producidos como respuesta al tratar de regular los niveles de azúcar, provocan sus propios síntomas. Especialmente importantes son los provocados por el exceso de adrenalina, usualmente percibidas por el sujeto como ansiedad y que en algunas ocasiones provocan comportamientos agresivos y/o violentos.
2. -El diagnóstico de la Hipoglucemia
Existen pruebas médicas estandarizadas, como el test de tolerancia a la glucosa, para el diagnóstico adecuado de la Hipoglucemia. No obstante la aplicación correcta de las mismas, su grado de disponibilidad y su, en ocasiones, interpretación rígida genera algunos problemas de carácter práctico.
A efectos del presente trabajo, me centraré en el análisis de los síntomas característicos de la Hipoglucemia, claves prácticas que el propio sujeto puede aprender a utilizar para controlar sus propios progresos e introducir las modificaciones oportunas.
A continuación se presentan los síntomas característicos de la Hipoglucemia. Aunque agrupados en dos categorías básicas (psicológicos y físicos) en la práctica ambas categorías se suelen solapar (Krimmel y Krimmel, 1992; Service 1995):
Síntomas psicológicos:
-Ansiedad, de intensidad variable.
-Comportamiento antisocial / aislamiento / retraimiento.
-Fobias específicas.
-Nerviosismo. irritabilidad.
-Depresión.
-Incapacidad para descansar adecuadamente.
-Comportamientos con rasgos obsesivo-compulsivos.
-Problemas de memoria.
-Dificultades de concentración.
-Pesadillas y terrores nocturnos.
Síntomas físicos:
-Dolores de cabeza.
-Taquicardias.
-Fatiga y debilidad generalizada.
-Calambres musculares y temblores.
-Patrones de sueño irregulares.
-Cambios peso corporal.
-Ingestión compulsiva de dulces, colas, cafés o alcohol .
-Visión borrosa.
-Mareos y/o pérdidas del conocimiento.
-Disminución deseo sexual.
-Dolor articulaciones.
3. -Estrategias de Intervención frente a la Hipoglucemia
El objetivo fundamental en el tratamiento de la Hipoglucemia es ralentizar/estabilizar el proceso de absorción de la comida en el organismo. Para lograr este objetivo la estrategia más efectiva y viable consiste en la modificación de los hábitos alimenticios del paciente a través del seguimiento de una serie de principios básicos.
1. Limitar el Consumo de Hidratos de Carbonos Simples.
Se trata de los alimentos altos en azucares de rápida absorción como la miel, productos de confitería, las galletas, caramelos, pasteles, golosinas. . . . .
2. Incrementar el Consumo de Carbohidratos Complejos.
Este tipo de hidratos de carbono son absorbidos mas lentamente que los anteriores y no provocan cambios bruscos en los niveles de azúcar en sangre. Ejemplos de este tipo de alimentos son el pan, los cereales, el arroz, la pasta, los vegetales o las legumbres.
3. Incrementar el Consumo de Fibra.
El objetivo perseguido con el consumo de fibra es ‘ralentizar’ la absorción y metabolismo de los carbohidratos, al combinar ambos en una misma comida.
4. Consumir Pequeños ‘Snacks’ entre Comidas y Antes de Dormir.
Seis pequeñas comidas al dia son recomendables, con un intervalo medio de entre 2 y 3 horas. La composición básica recomendad sería la formada por productos altos en proteínas, bajos en grasa y con un considerable aporte de fibra.
5. Disminuir el Consumo de Grasas.
Una dieta alta en grasa se ha demostrado que interfiere con la producción corporal de insulina. Dado el alto contenido calórico de las grasas, su sustitución por fuentes de carbohidratos complejos contribuirá en la reducción de peso.
6. Evitar Bebidas que Contengan cafeína.
El consumo de cafeína, en algunas personas, reproduce los síntomas típicos de la hipoglucemia e incluso puede empeorarlos. La cafeína no s&
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