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Mobbing: Un siniestro estresor laboral.

Autor/autores: Nora Koszer
Fecha Publicación: 01/03/2006
Área temática: Ansiedad, Trastornos de ansiedad y relacionados con traumas y factores de estrés .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

El objetivo del presente trabajo es reflexionar acerca del acoso moral laboral, también denominado mobbing, bullying, psicoterror u hostigamiento psicológico, tema de creciente actualidad que nos incluye como profesionales y trabajadores de la salud y que tiene implicancias psicológicas, médicas, sociales, legales y éticas. El mobbing es una situación donde una persona se ve sometida en su trabajo por otra u otras, a una serie reiterada y prolongada de conductas hostiles. Se trata de un grave estresor psicosocial que trae aparejado niveles alarmantes de estrés crónico que pueden desencadenar un síndrome de desgaste profesional, burnout, además de otras enfermedades psicobiológicas. Es una patología vincular compleja, agresiva, con componentes sado masoquistas y psicopáticos, que se desarrolla en los distintos escenarios donde transcurren las relaciones interpersonales.

En el área de la salud hay una llamativa y alta prevalencia de mobbing en médicos, investigadores, enfermeras y demás personas comprometidas con estos tipos de trabajo. Vulnerabilidad y resiliencia, estrés laboral y síndrome burnout, están vinculados al mobbing. Todos ellos son tópicos complejos de etiopatogenia polideterminada, que requieren abordajes multimodales e interdisciplinarios, integrados e integrales, sin fundamentalismos científicos. Es de nuestro interés y responsabilidad como agentes de salud comprender que el acoso laboral, debe ser conocido, diagnosticado, tratado y difundido. La persona afectada suele no darse cuenta de que está padeciendo un hostigamiento, se presenta a la consulta con una sintomatología psicosomática cuyo origen ignora. Necesitamos con urgencia prevenir y abordar el tratamiento de esta grave epidemia contemporanea, esta patología de la violencia vigente en nuestros pacientes y en nuestra propia vida profesional.

Palabras clave: Mobbing, estrés


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Mobbing: Un siniestro estresor laboral.

Nora Koszer.

Médica psiquiatra y psicoanalista.  
Buenos Aires. República Argentina

Resumen

El objetivo del presente trabajo es reflexionar acerca del acoso moral laboral, también denominado mobbing, bullying, psicoterror u hostigamiento psicológico, tema de creciente actualidad que nos incluye como profesionales y trabajadores de la salud y que tiene implicancias psicológicas, médicas, sociales, legales y éticas. El mobbing es una situación donde una persona se ve sometida en su trabajo por otra u otras, a una serie reiterada y prolongada de conductas hostiles. Se trata de un grave estresor psicosocial que trae aparejado niveles alarmantes de estrés crónico que pueden desencadenar un síndrome de desgaste profesional, burnout, además de otras enfermedades psicobiológicas. Es una patología vincular compleja, agresiva, con componentes sado masoquistas y psicopáticos, que se desarrolla en los distintos escenarios donde transcurren las relaciones interpersonales. En el área de la salud hay una llamativa y alta prevalencia de mobbing en médicos, investigadores, enfermeras y demás personas comprometidas con estos tipos de trabajo. Vulnerabilidad y resiliencia, estrés laboral y síndrome burnout, están vinculados al mobbing. Todos ellos son tópicos complejos de etiopatogenia polideterminada, que requieren abordajes multimodales e interdisciplinarios, integrados e integrales, sin fundamentalismos científicos. Es de nuestro interés y responsabilidad como agentes de salud comprender que el acoso laboral, debe ser conocido, diagnosticado, tratado y difundido. La persona afectada suele no darse cuenta de que está padeciendo un hostigamiento, se presenta a la consulta con una sintomatología psicosomática cuyo origen ignora. Necesitamos con urgencia prevenir y abordar el tratamiento de esta grave epidemia contemporanea, esta patología de la violencia vigente en nuestros pacientes y en nuestra propia vida profesional.


Introducción

En las sociedades de nuestro mundo occidental altamente industrializado, el lugar de trabajo constituye el último campo de batalla en el que una persona puede matar a otra sin ningún riesgo de llegar a ser procesado ante un tribunal.  Heinz Leymann ( 1932 – 1999 )

El objetivo del presente trabajo es invitar a los Colegas a conocer, detectar y tratar el acoso psicológico laboral, también denominado mobbing, bullying, psicoterror u hostigamiento psicológico, tema de creciente actualidad que nos incluye como profesionales y trabajadores de la salud y que tiene implicancias psicológicas, médicas, sociales, legales y éticas.  

El mobbing es una situación donde una persona se ve sometida en su trabajo por otra u otras, a una serie reiterada y prolongada de conductas hostiles. Se trata de un grave estresor psicosocial que trae aparejado niveles alarmantes de estrés crónico que pueden desencadenar un síndrome de desgaste profesional, burnout, además de otras enfermedades psicobiológicas.

Es una patología vincular compleja, agresiva, con componentes sádicos, masoquistas y psicopáticos, que se desarrolla en los distintos escenarios donde transcurren las relaciones interpersonales, familia, colegios, trabajos y otros grupos de relación.  

Diversos autores han estudiado el área de la salud encontrando en las instituciones sanitarias estatales y privadas, una llamativa y alta prevalencia de mobbing en médicos, investigadores, enfermeras y demás personas comprometidas con este tipo de trabajos. Los Hospitales, Asociaciones Profesionales, Universidades, Fundaciones de Beneficencia, son los lugares donde suelen desarrollarse estos padecimientos de acoso psicológico. Luego describiré una breve viñeta de un caso personal de mobbing, sucedido en una Obra Social hace varios años atrás. (1)

El tema del mobbing me permite también reflexionar acerca de la vulnerabilidad y la resiliencia, el estrés laboral y el síndrome burnout. Todos ellos son tópicos complejos de etiopatogenia polideterminada, que requieren abordajes multimodales e interdisciplinarios, que demandan de investigaciones y propuestas de prevención y tratamiento cada vez más integradas, integrales y eficaces.

He observado que en los últimos años se han incrementado las consultas por las repercusiones de las condiciones laborales, sociales y económicas en la salud de las personas.  

Es de nuestro interés y responsabilidad como agentes de salud tratar estas cuestiones, que a veces sobrepasan la sesión de una psicoterapia o el acto médico tradicional y nos incluyen en otros terrenos y disciplinas. Creo que sin fundamentalismos científicos podemos intentar comprender y dar una respuesta a los problemas que nos traen nuestros pacientes desde su compleja unidad biopsicosocial y también prepararrnos para integrarnos con otros profesionales, en el cada vez más necesario abordaje ensamblado, multiconceptual e interdisciplinario.


Consideraciones temáticas

Reitero que el tema del acoso debe ser conocido, identificado, tratado y difundido.  
Se trata de un siniestro estresor laboral, tomé el término siniestro aludiendo al trabajo de Freud (1919) (2) sobre lo siniestro, traducción en castellano de Rosenthal , o lo ominoso traducido por Strachey, en alemán “Das Unhemliche”, éste corresponde a la transformación de lo familiar (Hemlich), en lo opuesto, (Unhemliche), en algo extraño y destructivo, lo ominoso seria siempre algo ajeno dentro del cuál uno no se orienta. Genera incertidumbre, desconfianza y una forma de angustia caracterizada por el terror.  

En el mobbing la conocida cotidianidad laboral se transforma por causa del acosador en una extraña pesadilla, en un creciente malestar que suele culminar en un estado terrorífico y fóbico referido al ámbito laboral. El trabajo se torna estresante y traumático.

Sabemos que en los seres vivientes el estrés es un mecanismo normal e inevitable de adaptación.
aunque no hay una definición que satisfaga a todos los autores, los aportes al tema provienen de diversas disciplinas. La respuesta de estrés es multifacética y se manifiesta simultáneamente en varias áreas: fisiológica, cognitiva, emocional, comportamental e interaccional.
El concepto de estrés fue variando, primero el énfasis estuvo puesto en la respuesta del organismo Selye observando esta respuesta enunció el conocido síndrome General de adaptación (SGA) con sus tres etapas típicas: de alarma, resistencia y agotamiento.

Luego las definiciones se centraron en los estresores y finalmente Lazarus (3) y otros investigadores elaboraron el enfoque interaccional, incorporando las nociones de evaluación cognitiva y percepción amenazante. Esta última conceptualización abrió las puertas a la importancia de las consideraciones psicológicas en los procesos de estrés. (4)

El marco teórico del psicoanálisis (5) nos permite entender o intentar definir el estrés en los siguientes términos: cuando en ocasión de estímulos externos o internos, el Aparato psíquico puede descargar o ligar el quantum de excitación y los mecanismos de defensa del Yo operan eficazmente, estamos en el territorio del estrés o síndrome General de adaptación (SGA), en sus dos primeros estadios. Si la intensidad de las repercusiones provocadas rompe la barrera de protección anti-estímulo y el Yo pierde su capacidad de ligadura y cualificación, nos encontramos en una situación diferente descripta como Distrés o fase de agotamiento del SGA.

La primera tarea del aparato psíquico es dominar, ligar, controlar el monto de excitación, si este es excesivo se produce la ruptura del escudo protector se pierde la capacidad de pensar, significar, esto implica la imposibilidad de psicologizar un afecto desbordante nos encontramos con un Yo debilitado que no puede utilizar adecuadamente sus mecanismos de defensa. En este caso, el Yo reacciona con angustia automática ya que la angustia señal no pudo ser implementada o no fue eficaz, estamos en el terreno del trauma psíquico base metapsicológica del distrés mental.

La persistencia de la noxa amenazante estresante más allá de las posibilidades de adaptación, lleva al estrés crónico y nocivo. (6) Cuando las demandas o exigencias de adaptación superan los recursos de afrontamiento el organismo se agota, se desequilibra, se estresa y puede enfermarse.

Una de las fuentes de demandas o estresores es el ámbito laboral.  

El estrés laboral es hoy en día un tema candente que nos incluye como Profesionales y Trabajadores de la salud. (7) (8).  

Desde una perspectiva integradora, el estrés laboral puede definirse como un conjunto de reacciones emocionales, cognitivas, fisiológicas y conductuales, ante ciertos aspectos nocivos del contenido, la organización o el entorno de trabajo. Es un estado que se caracteriza por altos niveles de angustia, con la frecuente sensación de no poder hacer frente a la situación.  

La continua percepción amenazante puede derivar en estrés crónico que lleva al desgaste laboral, a mi entender, el máximo exponente de distrés mental y una de las posibles consecuencias de un mobbing laboral.

Actualmente el diagnóstico de trabajador agotado o “quemado”, es tan frecuente que se está convirtiendo en una insidiosa epidemia. Vivimos una realidad que nos sumerge en una degradación socioeconómica con todo lo que implica una cruel globalización y una exacerbación de la violencia en la convivencia humana, que llega a límites escalofriantes poniendo en peligro hasta la supervivencia de la especie.  

Los efectos de esta realidad en las personas depende de su estado de vulnerabilidad, que es producto de la predisposición genética, de las vivencias infantiles, las vivencias actuales, la personalidad, los mecanismos de defensa y de su bagaje de recursos de afrontamiento y resiliencia.

Los grados de estrés, de salud y enfermedad presentes en cada uno y en un momento dado son el resultado del interjuego entre vulnerabilidad y demandas de la realidad internas y/o externas.

El constructo Burnout o síndrome de desgaste laboral fue descripto inicialmente en los profesionales y operadores de la salud por Freudenberger, Maslach y Jackson en la década del 70, ellos enunciaron la típica triada clínica de agotamiento psicofísico, despersonalización y descenso de la autoestima. Para Maslach son las inadecuadas demandas emocionales auto y hetero impuestas, imposibles de satisfacer las que producen la vivencia de fracaso personal tras desarrollar un excesivo compromiso emocional en el trabajo.  

Pines, Kafry y Aronson (1981) extendieron su aplicación al resto de los trabajadores 

En los años siguientes numerosos autores siguieron aportando estudios sobre este síndrome(9) (10) (11) (12).  
Gil-Monte y Peiró (1997) diferenciaron un estado de burnout de un proceso de burnout. La primera es un estado clínico al que llega el sujeto como consecuencia del estrés laboral crónico y la segunda es un proceso dinámico, interactivo, donde se movilizan estrategias de afrontamiento y selección de conductas adecuadas para mejorar la búsqueda de soluciones para hacer frente a las demandas psicosociales; la insuficiencia o el fracaso de estos intentos derivan en el estado de burnout.

Si bien los factores estresantes no afectan a todos por igual, hay que tener en cuenta que cuando los factores psicosociales son intensos, es menor la importancia de la vulnerabilidad individual.  

Tal es el caso del “mobbing” término en su inicio usado en los países nórdicos y luego popularizado a nivel internacional; son sinónimos acoso moral laboral ó acoso psicológico u hostigamiento psicológico en autores de habla hispana y francesa; psicoterror en alemania; ijime en japón; harassment en EEUU; o el bullying de los ingleses.  

El mobbing es considerado cada vez más un severo estresor laboral, una epidemia del sigo XXI, ya incorporado a la legislación jurídica de países como Francia y Suecia. (13) (14) 

Se aplica a situaciones grupales en las que un sujeto es sometido a persecución, agravio o presión psicológica por uno o varios miembros del grupo al que pertenece, con la complicidad o aquiescencia del resto.  

La expresión mobbing proviene del verbo inglés to mob, que significa atacar, agredir, maltratar, asediar a algo o a alguien en masa. Por el otro lado mob como sustantivo significa muchedumbre, manada, grupito, gentío. Mob con mayúscula significa mafia.

En un principio el término fue utilizado por el etólogo Konrad Lorenz para referirse al ataque de una coalición de miembros de una especie contra otro miembro de la comunidad o para echar a un intruso.  

La denominación fue recuperada por el médico sueco Peter Paul Heinemann, que en 1972 publicó un libro sobre mobbing que aborda el problema de la violencia de grupo en los niños.  

En los 80, el psicólogo alemán naturalizado sueco, pionero del constructo, Heinz Leymann enunció el concepto de mobbing estudiando la conducta humana en las organizaciones laborales.  

En 1993, Leymann divulga su libro sobre mobbing laboral, traducido a varios idiomas. (15)

Si bien no hay una definición internacional unificada, diversos investigadores y organismos van circunscribiendo progresivamente este fenómeno.

La definición aceptada por la legislación sueca y elaborada por la Agencia Sueca para la mejora del Entorno Laboral (AFS) (1993), lo describe como “una serie de acciones recurrentes censurables o claramente negativas que van dirigidas contra empleados concretos de manera ofensiva y pueden tener como consecuencia la marginación de estos empleados de la comunidad laboral”.  

Marie France Hirigoyen, psiquiatra y psicoanalista francesa, conocida en nuestro país por sus libros sobre el tema, lo define (2001) (16)

“ el acoso moral en el trabajo se define como toda conducta abusiva(gesto, palabra, comportamiento, actitud …) que atenta, por su repetición o sistematización, contra la dignidad o la integridad psíquica o física de una persona, poniendo en peligro su empleo o degradando el ambiente de trabajo”.

Heinz Leymann elaboró un cuestionario “Leymann Inventory of Psychological Terrorization, LIPT”, 1996, conocido como las 45 preguntas de Leymann. El autor establece el diagnóstico de mobbing contra una persona cuando está expuesta al menos a una actuación negativa, de las enunciadas en las preguntas, cada semana durante un período mínimo de seis meses.  


Hay que hacer el diagnóstico diferencial ( Shuster, 1996) con el rechazo social, donde el individuo es excluido pero no perseguido y la desatención social donde el sujeto es ignorado.

Además lo diferenciamos del estrés por exceso de trabajo, por competitividad empresarial, por mantener un conflicto con un compañero o por las demandas de un Jefe exigente y perfeccionista.  

Las motivaciones para desencadenar el mobbing contra un trabajador suelen ser variadas, como por ejemplo para justificar un despido, desplazar a la víctima para darle el puesto a otro, chantajearla para que acceda a hacer ilícitos, para que se jubile, ahorrarse una indemnización, aislar a alguien que pueda hacer sombra al acosador, aislar a una persona que es contraria a la cultura que el acosador impone al grupo, para satisfacer la apetencia dañina de un acosador sádico. (17)

Si bien el acoso siempre existió ahora se le está prestando especial atención por el creciente número de casos detectados. En España lo padecen entre el 5 y el 15% de la población activa.

Un campo fértil para este tipo de patologías vinculares son las empresas donde impera el “todo vale” de unos contra otros; también en organizaciones cerradas, burocráticas, donde se privilegia más el poder y el control que la productividad y la eficiencia o el dinero por sobre las relaciones humanas.  

Hay algunas empresas que tienen estrategias de gestión basadas en el miedo, este es un buen caldo de cultivo para la instalación de vínculos agresivos, que a su vez favorecen la aparición de situaciones de acoso.  

El devenir de los conflictos provocados por estas circunstancias pueden ser fuente y origen de un proceso que conduce a la pérdida de las identificaciones estructurantes ya adquiridas y consolidadas. Cuando ello acontece nos encontramos con distintos tipos de perturbaciones que no se originan primariamente en un conflicto estructural entre instancias psíquicas sino que se deben a una articulación alienante del individuo con su medio, la cual en ciertas circunstancias se le ha hecho siniestra. Este malestar siniestro no actúa como factor desencadenante solamente, sino que posee en sí mismo una auténtica potencia generadora de alienación mental, es decir que provoca por sí mismo una ruptura de la homeostasis narcisista del individuo en equilibrio psíquico.  

El imperio del miedo induce al individualismo, a estar a la defensiva desconfiando de todo el mundo, a atacar antes de ser atacado, entre tantas otras cosas negativas.

Los resultados de todas las encuestas confirman que el mobbing surge con mayor facilidad en los contextos particularmente sometidos al estrés.

Hirigoyen afirma que todos los estudios señalan que el sector médico está particularmente expuesto; el hospital se ha convertido en una empresa en la que cada día hay más volumen de trabajo y se exige mayor productividad ocasionando en el personal sanitario cada vez más estrés.

Estas condiciones laborales, la falta de suficientes puestos rentados, las restricciones económicas para la investigación, hacen que la envidia, la rivalidad, el miedo a perder lo que se tiene, los celos profesionales, las luchas de poder entre colegas generen espacios adecuados para la germinación de relaciones agresivas y el imperio de la ley de la selva. El contacto con la enfermedad y la muerte también nos afecta intensificando y cronificando este estrés.

Pueden ir apareciendo los síntomas típicos del burnout, algunos profesionales se desmotivan con falta de interés creciente hacia el paciente, cediendo a la negligencia incluso a la agresividad.  

En los centros de asistencia a discapacitados o ancianos, el maltrato de los pacientes a veces está institucionalizado; a los que se les ocurre denunciarlo tienen un casi seguro futuro de acoso. En el sector privado la lucha por la rentabilidad es aún más sanguinaria y en las asociaciones profesionales y caritativas sobresale la lucha por la toma del poder.
Tim Field en Inglaterra estudió el mobbing en los sistemas de salud. Una investigación realizada entre más de 1000 integrantes del personal sanitario de todo tipo, señala que el 38 % de ellos ha sufrido alguna forma de acoso psicológico y el 42 % fue testigo de conductas tiránicas ejercidas sobre sus colegas.  

La viñeta prometida (1) alude a una situación de acoso psicológico vivida en una obra social cuando se quiso cambiar la forma de asistencia psicológica, en el sentido de una restricción en las prestaciones otorgadas a los afiliados. Se cambió al Jefe de Salud Mental por otro con características psicopáticas, sádicas, un típico personaje MIA (mediocre-inoperante-activo), que inició un hostigamiento dirigido a los profesionales más antiguos y formados que terminó con el despido de la mayoría de ellos, porque no aceptaron centrar las psicoterapias en el consumo de sesiones en lugar de centrarlas en las necesidades y beneficio de los pacientes, como corresponde a una buena praxis. En este caso la institución eligió y amparó a este personaje porque la disminución en los gastos médicos (se sumó una reducción de honorarios) fue destinada a una inversión en ladrillos, construyendo e inaugurando varias lujosas sucursales en detrimento de la ética y calidad asistencial.

En el mobbing podemos identificar tres elementos principales: 

- El destinatario del acoso, sobre el que recae la violencia del proceso y sus consecuencias.  
- El agente acosador, que puede ser una persona o un grupo.
- Los métodos o estrategias que se utilizan para conseguir los propósitos del acoso.  

La esencia del mismo está en el sostenimiento del poder mediante personalizadas conductas hostiles, reiteradas y persistentes en el tiempo.

Las personas en riesgo de padecer mobbing tienen algunas características comunes que los distinguen del grupo general, son diferentes en aspecto, conducta, valores, actitudes y su presencia provoca un cuestionamiento implícito sobre los símbolos y actitudes vigentes en su entorno.  

Un rasgo frecuente y llamativo en los acosados es la dificultad para entender lo que les está pasando, y organizar su propia defensa. Este factor cognitivo es uno de los mayores obstáculos para la identificación, tratamiento y prevención de este síndrome.

Desde el punto de vista psicoanalítico la violencia laboral tiene resonancias individuales cuyo común denominador es la desestabilización de las estructuras endopsíquicas, en particular las propias del Yo y del superyo.  

Esta alteración es proporcional a la gravedad del estresor psicosocial y al estado previo del aparato psíquico. De acuerdo a estas variables, la emoción emergente como alerta yoica frente al peligro, será la angustia o el terror. También es posible que un individuo aborte todo sentimiento de peligro; en estos casos, sólo el cuerpo será el depositario del lenguaje de lo que las palabras no pueden expresar.

Metapsicológicamente hablando, bajo un contexto social siniestro se genera en el Yo una des-ligadura de la trama representacional, preconsciente en especial, y una des-identificación estructural dentro de un sector del Yo escindido (Lutenberg, 1995). (18)

Esta escisión y desestructuración yoica va llevando a un progresivo vaciamiento mental en relación directa con la denigración de la dignidad de lo humano
Clínicamente aparecen fenómenos psíquicos como la despersonalización, la alucinación negativa en general y de la palabra en particular ( Green, 1992-1993). Así como la alucinación positiva corresponde a “ver lo que no existe”, la alucinación negativa consiste en no ver lo que existe. Esta es una defensa generada por el Yo para evitar su derrumbe. Las vivencias traumáticas del acoso predisponen a una repetición automática e inconciente de aquello vivido y no comprendido.

Las víctimas del acoso se pueden clasificar en:

- los envidiables, cuya sola presencia cuestiona a los líderes del grupo.
- los vulnerables, caracteres masoquistas y en general depresivos necesitados de afecto,
- los amenazantes, activos y eficientes, que pretenden cambiar las reglas.  

El impacto en el trabajador atacado se observa por la aparición de trastornos, como fallas de la memoria, pérdida de la concentración, depresión, apatía, agresividad, pérdida de apetito, llanto fácil, angustia, palpitaciones, dolores musculares, hipertensión arterial, arritmias, brotes de alergias, recrudecimiento de crisis asmáticas, etc. Todos signo- síntomas que son observados en la etapa de agotamiento del síndrome general de adaptación de Selye.

En los acosados se describen dos formas clínicas principales: 

1- la depresiva, emparentada con el síndrome burnout, con más dudas sobre la autoidentidad e idealización del hostigador.

2- la estrés y ansiedad, con características de estrés postraumático, con hiperactividad simpática, irritabilidad, conductas de evitación y sueños repetitivos relacionados con la situación de acoso.  

Los estudios desarrollados sobre los efectos del mobbing indican que no solo hay una reducción de la salud en las víctimas, sino que también se ve afectado el grupo que las rodea ya sea familiar o laboral. El rendimiento de los otros empleados disminuye, al mismo tiempo que aumenta la negligencia, el ausentismo y las licencias por enfermedad. En las familias hay más tensión y conflictos en la pareja y mayor morbilidad en todos los miembros. Se genera una situación tóxica para el acosado y el resto del grupo, sea este pasivo o activo con respecto al hostigamiento.  
El suicidio es una complicación grave, a veces se da en el lugar de trabajo, hay estadísticas que señalan que 1 de cada 5 suicidios está motivado por un mobbing.

Por otro lado para desarrollar el síndrome hay que contar con la presencia de una persona que asuma el papel de perseguidor principal con la suficiente autoridad o carisma como para contar con la complicidad a veces silenciosa del resto del grupo.  

Estos personajes combinan rasgos narcisistas, paranoides, sádicos y psicopáticos, algunos lo consideran una modalidad sociopática agresiva (Tim Field), o una forma asexuada de perversión (Marie France Hirigoyen), para Iñaki Piñuel son psicópatas organizacionales, a mi entender se trata de psicópatas sádicos; González de Rivera los describe con el síndrome MIA “mediocridad inoperante activa”, trastorno de la personalidad caracterizado entre otras cosas por una gran ansia de notoriedad, apropiación de la creatividad y el mérito del otro, intensa envidia hacia la excelencia ajena que procura destruir por todos los medios a su alcance. (19)

El autor de MIA, basándose en conceptos de Abraham Maslow, uno de los fundadores de la psicología Humanista, sobre la creatividad en sujetos excepcionales y el perfeccionamiento espiritual, describe la existencia de una” presión por la excelencia” como un rasgo propio de la condición humana. Dice que los bloqueos o defectos de esta presión constituyen los trastornos de mediocridad, divididos, según la gravedad en tipo 1, 2 y 3. El tipo 3 es el MIA, la forma más grave y maligna por el efecto de sus tendencias destructivas e invasivas, dado que ejerce el abuso de poder manipuleando a la víctima agresivamente, sin sentimientos de culpa.

Hirigoyen, considera que son perversos asexuados que usan una comunicación deformada para confundir y manipulear al otro para que siga sin entender el proceso en que la víctima está inmersa avanzan enmascarados; no tienen compasión ni respeto por los demás, para Hirigoyen son personalidades sin posibilidades de recuperación.
Los victimarios pueden parecer adaptados a la sociedad, mostrando una doble cara, amable hacia el mundo y de maltrato hacia la víctima, lo que le genera a ésta mayor confusión.

Tal como lo mostrado en la viñeta, es un hecho la presencia de este tipo de personas en cargos directivos que abusan con total impunidad de su poder, muchas veces avalados y sostenidos por la Organización que los eligió.
Los métodos que instrumenta el acosador están expuestos en la clasificación de Zapf, Knorz y Kulla, y en el LIP, ya mencionado, donde Leymann divide en 5 rubros las estrategias posibles: 

1- Actividades de acoso para reducir las posibilidades de la víctima de comunicarse adecuadamente con otros, incluido el acosador.
2- Actividades de acoso para evitar que la víctima tenga la posibilidad de tener contactos sociales.  
3- Actividades de acoso dirigidas a desacreditar o impedir a la víctima mantener su reputación personal o laboral.
4- Actividades de acoso dirigidas a reducir la ocupación de la víctima y su empleabilidad.
5- Actividades de acoso que afectan a la salud física o psíquica de la víctima.

El acoso puede ser ascendente ( del subordinado al jefe); descendente (del jefe al subordinado y entre iguales ( de compañero a compañero). Generalmente se da el descendente.

Se describen 4 etapas típicas: 

1- la aparición de algún incidente, que desencadena el hostigamiento.  
2- La persecución sistemática, puede durar años, hasta que hay un intento de salida por parte del acosado. Generalmente busca ayuda profesional por la sintomatología psicosomática que padece.
3- La intervención de terceros incluida la autoridad laboral, si no prospera la solución del problema
4- Sigue la etapa del abandono del trabajo.

Hay consenso entre los estudiosos del tema sobre el abordaje preventivo y terapéutico del mobbing, el mismo debe ser interdisciplinario y multimodal.  

Están convocados psiquiatras, psicólogos clínicos y sociales, médicos de diversas especialidades, abogados, asistentes sociales, profesionales de recursos humanos entre otros.  

Las estrategias serán diferentes en cada caso por las particularidades del acosado, acosador y el entorno organizacional; hay que evaluar las disponibilidades de recursos legales, apoyo psicosocial, económico, etc.

Marie Hirigoyen recomienda como primera medida identificar y revelar el proceso perverso, también encontrar testigos, desestimar que el perverso comprenda y cambie, buscar amparo en la ley y ayuda en la empresa, resistir psicológicamente. “El acoso se instala cuando el diálogo resulta imposible, cuando la palabra del agredido no se puede oír. Prevenir supone introducir el diálogo y la comunicación verdadera. ” 

Iñaki Piñuel, ( 20) en su libro Manual de Autoayuda para superar el acoso psicológico en el trabajo, propone el acrónimo CISNEROS para describir y recordar los conceptos más importantes que propone para salir del problema.  
Esta salida suele atravesar cuatro etapas: 

1- identificación del problema como “mobbing”.  
2- Desactivación emocional, conciencia del estado de indefensión producida por el acosador y vuelta a retomar el control emocional de la situación.  
3- La respuesta activa al acoso psicológico desde la extroyección de la culpabilidad. Recuperación de la autoestima, ruptura de la indefensión y desarrollo de las habilidades asertivas de la persona.
4- Superación del problema e integración en la perspectiva vital de la víctima.

Entiendo que la intervención eficaz de afrontamiento del mobbing debería partir de un adecuado ordenamiento jurídico, es decir que la conducta de acoso moral en el trabajo sea tipificada como un delito sancionable por la ley. A su vez el abordaje debe centrarse en el estudio y tratamiento de la organización laboral, en la solución de la situación de acoso, en la atención terapéutica de la víctima para que recupere su salud y en la rehabilitación del acosador.

En Europa hay una activa movilización jurídica y social sobre el tema.

En nuestro país en algunas juridicciones están legisladas leyes de protección al acosado, más bien a nivel del empleo estatal. La Lic. Diana Scialpi, Sociologa, Especialista en Planificación y Gestión de Políticas Sociales, participó en la sanción de estas leyes, es una referente en la Argentina y en el exterior sobre el tema del mobbing, preside la Asociación “Instituciones Sin Violencia”. (21)

Patricia Barbado, Abogada, es también una estudiosa de la jurisprudencia sobre el acoso psicológico en el ámbito laboral y ha publicado varios trabajos acerca de este tema . (22)


Conclusiones

Recordemos que el mobbing es una patología vincular grave, psicosocial, es una violencia muy destructiva y reiterada que apunta al narcisismo y a la dignidad de la persona.  

Es un modo de agresión, en general sutil, que tiene el efecto acumulativo de microtraumatismos frecuentes y repetidos. (23)

Es una patología del abuso y por ende la víctima silencia, la sociedad también silencia, “de esto no se habla”. Como profesionales de la salud responsables y comprometidos con nuestro quehacer, debemos informar, educar y romper el pacto perverso de silencio.  

Tenemos que asistir a la víctima en todos los aspectos deteriorados por el hostigamiento.  
En otros países, a partir de la divulgación del problema, las personas acosadas que hasta ahora sufrían en silencio van recuperando la esperanza, se expresan y denuncian y se unen entre si en grupos de sostén y de afrontamiento, rescatando en el intercambio el efecto sanador del contacto humano.

Los acosadores que entorpecen gravemente la convivencia, deben cumplir con las sanciones que les corresponden así como entrar en programas de rehabilitación destinados a ellos.

El mobbing es una problemática que circula dialécticamente, de lo individual a lo colectivo. Tenemos que intervenir también en el saneamiento de las organizaciones asientos del acoso; además de difundir el problema al conjunto de la sociedad.  

Los Profesionales de la Salud debemos abrirnos a la interdisciplina, único marco que permite el abordaje eficaz del acoso psicológico.

Espero que la presentación de este trabajo ayude a despertar en los Colegas, el interés por conocer y profundizar este tema que tiene graves consecuencias psicosomáticas y sociales, que está presente en el sufrimiento de nuestros pacientes y en nuestras propias vidas como trabajadores de la salud.


Referencias

(1) Koszer, Nora – Un nuevo factor de estrés profesional : la psicoterapia centrada en el consumo de sesiones. Rev. De Psiquiatria dinámica y psicología clínica. , de la AAP. Sep 2000, Año 6- Vol. 3 n° 4 pág. 12

(2) Freud, S – Obras completas. Lo ominoso (1919) T XVII Pag. 215. Amorrortu Ed. 1976.

(3) Lazarus, Folkman – estrés y procesos cognitivos . Ed. Martinez Roca. 1986. Lazarus, R - estrés y emoción . Ed. Desclée de Brouwer. 2000.  

(4) Grosse, Puertas, Urquisa – estrés, vida y padecimiento humano. Ed. El Graduado 1994 Arg.

(5) Koszer, N. ; Melamedoff S. , Morales M. Stress: Una mirada desde el psicoanálisis. Congreso Regional de la WPA. Bariloche. 1995. Premiado y publicado en el Boletín de la Word Psychiatric Association, Noviembre 1995.
Distress: psicoanálisis una lengua . X World Congress of Psychiatry. Madrid- 1996

(6) Horowitz, M - Stress Response Syndromes. Ed. Jason Aronson Inc. - 1997.

(7) Kilburg, Nathan y Thoreson - Professionals in distress - American Psychological. Association 1986

(8) Mingote, Pérez Corral – El estrés del médico. Ed. Díaz de Santos . 1999

(9) Koszer, N. – tratamiento del síndrome Burnout. Presentado en el Congreso de Psiquiatria de la Asociación de Psiquiatras Argentinos ( AAP). Octubre 2003.  
El estrés del psicoterapeuta. Presentado en el Congreso de la AAP - Octubre 2001

(10) Cano Vindel – Consecuencias del estrés laboral. Documento del SEAS 2002. www. es. geocoties. com/asa-canrt.  
Perez Nieto, Cano Vindel, Miguel Tobal, Camuñas, Sayalero y Blanco – Control del estrés Laboral. Intervención Centrada en el individuo. –SEAS. ansiedad y estrés, 7, 247-257. 2001

(11) NIOSH - estrés Laboral – www. es. geocoties. com/asa-canrt.  en español /jobstres. html

 

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