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Trasgresión normativa en la adolescencia y prevención de la violencia.

Autor/autores: Alejandro Salas
Fecha Publicación: 01/03/2006
Área temática: Psicología general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

El presente trabajo abordará la Violencia Escolar, entre ellas las conductas de bullying en la etapa adolescente. Partiendo de la concepción de la agresividad como constitutiva del ser humano, se considera que de no mediar la cultura ésta puede convertirse en actos violentos que lleva a los jóvenes a un encuentro mortal con sus semejantes. Desde ópticas biopsicosociales se describen las características normales de este periodo, relacionándolas con las distintas conductas violentas observadas.

Dejamos de lado posturas teóricas reduccionistas, aportando una mirada que pueda considerar las contribuciones de las mismas como complementarias, ya que es necesaria una mirada integradora que posibilite acciones preventivas en el marco de la escuela como sistema; en el que se debe incluirse a todos actores de la comunidad educativa. Se destaca además que este fenómeno está imbuido de los procesos de globalización, lo que pone de relieve la ponderación del aprendizaje en valores y la importancia de un modelo tutorial autoabastecido. Lo que realmente se necesita para que exista una transmisión de sabéres (no de información) es la instalación de la transferencia positiva (transferencia de amor). Concluimos que la enseñanza es básicamente un proceso de amor y si éste no está presente en la educación, se producirán hechos de violencia a partir de los procesos de identificación de ese periodo. No podremos por lo tanto pedir lo que no damos, ni prevenir aquello de lo cual somos como sociedad responsables.

Palabras clave: Acciones preventivas, Adolescencia, Bullying, Educación


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Trasgresión normativa en la adolescencia y prevención de la violencia.

Alejandro Salas.

Lic. en psicología. Universidad Argentina John F. Kennedy –Escuela de Psicología

PALABRAS CLAVE: Bullying, adolescencia, Educación, Acciones preventivas.

Resumen

El presente trabajo abordará la Violencia Escolar, entre ellas las conductas de bullying en la etapa adolescente. Partiendo de la concepción de la agresividad como constitutiva del ser humano, se considera que de no mediar la cultura ésta puede convertirse en actos violentos que lleva a los jóvenes a un encuentro mortal con sus semejantes. Desde ópticas biopsicosociales se describen las características normales de este periodo, relacionándolas con las distintas conductas violentas observadas. Dejamos de lado posturas teóricas reduccionistas, aportando una mirada que pueda considerar las contribuciones de las mismas como complementarias, ya que es necesaria una mirada integradora que posibilite acciones preventivas en el marco de la escuela como sistema; en el que se debe incluirse a todos actores de la comunidad educativa. Se destaca además que este fenómeno está imbuido de los procesos de globalización, lo que pone de relieve la ponderación del aprendizaje en valores y la importancia de un modelo tutorial autoabastecido. Lo que realmente se necesita para que exista una transmisión de sabéres (no de información) es la instalación de la transferencia positiva (transferencia de amor). Concluimos que la enseñanza es básicamente un proceso de amor y si éste no está presente en la educación, se producirán hechos de violencia a partir de los procesos de identificación de ese periodo. No podremos por lo tanto pedir lo que no damos, ni prevenir aquello de lo cual somos como sociedad responsables.


Introducción

El tema que ocupará el presente trabajo es el de “Violencia Escolar en la adolescencia”, entendida ésta como un aspecto que se manifiesta en el período adolescente, pero que no tendría por qué marcar situaciones patológicas, presentando características propias de nuestra sociedad e imbuida de influencias derivadas de la globalización.  

Como una primera aproximación genérica, definiremos los términos específicos respecto al objeto de estudio; desde la etimología puede referirse que:

Adolescente: “p. a. de adolecer, que adolece; Adolecer: del lat. Ad. A y dolescere, incoativo de dolere, doler; Adolescencia: (del lat, adolescentia) f. período de la vida que sucede a la niñez y que comprende desde los primeros indicios de la pubertad hasta el completo y total desarrollo del cuerpo. ”[1]

Violencia: “(del lat. violentia), calidad de violento. Acción y efecto de violentar o violentarse; y violento (del lat. Violentus) adj. Que está fuera de su natural estado, situación o modo. Que obra impetuosamente o con fuerza. Dícese también de las mismas acciones. Aplícase a lo que uno hace contra su gusto, por ciertos respetos y consideraciones. Fig. dícese del genio arrebatado e impetuoso que se deja llevar por la ira con facilidad. Falso, torcido, fuera de lo natural. Que se efectúa contra el modo regular, o fuera de razón y justicia. ”[2] 

Escolar: “(del lat. scholaris) adj. Perteneciente a la escuela o al estudiante. Estudiante que cursa y sigue las escuelas”. [3]

Además, los procesos sociales y culturales han dejado su impronta, retrasando el final de la adolescencia, que hace también que la edad de la escolarización - por repitencia, deserción o desagranamiento, cualquiera sea la causa, por ejemplo por problemas económicos, continúe en el tiempo.

Esta “nueva adolescencia”, aunque con características que se mantienen invariables, es además marcada por los embates inevitables de la globalización. Ya no es novedad, y aparecen cada vez con mayor frecuencia, casos de violencia escolar en nuestras escuelas y colegios.  

Podemos ver que niños y jóvenes, cada vez de menor edad, resuelven sus disputas con violencia física, sin medir que estas conductas terminan con la muerte o con grave lesión física; utilizando muchas veces, armas de fuego.

También desde otros lugares del mundo [4] nos llegan noticias de crímenes, asaltos y agresiones en las unidades educativas, que llegan al punto de segar vidas humanas. Parecería entonces, que como fenómeno actual aparece la violencia escolar como una manifestación en los que los agresores ya no son únicamente los adultos encargados de escolarizar y educar, sino que quienes aparecen como agentes activos de la agresión generada en el ámbito escolar se trata de los propios estudiantes, que victimizan a los adultos y a sus propios pares.

Dado que la mayoría de los casos de violencia escolar se manifiestan en la adolescencia, etapa de la vida en donde junto con el nacimiento se producen los mayores cambios físicos, que conllevan a su vez cambios psíquicos y sociales, se abordará esta problemática en ese particular período. Partiremos de las características normales del adolescente, aunque en ellas se perfilen manifestaciones patológicas como lo señalan algunos autores que desarrollaremos. Para ello, se abordarán los cambios biológicos que se producen en esta etapa de la vida y los aspectos que nos hablan de lo que es esperable como normal en las conductas de los mismos.

Analizaremos desde distintas posturas teóricas las tendencias agresivas como manifestaciones, que en algunos casos, en tanto se manifiesten como actos violentos obstaculizan la autorrealización humana 

Con referencia al tema que nos ocupa estudiaremos las acciones violentas en el ámbito escolar apoyando nuestra óptica en las investigaciones que han realizado quienes se ha interesaron en el tema; teniendo en cuenta que por las características que reviste, se perfila como un problema que adquiere ribetes de gravedad no sólo institucional, sino que además afecta a la sociedad en su conjunto. Esta situación, en el ámbito de los distintos países, se ve potenciada por los efectos de la globalización, entre ellos la rápida comunicación de los sucesos, los cuales mantienen al mundo informado al instante, traspasando las barreras del lugar donde las mismas ocurren.  

No puede dejar de advertirse la importancia de comprender la perspectiva multicausal del fenómeno de violencia escolar, ya que en ella se pueden distinguir riesgos bióticos, psíquicos como sociales, tanto en el adolescente como en el medio en el que se desarrolla.  

Si bien existen, como nos diría Freud, S [5] predisposiciones genéticas y congénitas para cada conducta humana que van modelando la estructura psíquica, es indudable que a modo de retroalimentación, desde el marco social se debe considerar que se esta inmerso en una sociedad que tiene hoy en día características muy particulares que también influyen en el desarrollo biológico como en la estructuración del psiquismo.

Una sociedad que sufre los embates de la pobreza, la ausencia prolongada de los padres, que deben permanecer muchas horas fuera de su hogar, dejando a sus hijos en manos de personas con poca capacidad de poder regular la propia violencia que esto genera y en otros casos, peor aún, el niño puede ser dejado solo, encontrándose éste con otros niños en su misma situación, sin un marco de contención y protección.  

Este fenómeno, en un comienzo reservado para los estratos más necesitados económicamente, parece en la actualidad extenderse a todos los niveles sociales. Esto, ya sea porque ambos padres trabajan, porque ha aumentado la proporción de familias donde la cabeza es la madre, o bien porque en ciertos niveles económicos altos, se delega cada vez en mayor proporción la educación de los hijos.


En estas condiciones, un niño que está “abandonado” desde que nace y que no recibe cuidados de parte del adulto que le permita el día de mañana regular su conducta y sintiendo que nada lo limita, ingresa al mundo adolescente con poca capacidad de relacionarse con los otros, tanto se trate de adultos o de otros pares.  

Si algo debe quedar en claro de todo esto es que las no soluciones de ayer son los resultados de hoy. La violencia en la escuela no surge espontáneamente de un día para otro, sino que es el emergente de un conjunto de causas coadyuvantes; y tampoco puede desaparecer de manera inmediata, por un voluntarismo político o educacional, sino que debe atacarse desde todos los ángulos que la generan.  

En muchos casos, la sociedad al mejor estilo de selección espontánea utiliza la marginación como solución. Risueño A. [6] analizó el tema, concluyendo que estas “soluciones” al tener la impronta de excluir a la mayoría de los adolescentes, parece ser, “un sin enfrentar el verdadero problema”, que es la causa de tales consecuencias.  

La violencia no es patrimonio de ningún tipo de escuela en particular, sino que se encuentra presente en todas las escuelas, tal como podamos clasificarlas: públicas, privadas, de enseñanza religiosa o laicas, de muy buenos recursos económicos, de bajos recursos, marginales, escuelas perdidas en los lugares más recónditos y aquellas ubicadas en grandes centros urbanos o residenciales.  

En la actualidad, las situaciones de violencia, agresión y consumo de drogas no respeta ningún estrato social ni económico. Posiblemente la violencia sea sólo una manifestación de un sistema relacional, en donde el adolescentes sea sólo una caja de resonancia, pero no podemos desconocer que en las todas las instituciones existe componente violento. [7]

En relación con este tema, surgen los límites y las sanciones en el ámbito escolar, los cuales se erigen como una cuestión de seria discusión, pues en la actualidad se torna sumamente difícil imponer sanciones a los jóvenes sin que éstas se vean cuestionadas no sólo por el sancionado y sus padres –que confrontan con la autoridad escolar- sino por la sociedad, que interviene y opina, como centro de presión.  

Por otra parte, la justa sanción no debe ser expulsiva, porque si se lo expulsa no se resuelve ningún problema, el mismo continúa. Entonces, en este orden de ideas, es muy difícil encontrar un proceso de mediación. Al implementarse los “Acuerdos de Convivencia”[8], cada escuela tiene que establecer uno, pero si eliminan las amonestaciones, en realidad los docentes sienten que el acuerdo de convivencia los desestructura, no les permite hacer absolutamente nada y no tienen ningún apoyo cuando tienen que sancionar a un niño. Inclusive los inspectores se sienten muy solos, porque el planteo es que los niños van a la escuela a comer. “¿Para qué estudiar historia, geografía, para qué me va a servir?- dicen- si lo que yo quiero conseguir lo robo y lo tengo”. Las escuelas tienen que generar los Acuerdos de Convivencia en situaciones de asamblea, los niños tienen que participar, si no es decir de manera eufemística “sí tenemos Acuerdos de Convivencia” pero los niños no saben de qué se está hablando. [8] 

Nuestro interrogante se centra entonces en plantear si la violencia escolar en el periodo adolescente es una cuestión normal o patológica. Si nos centramos en el primer planteo podríamos adelantar que siempre se darán procesos agresivos en este período ya que es una característica inherente al humano y en especial en el adolescente. Por otro lado si esto se da en el ámbito escolar, es porque allí el joven pasa su mayor tiempo. Para que esto proceso agresivo no se torne en violencia, se deberán adoptar medidas preventivas adecuadas para que se pueda minimizar las consecuencias que trae aparejado esta irrupción en el medio social y que también contribuye a conductas desadaptativas que no posibilitan una estructuración de la personalidad adulta adecuada.

En definitiva, si el análisis de estas cuestiones sirve cuanto menos para plantear la importancia de este tema, y llevar hacia allí las miradas para reflexionar sobre este acuciante y cada vez mayor problema, este trabajo habrá cumplido su objetivo.


Desarrollo

ADOLESCENCIA 

. Características físicas

 

· adolescencia significa proceso de crecimiento y es un término que se aplica específicamente al período de la vida comprendido entre la pubertad y el desarrollo completo del cuerpo. Stone, L. , Church, J. lo ubican entre los 13 y los 20 años en el marco de la globalización, hoy en día la misma puede extenderse La adolescencia es un proceso en el que se involucran:[9]

*El joven en crecimiento y sus problemas
*El impacto que este crecimiento produce en los adultos, especialmente en los padres
*Las trabas que lo obstaculizan 
*Las modificaciones que deben producirse para ajustarse a la nueva realidad.

Esta particular etapa de la vida conlleva una serie de modificaciones y transformaciones en las esferas psíquicas y físicas de los individuos, independientemente de su sexo, si bien algunos de estos cambios son comunes a ambos sexos, y otros privativos de cada uno de ellos. A partir de este razonamiento, los analizaremos.

- Cambios físicos

Rescatamos autores tradicionales [10] que nos hablan de los cambios físicos que se producen en la pubescencia, y que pueden resumirse en los siguientes: Tanto en las niñas como en los niños aumenta la actividad de la glándula pituitaria (situada en la base del cerebro) que produce hormonas que regulan otras glándulas como la tiroides, las suprarrenales y las gónadas. Todas ellas están involucradas en el crecimiento. Las glándulas sebáceas se activan, aparecen las espinillas y el acne; la secreción de las glándulas sudoríparas lleva a un aumento de la sudoración con manifestaciones malolientes.  
La presión sanguínea, el consumo de oxígeno del cuerpo en estado de reposo y el pulso se incrementan. Es característico de esta etapa el desarrollo “desordenado” de los órganos y subsistemas del cuerpo.

- Diferencias por género 

En el ápice de crecimiento adolescente, las niñas crecen unos 9 cm. y aumentan 5 kg. de peso en un año, se produce dilatación de la pelvis y adquieren adiposidad subcutánea en el rostro y el cuerpos.

Aparece el vello púbico y el axilar, y a veces un ligero vello en la cara y alrededor de los pezones, y los genitales externos se agrandan pero prácticamente no cambian. Aumenta el tamaño de los pechos, las aréolas se hacen más grandes y se oscurecen. Los pechos alcanzan su tamaño pleno antes de la menarca.  

La niña que madura prematuramente se siente fuera de lugar, al igual que la que madura tardíamente. Desde el punto de vista psíquico es importante considerar este desarrollo, ya que el mismo seguramente influirá en su personalidad.  

En los varones se produce ensanchamiento de la espalda, se hacen más delgados, angulosos y musculosos. Aparece el vello facial y enseguida el vello axilar.

Los genitales externos aumentan de tamaño y los testículos se colocan en suspensión para acercarse o alejarse del cuerpo según cuál sea la temperatura ambiente, permitiendo así regularla; asegurando la supervivencia de los espermatozoides que necesitan una temperatura inferior a la del cuerpo. Las erecciones son en repuesta a estímulos sexuales y se acompaña por deseos de eyacular. La voz cambia por acción de las gónadas que hacen que la laringe se dilate.

El varón que madura tardíamente sufre más que el que madura temprano, ya que se lo convertirá en un blanco de bromas y chivo emisario. A igual que lo dicho anteriormente con las niñas, se deberá tener en cuenta este momento particular del desarrollo del joven.  

Estas situaciones tanto en varones como en mujeres, en el sentido de la precocidad o la demora en la madurez sexual se traducen situaciones como las de bullying [10] las que desarrollaremos posteriormente.  

Estos cambios bióticos que se producen durante esta etapa se asientan en los procesos funcionales hipotálamo-hipofisarios que regulan el sistema endocrino y además dan fundamento a los aspectos estructurales que componen la afectividad, en su relación con el sistema límbico. Recordemos que el hipotálamo forma parte de este sistema, contribuyendo a la regulación instintivo-emocional de cada etapa de la vida y en esta particularmente, coadyuvando a los procesos de estructuración de la conciencia de mismidad. [11, 12]

 


. Características Psíquicas

Todo esto conlleva un cambio en la esfera psíquica que según la particularidad de cada sociedad determinara la forma singular de la adolescencia. Para poder realizar una descripción de las características psíquicas nos basaremos en Aberasturi A. y Knobel, M. [13]

El crecimiento y los cambios en el cuerpo hacen que el mundo exterior exija al adolescente un cambio de rol. Esta exigencia es vivida como una invasión que suele conducirlo a mantener actitudes infantiles para sentirse más seguro. El adolescente ingresa al mundo adulto primero a través del crecimiento y los cambios de su cuerpo y, mucho más tarde, su afectividad y cognición concuerdan con tales cambios. Frente a tal invasión el adolescente reacciona: refugiándose en su mundo interno para reencontrarse con su pasado y teniendo una actitud crítica frente al mundo y los adultos que lo invaden.

La reconexión con el mundo nuevo del adolescente se realizará gracias a las identificaciones que haya realizado en la infancia con los padres o con figuras sustitutas que componen su mundo interior. Por ello, el adolescente recurre muchas veces a la soledad para adaptarse a esta nueva situación.

El ingreso al mundo adulto implica perder la condición de niño; es la etapa evolutiva decisiva, parte de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento.

La problemática adolescente se inicia con los cambios corporales y la definición del rol en la procreación. Ambos tienen un correlato en el plano psicológico y generan una nueva relación con los padres y el mundo. Se trata de un proceso que se transita elaborando 4 duelos:

· duelo por el cuerpo del niño
· duelo por la identidad infantil
· duelo por la relación con los padres de la infancia
· duelo por la bisexualidad infantil

Este período se caracteriza por la fluctuación entre independencia y dependencia, contradicciones, confusiones, ambivalencias y fricciones con el medio, en un cuadro que se asemeja a los estados patológicos. Las modificaciones del cuerpo y las demandas del mundo externo llevan a que el adolescente intente retener los logros infantiles, a la vez que se afana por alcanzar su independencia. Las características particulares del proceso se deben a la búsqueda de una nueva identidad, ante la pérdida de la identidad infantil. Es una etapa de la vida que necesita ser comprendida, con todas sus características y particularidades.

Asimismo, los padres sufren las dificultades de aceptar el crecimiento de los hijos y su genitalidad. Esta incomprensión se enmascara bajo el otorgamiento de libertades excesivas que el adolescente puede vivenciar como abandono y que le hace sentir la amenaza de perder la dependencia infantil en un momento en que aún la necesita.
Por otro lado, en el proceso adolescente, los padres duelan:

· por el cuerpo del hijo pequeño,  
· por su identidad de niño y
· por su relación de dependencia infantil.

El crecimiento del hijo los enfrenta a sus propios envejecimiento y muerte. Pierden el status de ídolo y deben aprender a aceptar una relación ambivalente y crítica. La presión del medio y de la familia lo lleva a reaccionar violentamente y los padres apelan a 2 medios de coacción: dinero y libertad.  

El adolescente demanda 3 libertades básicas: 

· Libertad en salidas y horarios
· Libertad en defender sus ideales
· Libertad de vivir un amor y un trabajo.

En el plano sexual, necesita hacer experiencias y para hacerlo sin culpa, requieren de cierta aprobación por parte de sus padres. En este punto, la función de los padres es la de escuchar y no demandar información que el hijo no está dispuesto a brindar. Lo mejor es convertirse en espectadores activos y promover la dependencia y la independencia en la medida en que lo requiera el hijo.  

Para que esto suceda, es necesario que faciliten el desprendimiento del hijo, otorgando libertad y manteniendo una dependencia madura.

El adolescente reclama libertad, pero una libertad con los límites de la cautela, el cuidado y el contacto afectivo para no sentirse abandonados.

Algunos autores, Muss R. [14] y Sherif y Sherif [15], separan pubertad y adolescencia; Knobel [14] prefiere considerar que ambas forman una unidad. Sostiene que la adolescencia es un hecho universal que se manifiesta de modo diferente en cada cultura y la considera una etapa evolutiva en el desarrollo del ser humano que se caracteriza por marcar la transición entre la pubertad y la adultez.  

Define la adolescencia como la etapa de la vida durante la cual la persona busca establecer su identidad adulta apoyándose en las primeras relaciones objetales parentales internalizadas y verificando la realidad que le ofrece el medio. Para ello, utiliza los medios biofísicos en desarrollo que tiene a su disposición y que tienden a estabilizar la personalidad en el plano genital. Todo ello es posible únicamente si se hace el duelo por la identidad infantil.

En la estabilización de la personalidad se pasa por un cierto grado de conducta patológica que es considerada normal. Sería anormal la presencia de un equilibrio estable durante la adolescencia.

Cuando define la adolescencia como un síndrome, le da status de entidad semipatológica (patología en tanto se produce un conflicto del Yo con la realidad) y lo hace porque los procesos de duelo que atraviesa el joven lo llevan a desplegar mecanismos defensivos psicopáticos, fóbico, maníaco o esquizoparanoide que, a diferencia del psicópata, serán transitorios, y cuyo objetivo es fundamentalmente defender al sujeto frente a la separación de los padres.  

Es por ello que Knobel [14] afirma que uno de los objetivos fundamentales de la adolescencia consiste en lograr la individuación que permita arribar a una madurez estabilizada y que su consecuencia directa es el conocimiento de sí mismo. Es lo que el autor denomina búsqueda de si mismo y de la identidad.  

Cuerpo y esquema corporal se relacionan íntimamente con la definición del sí mismo y de la identidad. Los cambios corporales que atraviesa el adolescente en esta etapa lo llevan a buscar una nueva identidad, acorde con su nueva realidad. El yo corporal es el punto de partida de los cambios psíquicos que luego se darán y consolidarán al adulto [12]

En esta búsqueda, el adolescente recurre a la uniformidad, las identificaciones, etc. que le brindan seguridad. A falta de modelos positivos, a veces hace identificaciones negativas (es mejor ser perverso a no ser nada) que pueden llevarlo a la delincuencia o las drogas. También puede adoptar diferentes identidades (transitorias, ocasionales y circunstanciales) que lo llevan a experimentar cambios en su conducta 

La falta de coordinación muscular, el aspecto desmañado, las diferencias con los demás, etc. genera una sensación de extrañeza y despersonalización que lo ponen en la búsqueda de una nueva identidad.  

La pertenencia al grupo y la uniformidad le brindan seguridad e incrementan su autoestima. La actividad grupal es una oposición a las figuras parentales y un modo activo de determinar una identidad diferente. Gran parte de la dependencia que se mantenía con los padres se transfiere al grupo, que conforma una transición en el mundo externo para lograr la individuación. Esta tendencia grupal consolida al adolescente como miembro de la sociedad, por el momento de una sociedad de pares.  

Intelectualización y fantasía operan como mecanismos de defensa ante la frustración e impotencia que le genera la realidad externa. El pensamiento en forma de intelecto y fantasía compensa las pérdidas que está atravesando.

Coincide con otros autores [16] en tanto sostiene que la intelectualización permite que las mociones pulsionales se liguen con contenidos ideativos para, de este modo, acceder a la conciencia de un modo que el adolescente puede controlar. Es así como el adolescente se preocupa por cuestiones éticas, filosóficas, sociales, etc. que implican la formulación de un plan de vida distinto al que tenía.

El adolescente aparece como un ateo exacerbado o un místico fervoroso existiendo una amplia gama de variedades entre ambas posiciones. Estas crisis son intentos por solucionar la angustia que vive su yo y por responder a las preguntas acerca de quién es y qué es. Es otro modo de buscar identificaciones positivas para tramitar el duelo por la muerte de su yo corporal y la aceptación de la posible muerte de sus padres es así como esta etapa se traduce en una casi permanente crisis religiosa que no es más que su propia crisis puesta en la resolución maníaca de sus duelos.  

En un intento por manejar el tiempo, el adolescente lo convierte en presente. Aceptar la pérdida de la niñez implica aceptar la muerte de una parte del yo y sus objetos para ubicarlos en el pasado. Si se niega el paso del tiempo, puede conservarse al niño que se lleva dentro. A medida que se van elaborando los duelos, el tiempo puede comenzar a conceptualizarse, discriminando presente, de pasado y futuro y, con ello, la muerte de los padres y la propia, pueden aceptarse, lo que provoca una desubicación temporal.


El adolescente oscila entre la actividad masturbatoria y el comienzo del ejercicio genital, más de tipo exploratorio que procreativo. La evolución sexual va desde el autoerotismo hasta la heterosexualidad. La actividad genital sólo se pone al servicio de la reproducción en la adultez. Al ir aceptando su genitalidad inicia la búsqueda de una pareja y comienzan los contactos, las caricias y el enamoramiento apasionado. Los adultos tratan de ignorar la genitalidad del adolescente, dificultando su desarrollo.  

La elaboración del duelo por el cuerpo infantil perdido también significa la elaboración del duelo por el sexo opuesto que se pierde en la adolescencia. La aparición de la menstruación y del semen lleva a que el individuo acepte su genitalidad y se enfrente a un nuevo rol procreativo y a la correspondiente definición sexual.

Las figuras de la madre y el padre son fundamentales para establecer lo femenino y lo masculino. La ausencia o déficit de la figura paterna determinará la fijación a la madre, originando la homosexualidad tanto en el hombre como en la mujer: el varón, al no tener una figura masculina para identificarse, la buscará toda la vida en otros hombres, mientras que la niña queda fijada a la relación oral con la madre y el contacto de piel, negando la relación con el pene ya que el mismo no existe en sus tempranas relaciones objetales. De ello se desprende [14], que el origen de la homosexualidad se encuentra en un padre ausente o que no asume sus roles.

En la adolescencia se reedita el triángulo edípico [5] pero ahora, el cuerpo está lo suficientemente maduro como para llevar a cabo las aspiraciones incestuosas, por lo que el individuo recurre a mecanismos defensivos más eficaces. La sexualidad irrumpe en la vida adolescente como una fuerza que se le impone. Mediante mecanismos esquizoides la separan de su personalidad, vivenciando al cuerpo como algo ajeno y las relaciones sexuales, como algo necesario para el pene o la vagina, pero no para ellos. Éste es un intento maníaco por recuperar la bisexualidad perdida que los hace optar por la masturbación. Las prácticas homosexuales que a veces ocurren en esta etapa, son también un intento por mantener la bisexualidad, sin ser patológicas en tanto no se vuelvan definitivas: la bisexualidad perdida y anhelada se proyecta en otro individuo del mismo sexo.

En la primera infancia, la masturbación es exploratoria y preparatoria para la aceptación de la genitalidad. Permite ir configurando la imagen del aparato genital en el esquema corporal. Cuando el niño comienza a caminar y a hablar, encuentra nuevas fuentes de satisfacción y la actividad masturbatoria disminuye. En períodos posteriores, cuando sucede, la masturbación niega de manera maníaca la pérdida de la bisexualidad, produciendo una disociación mente – cuerpo tal, que el individuo aparece como espectador de una escena primaria que se lleva a cabo en su propio cuerpo. Por ello, la masturbación en la pubertad es mucho más destructiva y cargada de culpa que en la infancia. La masturbación así llevada a cabo le permite al sujeto transitar la etapa esquizoparanoide de su personalidad, considerando que sus genitales son ajenos a sí mismo. Luego intentará recuperarlos e integrarlos a su imagen de sí mismo, arribando a una imagen genital adulta con capacidad procreativa.

El mundo recibe a la adolescencia con hostilidad en tanto reedita la conflictiva edípica del adulto. El mundo adulto se siente amenazado por los jóvenes y los desplaza, imponiéndoles restricciones que harán que el adolescente intente modificar la sociedad. El adulto proyecta en él su propia incapacidad de controlar lo que sucede socio políticamente, e intenta desubicarlo; mientras que el adolescente proyecta en la sociedad la crueldad de su superyó y la oposición de sus padres, asumiendo una actitud social reivindicatoria. Las partes sanas del yo le permitirán modificar estas inhibiciones sociales. Una de las tareas principales de la adolescencia es elaborar el duelo por la pérdida de los padres de la infancia y su separación progresiva.  

La calidad e intensidad de la angustia con que se maneja la relación con los padres y su separación de ellos depende en gran medida de la forma en que se transitó la fase genital previa y cómo se hizo el duelo por el pecho perdido. La internalización de imágenes parentales positivas, con roles bien definidos y la idea de una escena primaria amorosa, permitirá una mejor separación de los padres. Por el contrario, el individuo buscará identificación con personalidades más firmes y aparecerán los ídolos de todo tipo que frecuentemente tienen los adolescentes.

Considerando los aportes de M. Klein [17], los mecanismos esquizoparanoides en esta etapa son muy intensos y se activan para negar las fantasías genitales incestuosas agravadas por la posibilidad de realizarlas. Por ello, mucho de la relación con los padres está disociada y ellos se viven como figuras o muy buenas o muy malas, dependiendo de cómo se hayan introyectado estas figuras en las etapas pregenitales.

Ansiedad y depresión acompañan permanentemente al adolescente, ya que la realidad no siempre satisface sus aspiraciones. Estos sentimientos originan una suerte de autismo característico en esta etapa, quien se repliega en sí mismo. La diferencia con el psicópata es que, en el “adolescente neurótico” este ensimismamiento es transitorio y lo prepara para la acción. Las frecuentes introyecciones y proyecciones pueden producir fluctuaciones en su humor y estado de ánimo.

La conducta adolescente está dominada por la acción, forma de expresión más típica de este periodo. No puede mantener una línea de conducta rígida, permanente y absoluta. Es permeable, recibe todo y proyecta todo, las que se traducen en contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de conducta.

Es importante destacar las diferencias entre el adolescente y el psicópata, para no caer en confusión, dado que en muchas situaciones se tiende a rotular la conducta normal del adolescente como psicopática, debido a las características enunciadas.

Knobel [14] establece una clara diferencia entre neuróticos y psicópatas; las mismas han sido señaladas en relación con la elaboración de los duelos, identidad, defensas utilizadas y tiempos de realidad, etc.  

Estas características descriptas, si bien son normales en este período, deberán tenerse en cuenta si persisten o si no tienen una propuesta adaptativa ya que pueden constituirse en la base de un trastorno antisocial y expresarse por medio de conductas violentas.


. La afectividad en la adolescencia

- agresividad, Agresión y Violencia 

La agresividad es una condición innata del ser humano, una cualidad vital de los seres vivos que no conlleva aparejado la destrucción y la violencia [5, 11, 18].

La violencia “es el uso o amenaza de la violencia fuerza física o psicológica con intención de hacer daño en forma recurrente como manera de resolver conflictos”[11], tiene relación con la agresividad pero no equivale a una sola agresión.  

Por lo tanto el concepto de violencia se diferencia del concepto de agresión y se vincula con el concepto de poder [5, 11, 19].

La agresión no puede desentenderse de la motivación, es así como desde su definición decimos que esta última es “aquella dinámica psíquica por la cual el hombre acciona con el fin de relacionarse con el mundo y consigo mismo transformándose alternativamente en causa y efecto motivacional” [12].  

Las motivaciones psicoestructurales [12] hacen referencia a las necesidades comunitarias. La sexualidad da marco a la relación instintiva que marcaba una fijeza propia del instinto mostrando matices afectivos. Esto hace que el amor se nos presente bajo distintas formas como la amistad, la solidaridad, el amor romántico o simplemente el compañerismo y el respeto por el otro.  

Por ultimo las motivaciones sociocognitivas [12] que se expresan en el plano social y cognitivo. La necesidad de conocimiento y de prestigio, éxito y el sentimiento religioso.  

Todas estas motivaciones cuando están dentro de lo esperado son adaptativas para el hombre pero se producen alteraciones en ellas ya sea por razones de origen biológico, psíquico o social.

Las alteraciones que tomamos como importantes para la realización de este trabajo son las del instinto gregario que hacen referencia a la tendencia a la solidaridad como consecuencia de ello la preservación de organizaciones grupales, institucionales y comunitarias.  

Sin llegar a cuadros como la cleptomanía, piromanía, etc. , podemos pensar que la violencia en el ámbito escolar y la violencia en general hay alteraciones del instinto gregario. De acuerdo a las características normales que menciona Knobel [14] debemos tener en cuenta aquellos adolescentes que presentan manifestaciones patológicas, que deben diferenciarse claramente de los aspectos normales ya mencionados.  

Ya se había abordado en el apartado 2. 1. 2 la diferencia entre psicopatías y adolescencia normal. Cabe mencionar ahora que independientemente de las mismas pueden darse estas características en estructuras patológicas, que sobredimensionan la problemática, sobre todo en el ámbito escolar.  

En las neurosis y según el tipo de estructura de que se trate, el adolescente puede: cuando presenta conductas obsesivas disociara los elementos presentes en el conflicto, es decir la representación y el afecto (puede hablar de las cosas más penosas sin estar afectado). En el adolescente con características fóbicas, éste no escapa del afecto sino que permanentemente confronta con él, y en las manifestaciones histéricas el afecto se transforma en algo somático mediante el mecanismo de conversión [12] 

En cambio, en aquellos adolescentes que presentan estructuras psicóticas, el mecanismo que liga representación con el afecto difiere de las anteriores y consecuentemente con estos mecanismos de defensa más arcaicos, se pierde el contacto con la realidad.  

Por ejemplo, en las melancolías la pérdida de objeto entraña una perdida yoica y esa libido retirada del objeto exterior se vuelve contra el yo. En las manías sucede lo mismo pero se resuelve en forma diferente dado que hay una sensación de triunfo sobre el objeto mostrándose el yo omnipotente y megalómano 

En las psicosis esquizofrénicas el vínculo entre representación y afecto se percibe a través de la relación entre el acto y la alucinación. En la paranoia aparece la lucha por un único objeto y la angustia que crea al no poder obtenerlo hace de la persecución de este su modo de vida. La característica principal de esta patología es el delirio el cual conduce a una psicosis pasional.  

Esta diferenciación entre neurosis y psicosis es de vital importancia para obtener un diagnóstico (no para rotular sino para conocer e implementar los adecuados mecanismos de abordaje) y en definitiva saber si la institución escolar esta en condiciones de mantener un estudiante de estas características.

Cuando uno se refiere a la motivación se esta refiriendo implícitamente a la afectividad y cuando hablamos de ella nos referimos al sistema límbico con las conexiones hipotálamo-hipofisiario reguladores de todo el medio interno a través de las distintas glándulas que éste regula afectando la corteza cerebral, con lo que estamos diciendo que se producirán alteraciones tanto del pensamiento, del lenguaje como de la acción [13].  

Es imposible separar la afectividad de la motivación y de las bases neurofuncionales que la sustenta, es por ello que en esta etapa vital las áreas subcorticales parecen regir las actividades de la corteza prefrontal. Por eso los impulsos se presentan con mayor asiduidad que el pensamiento lógico y las funciones ejecutivas carecen de, justamente su ejecutividad, debemos esperar hacia los veinte años, que la corteza prefronal madure para que los adolescentes puedan postergar, planificar y anticipar consecuencias de sus acciones. Las conductas impulsivas regidas por las formaciones amigdalares requerirán de las formaciones hipocámpicas que nos permitan recordar y declarar sobre lo realizado, pasando de la acción a la palabra [19]


LA VIOLENCIA ESCOLAR SEGÚN LOS DISTINTOS ENFOQUES PSICOLÓGICOS

Previo a cualquier desarrollo, vale anticipar, que distintas escuelas se han ocupado de la problemática, hoy objeto de análisis.  

Cada una de ellas, a partir de sus propias y particulares visiones, arriban al tema de desde distintos enfoques, poniendo a su vez el acento en diferentes procesos que analizaremos: el constitutivo, el sistémico y lo social. Considerando, que por la compleja dinámica de lo que nos ocupa sería apropiado abordarlo desde una visión más acabada e integrativa que no deje nada de lado.  

Algunas hacen referencia a nivel descriptivo y comprensivo y otras ponen énfasis en la génesis del problema. Desarrollaremos las que, a nuestro modo de ver, son las que mayormente darán respuesta al tema que nos ocupa.  

. constitución agresiva del ser humano

Lacan , J. [20] plantea que la agresividad es constitutiva en el ser humano y que de no mediar la cultura, que nos permite manejarnos con un orden aceptado por la gran mayoría, esto terminaría en un encuentro mortal con el semejante.

Este orden que se establece, a la vez que nos contiene, nos hace perder un poco la libertad; se nos exige que cumplamos con horarios, con pautas de comportamiento, que trabajemos para conseguir lo que se desea y también que concurramos a establecimientos en donde se nos enseñará lo que debemos conocer de historia, geografía, lengua, matemáticas, etc. y aquellos contenidos necesarios para tener un lenguaje común. [5] 

Todas estas limitaciones que el propio ser humano se impuso para obtener mayor seguridad, crean tensiones que en su punto límite se traducen en violencia [5]. De acuerdo a cómo en un tiempo pretérito, fueron atravesados por las pautas psíquicas internalizadas, será como responda ante esta nueva situación (en donde puede sentirse reducido a un objeto) que se le presenta: la adolescencia y la situación escolar.

Enfrentado a estas circunstancias, el adolescente podrá responder de tres maneras distintas según la angustia que esto genere [21] 

1. -Adaptándose de acuerdo a su modo particular de ser 
2. -Produciendo un acting-out, es decir una actuación dirigido a otra persona, ponemos como ejemplo en este trabajo los casos de violencia escolar.  
3. - Un pasaje al acto en donde rompe toda la relación con los demás (suicidio, asesinatos, huida de la casa etc. )

En el período de la adolescencia se produce una trasgresión [22], que en esta etapa es normativa para el logro de su propia independencia, a lo que habría que sumar la situación escolar e institucional en donde el alumno queda reducido a un mero espectador que debe cumplir con determinadas pautas; la brecha generacional es necesaria par que se produzca la conflictiva generacional y lograr así la individuación [23].  

La conducta, siempre va a estar establecida por el atravesamiento de lo sociocultural [24] y el conflicto transgeneracional es vital para la individuación del sujeto y que debe existir cierta adaptabilidad a este momento del adolescente; lo que no implica dejar de cumplir el rol de padres pero sin llegar a una rigidez extrema que provoque salidas violentas [25].  

En síntesis, la conducta normal en la adolescencia es transgresora, se presenta con conflictivas generacionales propias de la necesaria brecha generacional y es dependiente del medio en donde se desarrolle; y es deseable que ocurra pues sino los peligros serian mayores

. La escuela vista como sistema 

La escuela puede tomarse como un sistema abierto, dado que mantiene relación con otros sistemas, pero a la vez dentro del sistema escuela conviven diferentes subsistemas: estudiantes, docente, directivo, administrativo, maestranza, auxiliar etc .
Cada uno de estos subsistemas con su particularidad y visión propia de los problemas El enfoque sistémico, negando la validez a cualquier intento de explicación de un fenómeno aislado y codificado, genera una nueva visión de las problemáticas humanas, incluso de carácter semántico y sintáctico[26] 

Ante un hecho de violencia, no se toma solo al autor del mismo o la situación que se produjo. Lo que primero se intenta consiste en tratar de extender el campo de observación, colocando el trastorno señalado dentro de un contexto más amplio.

Desde una óptica sistémica, tanto el concepto de patología como el modelo lineal de investigación causal, y también la arbitraria puntuación de una secuencia de hechos, resultan estériles, en relación con el cambio que se quiere provocar.

Un sistema es un conjunto de objetos que mantienen una relación entre sí y con cada uno de sus atributos, en el que, según Watzlawick y sus colaboradores, “. . . Los objetos son componentes o partes del sistema, los atributos son las propiedades de los objetos, y las relaciones mantienen unido al sistema” [27]

Intra e Inter Subsistemas, se producirán hechos de violencia que serán descriptos más adelante 

 

. Lo social como formador de conductas violentas

Para el estudio de la violencia es necesario partir de la premisa que persona y medio no funcionan con independencia, sino que a su vez interactúan entre sí. La teoría del aprendizaje social sostiene que conducta, persona y medio están entrelazados determinándose recíprocamente, pudiendo por ejemplo alguno de ellos predominar como seria el caso de la conducta en los comportamientos violentos. En este enfoque resultan importantes los procesos vicarios, simbólicos y autorregulatorios. Es decir, el aprendizaje que surge de la experiencia directa se hace en forma vicaria, observando las conductas de otras personas y sus consecuencias; queda claro que las conductas aprehendidas pueden resultar adaptativas o no dependiendo del modelo.  

Para hablar de la conducta debemos remitirnos a los orígenes de la misma y de ahí observamos que exceptuando los reflejos elementales, las personas no están equipadas con un repertorio innato de conductas: tienen que aprenderlas. Estas nuevas pautas de conducta pueden adquirirse por dos medios: experiencia directa u observación. Al primer medio se lo denomina llama “aprendizaje por las consecuencias de la respuesta”, y al segundo “aprendizaje por medio de modelos”. [28]


- aprendizaje por las consecuencias de la respuesta

Es el aprendizaje más rudimentario. Se basa en la experiencia directa y se funda en los efectos positivos o negativos que producen las acciones (reforzamiento diferencial). Así, se seleccionan las conductas que tuvieron éxito y se descartan las ineficaces. En los casos en que la conducta desadaptativa no sea sancionada puede transformarse en un aprendizaje negativo y con consecuencias ulteriores.

Estas consecuencias de la respuesta tienen tres funciones: proporcionan información, valen como incentivos, o sea tienen una función motivacional, y por último tienen capacidad para fortalecer automáticamente las respuestas; siendo ésta la función más controvertida.  

- aprendizaje por medio de modelos

La mayor parte de la conducta se aprende por observación de modelos: al observar a los demás, nos hacemos idea de cómo surgen las nuevas conductas y, posteriormente esta información codificada nos sirve como guía para la acción, evitando errores innecesarios. En el caso citado en el punto anterior los que observan pasivamente este acto violento sin consecuencias puede traducirse como el modelo a seguir 

El aprendizaje por observación está dirigido por cuatro procesos que si bien se consideran desde el plano de lo social, estos implican procesos psicofisiológicos muy precisos y que se encuentran como tales en toda conducta humana. Estos son: atención, Retención, Reproducción motora y Motivación

Sintetizando desde lo social se generan conductas no deseables si no se encuentran modelos adecuados, para incentivar o que se pueda imitar o tomar de ejemplo. La escuela en esto tiene una gran responsabilidad, no siendo la única, también es función de la familia; tanto la escuela como la familia deben ofrecer modelos deseables por la sociedad, corrigiendo aquellos que conduzcan a situaciones de violencia.  

VIOLENCIA ESCOLAR 

La violencia se caracteriza tanto por su complejidad como por su multitud de rasgos o elementos constitutivos lo que impide tanto una definición exacta del fenómeno como el examen de medidas correctas orientadas a su control y prevención. No hay una, sino muchas variedades de violencia y es aquí donde se encuentra uno de los obstáculos para definirla.  

La violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones afectivas, somáticas y mentales, están por debajo de sus realizaciones potenciales. La violencia así entendida encierra varias distinciones: violencia física y psicológica, deliberada y no deliberada, manifiesta o latente, personal o estructural.

Esto implica que la comprensión de la violencia social o de la violencia juvenil requiere junto a una buena definición de las mismas el auxilio en su estudio de diversas disciplinas (etología, ciencias biológicas, psicología, sociología, ciencias políticas, criminología. . . ) y la adopción de enfoques tanto punitivos como preventivos.  

. Violencia Social

”La violencia escolar existe en la medida en que existe la violencia en la sociedad. Los docentes atribuyen a la violencia que se da dentro de la institución como propia y exclusiva de los alumnos, mientras que este es un fenómeno que atañe a la sociedad en general incluida la institución escolar junto con los docentes y miembros de la comunidad educativa, así como también a los alumnos”. [4] 

Según Castro Santander A. [11] diferencia distintos tipos de violencia reconocidos universalmente: 

· Disrupción en las aulas Intersubsistema e Intersubsistema (Docentes -estudiantes y estudiantes entre si)
· Problemas de disciplina . Intersubsistema docentes-estudiante
· Maltrato entre compañeros (bullying). Intrasubsistema (estudiantes entre si)
· Vandalismo. Intersubsistema estudiantes-institución 
· Violencia física (agresiones, extorsiones). Intra e Inter subsistemas
· acoso sexual (una forma particular de bullying) Intra e Inter. subsistema.

- Contexto Sociocultural 

La violencia atraviesa distintos contextos: el macro contexto social, el contexto familiar e interpersonal y el contexto intrasubjetivo [29] Esta generalización de la violencia se ve facilitada por la ruptura de los límites entre lo público y lo privado propia de los tiempos posmodernos.

Los medios de comunicación también juegan un papel importante, donde el doble mensaje es bastante habitual (imágenes violentas, bromas pesadas, dibujos animados teñidos de ternura con dudosos mensajes) a esto habría que sumarle los juegos por computadora y videojuegos. Estos elementos que están por fuera del sistema educativo y por lo cual este pertenece a un sistema abierto.

- Violencia Institucional

La violencia siempre tiene que ver con una situación de asimetría: hay alguien que la ejerce y alguien que la sufre. Las relaciones “docente-alumno”, en ámbitos escolares donde el docente tiende a adjetivar, rotular o clasificar a sus alumnos dentro de determinadas características 

Se puede afirmar que la violencia apunta a un desequilibrio de fuerzas donde el más fuerte abusa del más débil con el fin de dominar. De este modo se legaliza una estructura jerárquica basada en la asimetría cuyas fuentes son: la autoridad y su estructura formal, el saber y su distribución, la relación adulto-niño y las diferencias sociales.  

Así mismo esta violencia institucional es sufrida también por los docentes con cambios de todo tipo en forma inconsulta (horarios, cursos, programas, grados etc. )

También otra forma de violencia menos visibles como es el caso muchas veces del prejuicio y de la discriminación (Diferencias en la conducta entre varones y niñas) [30]

La violencia institucional se desarrolla entre los distint

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