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Abuso sexual infantil: El juego como factor de resiliencia.

Autor/autores: Ana María Martorella
Fecha Publicación: 01/03/2010
Área temática: Infantiles y de la adolescencia, Trastornos infantiles y de la adolescencia .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

A través de la casuística de 9 niños (4 varones y 5 mujeres), de edades comprendidas entre los 4 y los 7 años al momento de la primera consulta psiquiátrica, y que presentaron indicadores de Abuso Sexual Infantil, revelado o no, se intenta inferir el papel del lenguaje lúdico en el desarrollo de recursos resilientes frente al hecho traumático temprano.

Se funda dicha inferencia a partir tanto de las actividades lúdicas observadas durante el proceso psicodiagnóstico y psicoterapéutico de los pacientes, como de los aportes teóricos de autores tales como S. Freud, Brunner (Teorías Evolucionistas), Vigotsky (Raíces genéticas del pensamiento y el lenguaje) y Melanie Klein.

Del material clínico se podrían desprender conclusiones con respecto a la elaboración del vínculo de la víctima con su agresor en relación al abuso, a la reparación de su YO dañado y a la construcción de su identidad sexual a partir del trauma.

Palabras clave: abuso sexual


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RESUMEN:
A través de la casuística de 9 niños (4 varones y 5 mujeres), de edades comprendidas entre los 4 y
los 7 años al momento de la primera consulta psiquiátrica, y que presentaron indicadores de Abuso
Sexual Infantil, revelado o no, se intenta inferir el papel del lenguaje lúdico en el desarrollo de
recursos resilientes frente al hecho traumático temprano. Se funda dicha inferencia a partir tanto de
las actividades lúdicas observadas durante el proceso psicodiagnóstico y psicoterapéutico de los
pacientes, como de los aportes teóricos de autores tales como S. Freud, Brunner ( Teorías
Evolucionistas ), Vigotsky ( Raíces genéticas del pensamiento y el lenguaje) y Melanie Klein. Del
material clínico se podrían desprender conclusiones con respecto a la elaboración del vínculo de la
víctima con su agresor en relación al abuso, a la reparación de su YO dañado y a la construcción de
su identidad sexual a partir del trauma.

INTRODUCCIÓN
El abuso sexual infantil es considerado actualmente uno de los cuadros que pueden provocar
síndrome de estrés Postraumático frente a una situación tan adversa como es la experiencia sexual
cuando el aparato psíquico y el sistema neurológico no poseen la madurez requerida para participar
de dichas vivencias en forma activa y voluntaria con capacidades y funciones plenamente
desarrolladas para consentirlas conscientemente.
Por ser una experiencia adversa en la vida de cualquier individuo en desarrollo y ante las diferencias
sintomatológicas que cada niño manifiesta durante su evolución y crecimiento, se presentarán
diversos casos, 4 varones y 5 mujeres de entre 4 y 7 años de edad al inicio del proceso
psicodiagnóstico, que presentaron indicadores de abuso sexual infantil.
En cada caso se intenta facilitar la apreciación del papel que juegan tanto los recursos protectores
individuales (ej. Mecanismos de defensa, inteligencia, etc. ) como así también las figuras de apego
(ej. Padre, madre, cuidadores externos, terapeutas, etc. ) que rodean al niño en relación al trauma,
ya sea en su calidad de protección, desprotección o victimización, como factores positivos o
negativos determinantes en la construcción de la personalidad resiliente de cada en niño.
Con el objeto de facilitar la comprensión del objetivo del presente trabajo, se deberá conocer
previamente las definiciones y aplicaciones de los términos involucrados en el mismo, como
resiliencia y abuso sexual infantil, teniendo en cuenta conocimientos previos ya consolidados como
ser marcos teóricos tales como la teoría del apego junto a las actuales fundamentaciones
neurobiológicas, y así luego pasar a conceptualizaciones del desarrollo lúdico infantil aportadas por
diferentes autores psicoanalistas y conductistas, antes de, finalmente, analizar el material lúdico
obtenido durante las sesiones con pacientes infantiles de ambos sexos en los que se reconocieron
indicadores de abuso sexual revelado y no revelado.
1. -Resiliencia
De acuerdo a Felipe Lecannelier, 2003. :
El tema de la Resiliencia puede ser clasificado dentro de aquellos temas que suelen considerarse de
"moda" dentro de la psicología actual. El problema es que cuando los temas y los enfoques
psicológicos se ponen de moda empiezan a sufrir una especie de "confusión e indefinición
conceptual", como producto del hecho de que mucha gente empieza a usarlos, o mejor dicho, "mal
usarlos". El concepto de "apego" está viviendo, o mejor dicho, "sufriendo" el mismo problema. Es
decir, que en la actualidad, tanto la "Resiliencia" como el "apego", son conceptos famosos en Chile y
en todo el mundo occidental.
Intentando ir un poco más allá de la "fama y la moda", el concepto de Resiliencia ha sido un
fenómeno objeto de muchas discusiones y controversias en los últimos años. Esta controversia ha
girado en los niveles conceptuales, empíricos y metodológicos. Sólo hace un par de años se publicó
una especie de revisión monográfica sobre el tema de la Resiliencia en la revista más prestigiosa
sobre "desarrollo infantil", titulada Child Development, por los autores Luthar, Cicchetti & Becker.
Resumiendo las conclusiones de este importante artículo, ellos concluyen que:
"El trabajo en Resiliencia posee un potencial sustancial para aumentar la comprensión sobre los
procesos que afectan los individuos en riesgo. Sin embargo, la materialización del potencial de este
constructo permanecerá detenida sin una atención científica continuada hacia algunos problemas
conceptuales y metodológicos que han remarcado, tanto los escépticos de este constructo así como
sus adeptos" (Luthar, Ciccheti & Becker, 2000, pp. 543).
En términos mas simples, la conclusión de estos autores radica en remarcar que el constructo de
Resiliencia es tremendamente relevante, pero presenta muchas deficiencias que necesitan ser
mejoradas a través de una actitud científica sistemática.
Con la intención de comenzar a caminar en la senda de profundizar en el tema de resiliencia en
CEANIM y MAK CONSULTORA les ha parecido fundamental abrir un diálogo respecto del verdadero
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significado de los mecanismos protectores, para así avanzar en la profundización e intentar
"desenrollar" la madeja que con frecuencia se crea en relación a ciertos conceptos de moda -como
señala Felipe Lecannelier- y que de acuerdo a Cyrulnik (2003 Conferencia CEANIM - Corporación
Cultural de Las Condes), pueden comenzar a ser utilizados como la "Coca Cola".
CEANIM inició así, el análisis de los mecanismos protectores. En primer lugar, dada su importancia,
presentaron algunas referencias respecto del llamado "amor incondicional" que se relaciona
estrechamente con el tema de "Apego"
Entre una serie de aspectos Fonagy (1994) comenta que "el apego seguro es conducente a la
resiliencia".
Según la bibliografía consultada, se puede acepta la siguiente definición:
La resiliencia es la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a
pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces
graves. La resiliencia se sitúa en una corriente de psicología positiva y dinámica de fomento de la
salud mental y parece una realidad confirmada por el testimonio de muchísimas personas que, aún
habiendo vivido una situación traumática, han conseguido encajarla y seguir desenvolviéndose y
viviendo, incluso, en un nivel superior, como si el trauma vivido y asumido hubiera desarrollado en
ellos recursos latentes e insospechados. Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia
han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica
actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no
indica patología, sino un ajuste saludable a la adversidad.
Es probable que esta capacidad sea tan antigua como la humanidad misma, sin embargo, ha sido en
los últimos años que la psicología le ha hincado el diente a fondo, pues se la considera un concepto
fundamental de prevención en salud mental. Las investigaciones actualmente apuntan a alcanzar un
conocimiento más sistemático de la resiliencia, con el propósito de darle una aplicación más
práctica, explica la psicóloga María Angélica Kotliarenco.
Los autores de los primeros estudios vieron con asombro cómo ciertos niños expuestos a
condiciones de pobreza y de vida altamente estresantes, lograban salir adelante de manera
constructiva.
La resiliencia es una característica que puede aparecer como producto de una interacción positiva
entre el componente personal y ambiental de un individuo. Al respecto, el vínculo afectivo que se
establece en los primeros años de vida es fundamental. No se sabe muy bien cómo, pero la
interacción y las relaciones de apego entre un cuidador (madre, padre) y un bebé desarrollan en
ésta ciertos mecanismos psicológicos protectores, explica Felipe Lecannelier, psicólogo de la
Universidad del Desarrollo.
A cualquier estudioso en ciencias físicas no le llamaría especialmente la atención escuchar la palabra
resiliencia, porque es un término institucionalizado para referirse a la capacidad de un cuerpo para
recuperar su forma y tamaño original después de haber sido comprimido, doblado o estirado.
Muchos seres humanos pese a que han sido "comprimidos y estirados" por sus circunstancias,
vuelven a recuperarse.
En español y en francés (resilience) se emplea en metalúrgica e ingeniería civil para describir la
capacidad de algunos materiales de recobrar su forma original después de ser sometidos a una
presión deformadora.
Quizás ésa fue la razón para que, en 1942, la investigadora Scoville decidiera pedirla prestada a la
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física para incorporarla a la psicología y psiquiatría.
Durante treinta años poco fue lo que se ahondó en resiliencia, una castellanización de la inglesa
resiliency, e incluso padeció de un gran olvido, hasta que en la década de los '70 los psicólogos
consideraron que "invencibles", "súper hombre" o "súper mujer" eran calificativos demasiado
agobiantes para las personas que salían adelante pese a las condiciones adversas que enfrentaban,
convirtiéndose además en adultos saludables.
Resilire en buen latín quiere decir "volver a entrar saltando" o "saltar hacia arriba".
Posee 2 elementos importantes:
·
·

resistencia o capacidad de proteger su propia integridad frente a los efectos de estrés o
tensión negativos
elasticidad o flexibilidad para proseguir el desarrollo de los procesos constructivos.

Algunas

definiciones

de

resiliencia,

propuestas

por

diversos

autores:

* La resiliencia se ha caracterizado como un conjunto de procesos sociales e intrapsíquicos que
posibilitan tener una vida "sana" en un medio insano. Estos procesos se realizan a través del tiempo,
dando afortunadas combinaciones entre los atributos del niño y su ambiente familiar, social y
cultural. (Rutter, 1992).
* habilidad para resurgir de la adversidad, adaptarse, recuperarse y acceder a una vida significativa
y productiva (ICCB, Institute on Child Resilience and Family, 1994).
* La resiliencia distingue dos componentes: la resistencia frente a la destrucción, es decir, la
capacidad de proteger la propia integridad, bajo presión y, por otra parte, mas allá de la resistencia,
la capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a las circunstancias difíciles
(Vanistendael, 1994).
*Capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas e inclusive,
ser transformados por ellas (Grotberg, 1995).
* La resiliencia significa una combinación de factores que permiten a un niño, a un ser humano,
afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida, y construir sobre ellos (Suárez
Ojeda, 1995).
* Concepto genérico que se refiere a una amplia gama de factores de riesgo y su relación con los
resultados de la competencia. Puede ser producto de una conjunción entre los factores ambientales
y el temperamento, y un tipo de habilidad cognitiva que tienen algunos niños aun cuando sean muy
pequeños (Osborn, 1996).
* La resiliencia es una respuesta global en la que se ponen en juego los mecanismos de protección,
entendiendo por estos no la valencia contraria a los factores de riesgo, sino aquella dinámica que
permite al individuo salir fortalecido de la adversidad, en cada situación especifica y respetando las
características personales (Infante 1997).
* La resiliencia es un proceso dinámico que tiene por resultado la adaptación positiva en contextos
de gran adversidad (Luthar y otros, 2000).
A lo largo de la historia aparecen ejemplos de individuos destacados que hicieron aportes
significativos para la humanidad, quienes debieron enfrentar severas circunstancias: desde
Desmostenes hasta Rigoberta Menchú pasando por Ana Frank, Piaget. Asimismo pueblos enteros y
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grupos étnicos han demostrado capacidades sorprendentes para sobreponerse a la persecución, a la
pobreza y al aislamiento, así como a las catástrofes naturales o a las generadas por el hombre.
Desde el decenio de los años ochenta ha existido un interés creciente por tener información acerca
de aquellas personas que desarrollan competencias a pesar de haber sido criadas en condiciones
que aumentan las posibilidades de presentar patologías mentales o sociales. Se concluyo que el
adjetivo resiliente, tomado del inglés resilient, expresaba las características mencionadas
anteriormente y que el sustantivo "resiliencia" expresaba esa condición.
Así el término es adoptado por las ciencias sociales para caracterizar a aquellos sujetos que, a pesar
de nacer y vivir en condiciones de alto riesgo, se desarrollan psicológicamente sanos y socialmente
exitosos.
Factores de riesgo: son todas aquellas características, hechos o situaciones propias del
niño/adolescente o de su entorno que aumenten la posibilidad de desarrollar desajuste psicosocial.
Factores protectores: son aquellas características, hechos o situaciones propias del
niño/adolescente o de su entorno que elevan su capacidad para hacer frente a la adversidad o
disminuye la posibilidad de desarrollar desajuste psicosocial aun con la presencia de factores de
riesgo.
Individuos resilientes: son aquellos que al estar insertos en una situación de adversidad, es decir,
al estar expuestos a un conglomerado de factores de riesgo, tienen la capacidad de utilizar aquellos
factores protectores para sobreponerse a la dificultad, crecer y desarrollarse adecuadamente,
llegando a madurar como seres adultos competentes, pese a los pronósticos desfavorables.
Es conveniente diferenciar entre el enfoque de riesgo y el enfoque de resiliencia. Ambos son
consecuencia de la aplicación de método epidemiológico a los fenómenos sociales. Sin embargo, se
refieren a aspectos diferentes pero complementarios. Considerarlos en forma conjunta proporciona
una máxima flexibilidad, genera un enfoque global y fortalece su aplicación en la promoción de un
desarrollo
sano.
El enfoque de riesgo se centra en la enfermedad, en el síntoma y en aquellas características que se
asocian con una elevada probabilidad de daño biológico, psicológico o social.
El enfoque de resiliencia describe la existencia de verdaderos escudos protectores contra fuerzas
negativas, expresadas en términos de daños o riesgos, atenuando así sus efectos y, a veces,
transformándolas
en
factor
de
superación
de
las
situación
difícil.
Ambos enfoques se complementan y se enriquecen, posibilitando analizar la realidad y diseñar
intervenciones eficaces.
LOS PILARES DE LA RESILIENCIA
a) Intropespección: arte de preguntarse a sí mismo y darse una respuesta honesta.
b) Independencia: saber fijar límites entre uno mismo y el medio con problemas, de mantener
distancia
emocional
y
física
sin
caer
en
el
aislamiento.
c) Capacidad de relacionarse: habilidad para establecer lazos e intimidad con otra gente, para
equilibrar la propia necesidad de afecto con la actitud de brindarse a los otros.
d) Iniciativa: gusto de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más complejas.
e)
Humor:
encontrar
lo
cómico
en
la
propia
tragedia.
f) Creatividad: capacidad de crear orden, belleza y finalidad a partir del caos y el desorden.
g) Moralidad: consecuencia para extender el deseo personal de bienestar a toda la humanidad y
capacidad de comprometerse con valores; este elemento ya es importante desde la infancia, pero a
partir
de
los
10
años.
h) autoestima consistente: Base de los demás pilares y fruto de cuidado afectivo consecuente del
niño o adolescente por parte de un adulto significativo.
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La resiliencia es la naturaleza dinámica. Puede variar a través del tiempo y las circunstancias.
Es el resultado de un equilibrio entre factores de riesgo, factores protectores y personalidad del ser
humano.
La resiliencia tiene dos componentes importantes: la resiliencia a la destrucción y la capacidad para
reconstruir sobre circunstancias o factores adversos. Se han encontrado condiciones del medio
ambiente social y familiar que favorecen la posibilidad de ser resiliente como son: la seguridad de un
afecto recibido por encima de todas las circunstancias y no condicionado a las conductas ni a ningún
otro aspecto de la persona, la relación de aceptación incondicional de un adulto significativo; y la
extensión de redes informales de apoyo.
"LA CASITA": Edificación de la resiliencia
"La Casita" representa en forma esquemática aquellos elementos con los que se puede construir la
resiliencia.

Suelo
Las necesidades materiales básicas
(salud, nutrición, reposo, recreación)
El esquema de la "casita" esta propuesto a nivel internacional. En la "casita" cada habitación refiere
un campo de intervención posible para la construcción o el mantenimiento de la resiliencia. Los
contextos, los problemas, las culturas son demasiadas diferentes y variadas, de allí que no se puede
indicar que acciones realizar en cada habitación de la "casita". El suelo de las necesidades materiales
variará de un país a otro. La cultura local representara en cierta manera el material de construcción
de la "casita". Es indispensable tomarlo en cuenta. Cuáles serían los elementos de la cultura de los
niños y de su entorno para edificar la "casita" de la resiliencia? Historias, cuentos, imágenes,
músicas, juegos, humor local, deportes, fiestas, todo tipo de símbolos, costumbres, tareas, comidas.
La "casita" puede servir para encontrar puntos fuertes y débiles de un niño y del entorno en el que
vive. Esto no quiere decir que, en ciertos casos, deba recurrirse a un diagnóstico profesional
profundo. La resiliencia es sólo un enfoque y la "casita" sólo una herramienta de trabajo.

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Nuevas tendencias en la resiliencia
La resiliencia es un proceso: hay factores de resiliencia, comportamientos resilientes y resultados
resilientes.
*
La
resiliencia
puede
ser
fomentada:
A los factores temperamentales (que vienen con el nacimiento, pero pueden ser moldeados) se
suman los factores ambientales, los cuales pueden ser adquiridos, promovidos y modificados.
Cualquier adulto puede promover la resiliencia, ya que como tal tiene la responsabilidad de cuidar y
proteger a niños y adolescentes, asegurarles afecto, confianza básica e independencia.
* La resiliencia se funda en una interacción entre la persona y su entorno:
Para que la resiliencia se desarrolle requiere que se ponga en marcha los recursos propios del
niño/adolescentes y que se trabaje sobre su ambiente o medio cultural. Una persona puede ser
resiliente
en
un
medio
y
en
otro
no.
(REDES INFORMALES)
*
La
resiliencia
no
es
una
capacidad
absoluta
ni
estable:
Si las circunstancias mejoran, la protección es mayor para el niño. Si empeoran habrá más factores
que pongan en riesgo la fortaleza del pequeño y lo vuelvan más vulnerable.
*
La
resiliencia
es
una
capacidad
universal:
Todo niño tiene el potencial de desarrollar y mostrar su resiliencia. Todo niño cuenta con ciertos
recursos que lo pueden ayudar a sobrellevar la adversidad. Nuestra tarea esta en descubrir en todas
las señales de resiliencia y los recursos que poseen, por mas débiles que aparezcan.
De acuerdo a todo esto se debe diferenciar la personalidad resiliente de la personalidad resistente
( hardiness ).
El concepto de personalidad resistente aparece por primera vez en la literatura científica en 1972,
en relación a la idea de protección frente a los estresores. Son Kobasa y Maddi los autores que
desarrollan el concepto, a través del estudio de aquellas personas que ante hechos vitales negativos
parecían tener unas características de personalidad que les protegían. Así, se ha establecido que las
personas resistentes tienen un gran sentido del compromiso, una fuerte sensación de control sobre
los acontecimientos y están más abiertos a los cambios en la vida, a la vez que tienden a interpretar
las experiencias estresantes y dolorosas como una parte más de la existencia. En general, se
considera que es un constructo multifactorial con tres componentes principales: compromiso, control
y reto. El concepto de personalidad resistente está íntimamente ligado al existencialismo.
La persona quedaría determinada por factores externos, aquellos eventos que aparecen en el
entorno del individuo y se convierten en una amenaza para su salud y bienestar. Expresión de ello
es la aparición en la literatura científica del término eventos vitales, práctico concepto referido a
los diversos sucesos que pueden presentarse en la vida cotidiana de una persona potencialmente
lesivos para su salud y bienestar.
Pero estas consideraciones presentaban limitaciones en tanto obviaban las diferencias
individuales en las personas expuestas a estos eventos que podrían tanto amortiguar como
intensificar su impacto, y no tomaban en consideración, el cuidado, mantenimiento, restablecimiento
u optimización de su salud.
Dicen Peñacoba y Moreno, 1998 ". . . como el individuo puede tanto crear como reaccionar ante
acontecimientos vitales en su vida y tanto tolerar como enriquecerse de las situaciones
estresantes. . . "
Por esta razón, surgen y se desarrollan en el ámbito científico toda una serie de conceptos que
resaltan la significación de las diferencias individuales y el papel activo del hombre en sus
constantes transacciones con un entorno que es ¡o es percibido! como estresante para la persona.
Entre estos conceptos resaltan los de expectativa de Autoeficacia (Bandura, 1977), Sentido de
Coherencia (Antonovsky, 1990) y personalidad Resistente (Cobaza, Maddi y Kahn, 1993).
No obstante, como veremos a continuación, estamos en presencia de un concepto multidimensional,
más amplio que la simple resistencia para hacer frente a las adversidades y que incluye otros
componentes que implican la flexibilidad y la habilidad solucionadora de problemas, en estrecha
relación con la forma de percibir la situación estresante.
De esta misma manera, el concepto de personalidad Resistente presupone una persona que posee
una serie de características y rasgos de personalidad protectores y potenciadores del bienestar y
además se "auto-construye" a través de sus distintas acciones a lo largo del ciclo Vital, en el que
son inevitables los procesos de cambio, que son percibidos como oportunidades para el crecimiento
personal más que como peligros y amenazas al bienestar.
La resiliencia concepto en el que convergen la pediatría, el psicoanálisis y la salud pública, propone
trabajar ya no sobre los factores de riesgo que acechan la niñez, sino sobre la capacidad de los
pequeños para afrontarlas, poniendo en juego sus capacidades individuales. Las investigaciones en
resiliencia han cambiado la forma en que se percibe al ser humano: de un modelo de riesgo basado
en las necesidades y en la enfermedad se ha pasado a un modelo de prevención y promoción
basado en las potencialidades y los recursos que el ser humano tiene en si mismo y a su alrededor.
La resiliencia se sustenta en la interacción existente entre la persona y el entorno.
Específicamente en el plano de las intervenciones psicosociales, el modelo de resiliencia ha
cambiado la naturaleza de los marcos conceptuales, las metas, las estrategias y las evaluaciones. En
el área de las metas de intervención, estas incluyen la promoción de apropiación positiva al mismo
tiempo que previenen problemas específicos o síntomas. Las estrategias buscan promover ventajas
y aspectos positivos de la ecología del individuo además de reducir el riesgo o las fuentes de estrés,
buscan promover procesos de desarrollo humano además del tratamiento de la enfermedad.
El enfoque de la resiliencia entiende el desarrollo humano dentro de un contexto específico. Es
decir, si cada individuo está inmerso en un marco ecológico, entonces para comprender mejor el
proceso de resiliencia, es necesario considerar el ambiente y la cultura del individuo, al igual que las
tareas especificas correspondientes a cada etapa del desarrollo.
Indicadores para identificar a un niño resiliente:
Un niño resiliente muestra algunas o varias de estas características a pesar de su exposición a
situaciones adversas.
Se valora a si mismo: Confía en sus capacidades y muestra iniciativa para emprender acciones o
relaciones con otras personas porque se siente valioso, merecedor de atención. (AUTOESTIMA)
* Tiene capacidad de disfrutar de sus experiencias: Es capaz de jugar. Puede reír y gozar de
emociones positivas. Tiene SENTIDO DEL humor.
* Se puede relacionar bien con las personas: Tiene amigos. Participa de actividades con ellos y con
agrado. Puede que a veces pelee, pero es capaz de amigarse. Tiene en general, una buena relación
con los adultos.
* Es creativo: Tiene capacidad para usar su imaginación y transformar las cosas, innovando. La
creatividad se ve muchas veces reflejada en el juego y en los dibujos.
* Tiene curiosidad por conocer: En el caso de niños pequeños, la curiosidad se manifiesta a través

del interés por conocer el mundo, explorándolos. En niños más grandes, el interés se manifiesta por
el aprendizaje. Le agrada aprender.
* En relación a su comportamiento: Es capaz de llevar a cabo tareas que se esperan para su edad.
Orienta su comportamiento positivamente.
* Es un niño que tiene una salud física aceptable.
Promoción de las resiliencia

Promover la resiliencia es reconocer la fortaleza más allá de la vulnerabilidad. Apunta a mejorar la
calidad de vida de las personas a partir de sus propios significados, según ellos perciben y enfrentan
al mundo.
En los niños especiales:
* Promover amor incondicional.
* Expresar dicho amor verbal y físicamente de manera apropiada a la edad.
* Elogiar los logros y comportamientos deseados.
* Equilibrar las consecuencias o sanciones de errores con cariño y comprensión, así el niño puede
fallar sin sentir demasiada angustia, o miedo de la perdida de la aprobación del amor.
*Instalarlo a que acepte la responsabilidad de sus comportamientos y, al mismo tiempo, promover
su confianza y optimismo sobre los resultados deseados.
* Apreciar a cada niño como persona a acompañarlo en sus dificultades y logros.
* Favorecer la capacidad lúdica, la imaginación y la creatividad.
* Permitir la expresión de sentimientos, emociones y sentido del humor.
* Desarrollar las relaciones con otros a través de juegos libres, y en el establecimiento de normas y
límites.
El doctor en psicología Felipe Lecannelier destaca:
"En la década de los '60 John Bowlby, psicoanalista inglés, descubrió cuán determinante era para la
salud mental de las personas haber mantenido en etapas tempranas un vínculo afectivo y
satisfactorio con su progenitora, el padre u otro cuidador exclusivo. Y, al revés, las graves secuelas
que podía dejar un mal apego y, más aún, el abandono. Incluso había experiencias que
demostraban que bebés bien alimentados y cuidados, pero sin un afecto destinado sólo para ellos,
se desarrollaban mal y hasta podían morir; pasaban en hospitales y hogares de menores".
A pesar de que el apego es una palabra de moda, muchos lo confunden con el llamado bonding, que
consiste en dejar al recién nacido, durante 40 minutos, piel contra piel, sobre el pecho materno.
"Pero ese primer contacto es el comienzo, sólo una parte del apego, que se va formando a lo largo
de los tres primeros años del niño y se puede mejorar o fortalecer con intervenciones preventivas y
terapéuticas".
Cuando los progenitores son fríos o negligentes y no acuden al llanto de su pequeño, éste aprende
que ellos no estarán nunca para él. "Este estilo de apego, llamado evitante, dará un chico depresivo,
solitario y que confía poco en los demás".
El cuarto estilo - el desorganizado- es el más preocupante. "Los progenitores son alcohólicos,
drogadictos o tienen otro trastorno psiquiátrico, lo que puede repercutir gravemente en la salud
mental del niño".
Es importante entender la resiliencia como un proceso de superación de la adversidad y
responsabilidad social y política, ya que la resiliencia puede ser promovida con la participación de
padres, investigadores, personas que trabajan en el terreno implementando programas
psicosociales, servicios sociales, los políticos y la comunidad. De esta manera, la resiliencia permite
una nueva epistemología del desarrollo humano, en tanto enfatiza el potencial humano, es específica
de cada cultura y hace un llamado a la responsabilidad colectiva. Un enfoque en resiliencia permite
que la promoción de la calidad de vida sea también una labor colectiva.
Aportes Neurobiológicos
Por otro lado, las neurociencias han realizado aportes importantes para la comprensión del
desarrollo de actitudes resilientes frente a la adversidad.
Puede observarse que se ha conformado una considerable plataforma en torno a lo que Rutter ha
denominado como "la negociación que las personas hacen frente a situaciones de riesgo" (citado en
Kotliarenco et al. , op. cit. : 3). No obstante, se trata de un acervo inacabado, que se encuentra en el
nivel de lo descriptivo. En efecto, aún se desconoce el espectro completo, la jerarquía y las
relaciones entre los mecanismos protectores --biológicos, psicológicos, sociales, culturales y
ecológicos-- del individuo ante lo adverso (Shore 1997).
A través de la neurología, sus hallazgos sobre el desarrollo y funcionamiento del cerebro y sobre las
relaciones entre éste y el comportamiento, han levantado interrogantes de interés respecto de las
bases biológicas del fenómeno de la resiliencia (Shore op. cit. ).
Algunos antecedentes
Recientes investigaciones proponen que el cerebro, dada su responsividad --es decir, plasticidad-- a
la experiencia ambiental, resulta afectado en su estructura y función por ella (Masten y Coastworth
1998). Esto se explica dado que, en la corteza cerebral, diferentes regiones incrementan su tamaño
(al aumentar el número de dendritas en cada neurona) cuando son expuestas a condiciones
estimulantes y, mientras más prolongadas éstas, mayor su crecimiento (Shore, op. cit. ). Esta
actividad cerebral sería dirigida de modo muy grueso por patrones neuronales genéticamente
configurados; en tanto, los detalles de dichos patrones (es decir, la cantidad y tipo de conexiones
sinápticas) estarían en gran parte condicionados por la interacción con el ambiente (Greenough et
al. 1987).
Para alcanzar los más altos niveles de desarrollo cerebral a través de la interacción con el ambiente
es crucial la [oportunidad], 2 es decir, el momento de la vida, en que ésta ocurre: si bien el
aprendizaje continúa a través de todo el ciclo de vida, hay tiempos específicos para que se realice en
forma óptima. Puesto que las diferentes regiones del cerebro maduran en distintos momentos, cada
una de ellas es más sensible a distintas experiencias en diferentes edades y, por esta razón, durante
estos períodos críticos, el cerebro es particularmente eficiente ante particulares tipos de aprendizaje
y susceptible de ser alterado en su "arquitectura". En términos concretos, esto quiere decir que al
individuo se le abren distintas "ventanas de oportunidades" ("windows of opportunity") para el
aprendizaje en momentos específicos de la vida, los que, de acuerdo a ciertos autores, no se
extenderían más allá de los diez o doce años de edad (Hancock 1996).
Lo anterior se enmarca dentro de la siguiente idea: no es ningún elemento ni patrón de elementos
particulares lo que define el rumbo del desarrollo; antes bien, es la reunión de múltiples factores en
un contexto lo que explica este proceso (Sameroff et al 1993). Esto no ocurre mecánicamente: las
interacciones entre los factores son complejas en naturaleza y diferentes para el desarrollo de las
competencias socioemocionales y cognitivas de los niños (Sameroff y Seifer 1983). Por ejemplo,
desde los dos años, entre las distintas funciones de desarrollo, las que resultan más afectadas por
las características del ambiente son aquellas de tipo cognitivo; téngase en cuenta que el coeficiente
intelectual, nivel educacional y comportamiento maternos, en el período señalado, se encuentran
fuertemente asociados al desarrollo cognitivo y verbal de los niños (Bendersky y Lewis 1994;
McLoyd 1998).
Dichos hallazgos son complementados por los alcanzados en estudios abocados a conocer las
relaciones entre el comportamiento y la actividad adrenocortical en infantes. Desde hace ya tres
décadas (Anders et al. 1970), esta asociación ha suscitado el interés científico, principalmente por
dos razones. La primera es la fuerte evidencia de que el sistema pituitario-adrenal es un indicador
extremadamente sensible de la detección de muchos cambios ambientales adversos por parte del
organismo. La segunda es la demostración de que la respuesta pituitario-adrenal depende no sólo
de la existencia de una situación adversa, sino del grado en que ésta se define cómo tal (Levine et
al. 1987).
Las situaciones estresantes producen elevaciones de los niveles de la hormona esteroidal cortisol. En
un estudio pionero que intentó relacionar cuatro estados conductuales (llanto, vigilia, movimiento
ocular rápido y movimiento ocular no rápido) con los niveles de cortisol- se encontró que el cortisol
se elevó marcadamente después del llanto, mientras que en los otros estados permaneció constante
(Anders et al. , op. cit. ).
La producción de cortisol en recién nacidos ante una estimulación aversiva-específicamente,
circuncisión- mostró que el cortisol se elevaba luego de ésta, aunque, luego de un lapso, volvía a los
niveles previos al procedimiento. Junto a esto, se encontró que la [angustia]3 conductual se
correlacionó positivamente con el cortisol y que el sueño tranquilo previo, negativamente con aquél
(Gunnar et al. 1985).
Investigaciones en primates infantes en situación de separación materna han revelado que ésta
produce elevaciones en los niveles de cortisol, los que se encuentran asociados a la drasticidad de la
separación de la madre: en condiciones de separación absoluta o casi absoluta, el cortisol se elevó
fuertemente; mientras, aquellas separaciones menos drásticas, produjeron sólo pequeños cambios,
los que además no alcanzaban larga duración, contrariamente a lo observado en aislamiento
absoluto o casi absoluto (Levine, et al. , op. cit. ).
Spangler y Grossman (1993) muestran que, ante situaciones extrañas, el cortisol se incrementa en
los niños catalogados como [inseguros-evitantes]4 y en los [desorganizados], 5 no así en los seguros.
Nachmias et al. (1996) estudiaron el rol moderador de la relación de [apego]6 entre la madre y el
niño en las inhibiciones conductuales y la reactividad al estrés de éste. Las elevaciones de cortisol
fueron encontradas sólo en aquellos infantes inhibidos con relaciones de [apego] inseguras.
Investigando la organización bioconductual en infantes con diferentes tipos de [apego], Spangler y
Schieche (1998) dan cuenta de que la activación adrenocortical fue más prominente en infantes
inseguros con alta inhibición conductual, lo que interpretan como un indicador de la relación de
[apego] seguras como amortiguador social contra las disposiciones temperamentales menos
adaptativas.
Interesa especialmente el estudio elaborado por Gunnar (1996, citado en Shore, op. cit. ), que
propone que los eventos traumáticos o adversos, sean psicológicos o físicos (nutrición pobre,
permanentes niveles elevados de estrés, violencia), elevan los niveles individuales de cortisol, el
que, a su vez, afecta el metabolismo, el sistema inmune y el cerebro. De este modo, este tipo de
experiencias puede socavar el desarrollo neurológico y deteriorar la función cerebral al reducir el
número de sinapsis neuronales en ciertas partes del cerebro, deteriorar el proceso de mielinización y
destruir neuronas (Shore, op. cit. ). De hecho, los niños que tienen altos niveles de cortisol en forma
crónica, muestran algún retraso en su desarrollo, en comparación con sus pares que tienen niveles
de cortisol normal.
Es de especial importancia señalar que lo descripto no ocurre en niños que reciben cuidado
sensitivo, afectuoso y enriquecedor en su primer año de vida, éstos son menos propensos a
responder a la tensión produciendo cortisol en comparación con aquellos niños que no tuvieron ese
tipo de cuidados. De modo que, cuando un niño es abandonado o descuidado muy temprano en su
vida, funciones cerebrales mediatizadas como la empatía, el apego, la regulación de los afectos, la
capacidad de aprendizaje o de resolución de problemas, resultan a menudo dañadas.

2. -Abuso Sexual Infantil
DEFINICIÓN DE ABUSO SEXUAL
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Helter & Kempe ( 1976 ) : Abuso Sexual es todo aquello que involucre a niños y
adolescentes , dependientes y mentalmente inmaduros, en actividades sexuales que ellos no
pueden comprender conscientemente, para las que ellos no poseen capacidad de autorización
consciente , o que violan tabúes sociales en relación a los roles familiares.
National Center on Child Abuse & Neglect ( USA ) : Cualquier contacto u otra interacción
entre un niño y un adulto, siendo el niño usado para estimular el placer sexual del adulto or
cualquier otra persona . El abusador puede ser menor de 18 años, pudiendo ser considerado
como abusador si existe una diferencia significativa de edad entre él y su víctima, o si el
abusador presiona o controla los hechos y actitudes de la víctima .
ABUSO SEXUAL INFANTIL CIE 10 : Eje V Situaciones Psicosociales Anómalas en su punto
I : Relaciones Intrafamiliares
Abuso Sexual : Acto ejercido por los responsables del cuidado del niño .
Asalto Sexual : Actos sexuales cometidos por personas que no son responsables del cuidado
del niño. Los padres que abusan sexualmente a sus hijos pueden también asaltar a otros
niños fuera de su familia como también permitir que sus hijos sean abusados por otros.
Prostitución Infantil : Es una forma de abuso infantil. Cuando los adultos tienen sexo con
niños, el niño es siempre la víctima.

Formas de Abuso Sexual Infantil :
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Caricias en los genitales del niño ;
Caricias por parte del niño en los genitales del agresor ;
coito, violación y sodomía;
voyeurismo ;
estimulación genito-oral ;
estimulación verbal ;
exhibicionismo ;
explotación comercial a través de prostitución , y
la producción de material pornográfico .

Neuroplasticidad y neurodesarrollo Infantil

La encefalización permite el desarrollo de habilidades ( cognitivas ) , proceso influenciado por
el ambiente que a su vez influencia la mielinización desde el nacimiento junto al desarrollo de
dendritas y sinápsis .
Las cortezas cerebrales ( 2 y 3 ) se desarrollan a las edades de 3 y 5 años para formar
sinápsis y completar procesos cognitivos junto a las interconexiones cerebelosas.
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11º Congreso Virtual de psiquiatría. Interpsiquis 2010
www. interpsiquis. com - Febrero-Marzo 2010
Psiquiatria. com

ABUSO SEXUAL INFANTIL: EL JUEGO COMO FACTOR DE RESILIENCIA

El control límbico de los impulsos aparece a la edad de un año , de manera que un niño
puede comprender más de lo que puede expresar .
El proceso de integración sensorial está completo en el recién nacido , permitiéndole el
aprendizaje de atención, discriminación e integración.
El sistema cognitivo depende del desarrollo emocional.
Los centros límbicos modulan centros neocorticales ( ética, estética ) mientras que la corteza
orbital posterior posee jerarquía afectiva, de manera que el bebé puede controlar su ansiedad
entre los 10 y 18 meses.
El sistema serotoninérgico posee funciones de regulación afectiva, térmica y de ingesta de
alimentos, y control de ganglios basales.

Anomalías Neurológicas

Efectos negativos en el desarrollo cerebral.
Los cambios se pueden documentar por electroencefalograma ( EEG ) y resonancia
magnética nuclear ( RMN ).
Ondas cerebrales anormales clínicamente significativas en pacientes con historia de trauma
temprano están presentes en proporción doble con respecto a no-abusados, y en el 72 % de
individuos con abuso físico o sexual comprobado.
Anormalidades EEG izquierdas son dos veces más comunes que las derechas en el grupo de
abusados.
La prueba de coherencia EEG demostró disminución de desarrollo del hemisferio izquierdo,
especialmente regiones temporales.
Evidencias RMN : el hipocampo izquierdo de pacientes abusados es más pequeño que en los
controles sanos, de manera que se puede postular que alterando el desarrollo del hipocampo
izquierdo, el abuso infantil provoca déficits en la memoria verbal y síntomas disociativos.
Los experimentos con potenciales evocados demuestran que los sobrevivientes de abuso
tienden a usar su hemisferio izquierdo cuando piensan en memorias neutrales, pero usan su
hemisferio derecho cuando evocan recuerdos de hechos traumáticos.
Los sujetos control tuvieron respuesta bilateral más integrada.
La negligencia y el abuso sexual se asocian a mayor reducción del tamaño en las porciones
mediales del cuerpo calloso y a atenuada actividad en el vermis cerebeloso.
Estas alteraciones pueden elevar el riesgo de depresión, ataques de pánico, trastorno de
estrés postraumático, síntomas disociativos, deterioros mnésicos, y trastorno de personalidad
border. .
El abuso temprano modela el cerebro para que sea más irritable, impulsivo, suspicaz, y
propenso a reacciones de cólera que la mente racional es incapaz de controlar.

3. -Desarrollo del lenguaje Lúdico
Varios autores provenientes de fuentes teóricas diversas y aparentemente opuestas entre sí se
dedicaron a la investigación del desarrollo del pensamiento y la comunicación del niño . Se partirá
de las primeras observaciones psicoanalíticas de las expresiones lúdicas de un infante . Luego se
focalizará la temática desde el punto de vista conductista y evolucionista .

Aportes Psicoanalíticos
Al referirse S. Freud al juego infantil , se remite al trabajo de S. Pfeifer ( 1919 ) cuyas teorías se
esfuerzan por colegir los motivos que llevan al niño a jugar sin tener en cuenta la ganancia del
placer . Freud por su parte se dedicó a esclarecer este punto de vista a partir de la observación del
primer juego , autocreado , de un varoncito de un año y medio de edad , cuya acción enigmática y
repetida finalmente le reveló su sentido .


Entre las características del niño se podían contar :


Desarrollo intelectual no precoz ;
lenguaje de escasas palabras con varios sonidos significativos ;
Buena relación con los padres y otros personajes del entorno dedicados a su cuidado ;
carácter juicioso que merecía elogios ;
No molestaba de noche ;
Obediente a las prohibiciones ;
Sin expresiones de llanto frente al abandono de la madre ;
Gran ternura por su madre ;
Alimentado al pecho ;
hábito de arrojar pequeños objetos lejos de sí , emitiendo una expresión de interés y
satisfacción , un fuerte y prolongado "o. . o. . o. . o" que podría significar "se fue" : jugaba a que
sus juguetes se iban .
Un día Freud comprobó su punto de vista a través de una observación. "El niño tenía un carretel de
madera atado a un piolín. No se le ocurrió, por ejemplo, arrastrarlo tras sí por el piso para jugar al
carrito, sino que con gran destreza arrojaba el carretel, al que sostenía por el piolín, tras la baranda
de su cunita con mosquitero; el carretel desaparecía ahí dentro, el niño pronunciaba su significativo
"o. . o. . o. . o", y después, tirando del piolín, volvía a sacar el carretel de la cuna, saludando ahora su
aparición con un amistoso " Da" que significaba "acá está". Ese era, pues, el juego completo, el de
desaparecer y volver. Y el mayor placer correspondía, sin duda, al segundo acto".
La interpretación del juego se entramaba con el gran logro cultural del niño: su renuncia pulsional
(renuncia a la satisfacción pulsional) de admitir sin protestas la partida de la madre. Se resarcía
escenificando por sí mismo, con los objetos a su alcance, ese desaparecer y regresar. Para la
valoración afectiva de este juego no tiene importancia para Freud que el niño mismo lo inventara o
se lo apropiara a raíz de una incitación (externa). Pero sí dirigió su interés a otro punto. Es imposible
que la partida de la madre le resultara agradable, o aun indiferente. Entonces el placer de la
repetición de esta vivencia penosa de partida se encuentra en la gozosa reaparición, la cual contenía
el genuino propósito del juego. Pero lo contradice la observación de que el primer acto, el de la
partida, era escenificado por sí solo y con frecuencia incomparablemente mayor que el juego íntegro
llevado hasta su final placentero. Se recibe la impresión de que el niño convirtió en juego esa
vivencia a raíz de otro motivo. En la vivencia era pasivo, era afectado por ella; ahora se ponía en un
papel activo repitiéndola como juego, a pesar de que fue displacentera. Podría atribuirse este afán a
una pulsión de apoderamiento que actuara con independencia de que el recuerdo en sí mismo fuese
placentero o no. Pero también cabe ensayar, según Freud, otra interpretación. El acto de arrojar el
objeto para que "se vaya" acaso era la satisfacción de un impulso, sofocado por el niño en su
conducta, a vengarse de la madre por su partida; así vendría a tener este arrogante significado: "Y
bien, vete pues; no te necesito, yo mismo te echo". Otro día, en otra observación, al regreso de su
madre, el niño la saludó: "Bebé o. . o. . o. . o", lo que permitió comprobar que durante esa larga soledad
el niño había encontrado un medio para hacerse desaparecer a sí mismo. Descubrió su imagen en el
espejo y luego le hurtó el cuerpo de manera tal que la imagen del espejo "se fue".
Este mismo niño, un año después,

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