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La depresión por crisis financiera mundial.

Autor/autores: Alan Freddy Carrasco Dávila
Fecha Publicación: 01/03/2009
Área temática: Depresión, Trastornos depresivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

La depresión es el resultado final de la interacción de múltiples factores constitucionales, evolutivos, ambientales e interpersonales que modifican las pautas de neuro-transmisión entre los hemisferios cerebrales y el sistema límbico, y alteran de manera irreversibles los circuitos cerebrales de recompensa y castigo. La depresión es un trastorno mental caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundos. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y además grave y persistente. Puede aparecer acompañada de varios síntomas concomitantes, incluidas las perturbaciones del sueño y de la comida, la pérdida de iniciativa, el auto castigo, el abandono, la inactividad y la incapacidad para el placer.

El número de casos de este trastorno mental se ha visto incrementado en estos días, debido principalmente a una noticia que ha recorrido el globo terráqueo a través de los medios masivos de comunicación y que afecta los bolsillos de todos los habitantes, la crisis financiera internacional, la cual no sólo ha golpeado la bolsa de valores, el mercado inmobiliario, los bancos y deudores y hasta el pensamiento económico neoliberal, sino al ciudadano común de todas las naciones al sentir su impacto en el empleo y el consumo, lo cual repercutirá en la salud mental de la población ocasionando alteraciones en su medio, en su familia, en el trabajo y en su sexualidad.

Palabras clave: Causas, Crisis financiera, Depresión, Mercado bursátil, Síntomas, Trastorno mental, Tratamiento


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La depresión por crisis financiera mundial

Resumen:
La depresión es el resultado final de la interacción de múltiples factores constitucionales,
evolutivos, ambientales e interpersonales que modifican las pautas de neuro-transmisión
entre los hemisferios cerebrales y el sistema límbico, y alteran de manera irreversibles los
circuitos cerebrales de recompensa y castigo. La depresión es un trastorno mental
caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza
profundos. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un
ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y
además grave y persistente. Puede aparecer acompañada de varios síntomas concomitantes,
incluidas las perturbaciones del sueño y de la comida, la pérdida de iniciativa, el auto
castigo, el abandono, la inactividad y la incapacidad para el placer. El número de casos de
este trastorno mental se ha visto incrementado en estos días, debido principalmente a una
noticia que ha recorrido el globo terráqueo a través de los medios masivos de comunicación
y que afecta los bolsillos de todos los habitantes, la crisis financiera internacional, la cual
no sólo ha golpeado la bolsa de valores, el mercado inmobiliario, los bancos y deudores y
hasta el pensamiento económico neoliberal, sino al ciudadano común de todas las naciones
al sentir su impacto en el empleo y el consumo, lo cual repercutirá en la salud mental de la
población ocasionando alteraciones en su medio, en su familia, en el trabajo y en su
sexualidad.

Palabras claves:
depresión, trastorno mental, crisis financiera. Mercado bursátil. Síntomas, Causas,
tratamiento.

Índice de contenidos.
1. Introducción.
2. ¿Qué es la depresión?.
2. 1. ¿Por qué se producen las depresiones? Causas y manifestaciones.
2. 2. Factores que influyen en la depresión.
2. 3. ¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir una depresión y porque?
2. 4. clasificación de los trastornos anímicos.
2. 5. Tipos de trastornos depresivos.
2. 6. Síntomas depresivos.
2. 7. Consecuencias y características.
2. 8. Evaluación de la depresión.
2. 9. diagnóstico.
2. 10. tratamiento.
3. Conclusión.
4. Bibliografía.

1. Introducción.
Por el tiempo que ha durado, su magnitud y su alcance, la actual crisis financiera se puede
considerar más grave que la que comenzó en octubre de 1929.
Haciendo un poco de historia y recordando los últimos problemas financieros de la última
decenio del siglo XX, observamos primeramente, el efecto tequila (1994-1995). El pésimo
manejo político y económico golpeó en Latinoamérica en forma de huracán financiero al
que se le denominó efecto tequila, lo anterior trajo consigo fuga de capitales, se agudizó el
problema de la deuda externa y la economía de muchas naciones quedó literalmente
aniquilada. El mercado accionario perdió 44 por ciento, la recuperación a lo niveles
máximos previstos tomó poco más de un año con tres meses.
Cuando apenas se empezaban a sentir la recuperación, la Federación Rusa suspendió sus
pagos y con ello arrastró a los mercados emergentes, la crisis se extendió por Asia, donde
quebraron diversos bancos y economías, por lo anteriormente expuesto 1998 nos traerá a la
mente el debacle financiero por la crisis rusa.
Iniciando el nuevo siglo aparecen otras amenazas y otros tipos de crisis, el terrorismo y los
fraudes por especulación. En 2000 ­ 2001, se colapsan las empresas de internet y son
destruidas las torres gemelas. La quiebra de empresas tecnológicas (principalmente sitios de
internet) desmoronó el Nasdaq, la bolsa de las empresas medias. La caída se prolongó un
año y medio debido a la destrucción de las torres gemelas de Nueva York y a la debilidad
general de la economía de los Estados Unidos de América, como podemos apreciar
compañeros congresistas, la economía de la otrora nación más poderosa del planeta desde
finales del siglo XX ya no era tan sólida como nos hacían creer. En ese tiempo Estados
Unidos de América presentó recesión económica, para recuperarse los mercados tardaron
dos años y tres meses.
La crisis inmobiliaria, ocasionada por el desmoronamiento del sector hipotecario de
Estados Unidos de América, ha puesto en jaque a las casas de bolsa, bolsas de valores,
bancos, naciones, es decir al planeta entero. Dos corredurías históricas se disolvieron, otras
se fusionaron o fueron adquiridas por el gobierno norteamericano y otras tantas siguen
convulsionándose. La recesión económica agrava el problema. El sistema financiero,
medular para el movimiento económico, se encuentra impresionantemente frágil.
Recordamos que en 2001 se derrumbaron los edificios que albergaron a diversas entidades
financieras, las entidades siguieron vivas, pero aunque en la actualidad sus edificios
materiales siguen firmes, lo que ahora se desintegró fue el valor económico de las propias
entidades, y lo anterior, no sucedía, desde aquel legendario octubre de 1929.
Estados Unidos de América una nación acostumbrada a vivir de las rentas de todos los
países del orbe, tal y como lo hacían las antiguas metrópolis coloniales, se encuentra ante la
peor crisis financiera de su historia, debido a ello, los estadounidenses padecen en la
actualidad problemas de depresión debido a su situación económica.
Las mujeres y las personas de la tercera edad son quienes presentan mayor preocupación,
comparados con los hombres y los jóvenes.
La crisis financiera de origen inmobiliario en Estados Unidos, ya se propagó por todo el
planeta tierra y a la , mayoría de las personas no les interesa el rescate financiera o la crisis
financiera que sufre la Unión Americana, ya que cada quien está demasiado preocupado y
ocupado viviendo su propia crisis económica.

Para el común de los seres humanos y específicamente para el pueblo estadounidense, el
rescate financiero por 700 mil millones de dólares, resultó ajeno, a pesar de ser
históricamente el mayor rescate público de la empresa privada. Lo anterior, debido a que al
ciudadano común no lo va a favorecer en nada, porque de ese dinero ni un solo dólar va a
llegar a su billetera para pagar la comida o la renta. La población se preocupa al extremo
porque le alcance su ingreso, por lo que sucede en su hogar, no en "x" o "y" banco.
La verdad, es una lastima que se desperdicie tanto dinero, cuando la gente necesita
infinidad de obras sociales (salud, educación y alimentación), aunque es respetable y
autónoma la legislación estadounidense, sorprendió la manera tan rápida de su aprobación,
es de imaginar que tal velocidad de los congresistas no hubiera sido igual si se tratara de
dinero para las necesidades de la gente, pero aquí los medios de comunicación y los
gobiernos del orbe han puesto ante los ojos del mundo a los dueños de las inmobiliarias y
de los bancos como unos mártires y benefactores de la humanidad que hay que ayudar, ¿y
las personas que tenían crédito inmobiliario y perdieron la casa, el ciudadano común que
tendrá que pagar más impuestos y ver mermado su poder adquisitivo, y los inversores que
perdimos nuestro dinero y no tenemos ninguna garantía que se nos reintegre el capital con
el que trabajaban las constructoras de viviendas o con el que amasaron grandes fortunas en
la bolsa de valores los dueños de las inmobiliarias?, acaso en el planeta tierra, existimos
seres humanos de segunda y sólo los dueños de empresas aliados de los gobiernos son de
primera.
Ante ésta situación, se puede considerar que lo menos peligroso es encontrarse depresivo,
opino esto, porque muchas personas y esos datos siempre están ocultos, lamentablemente
no encontraron otra solución y optaron por el suicidio, no es exageración, así ha pasado.
Porque al quedarse sin dinero a uno no lo va a rescatar ningún gobierno, el problema ahora
es estirar al máximo el ingreso en el mejor de los casos, no perder el empleo y que todas las
cuentas estén pagadas, porque día con día la situación se está poniendo más caótica.
Prácticamente desde 2007 y mayormente en 2008 sube la renta, los alimentos, el gas, la
gasolina, hasta la ropa que sólo puede ser adquirida en oferta. El dinero ya no alcanza para
lujos, se gasta sólo en lo indispensable y los diferentes gobiernos del mundo deberían hacer
lo mismo, no gastar tanto dinero de los contribuyentes en salvar empresas privadas, porque
es el dinero del pueblo y al final no vaya a ser que acabemos todos en bancarrota.
2. ¿Qué es la depresión?.
La palabra depresión viene del latín "depressio" que quiere decir hundimiento. Tal es el
estado experimentado por quienes la padecen, una sensación de hundirse lenta y
gradualmente, en nuestro caso, hundirse tanto moral, mental como económicamente.
La depresión, el más frecuente de todos los trastornos mentales, afecta a hombres y a
mujeres de cualquier edad y clase social, aunque las mujeres y las personas en ciertos
periodos del ciclo vital (adolescencia, menopausia, andropausia y en general los periodos
de crisis o cambios importantes) parecen ser las más afectadas.
La depresión se incluye en el grupo de los "trastornos afectivos"; porque como
característica de la depresión es la alteración de la capacidad afectiva, y no solo es la
tristeza sino también, la incapacidad de dar afecto o recibirlo de quienes nos rodean.
Consideramos los factores psicosociales como determinantes en la adquisición y desarrollo
de la depresión.

La predisposición hereditaria se plasma en real en tanto y en cuanto esté reforzada por la
historia personal desde el momento del nacimiento. La educación refuerza o revierte las
predisposiciones orgánicas. Entendemos que aún en el caso de no existir factores
hereditarios es posible la adquisición de esta enfermedad, a partir de la realidad histórica y
actual de la persona.
2. 1. ¿Por qué se producen las depresiones? Causas y manifestaciones.
Para hablar de las causas de la depresión se debe considerar que existen diferentes tipos y
cada uno puede padecer unas causas u otras. La depresión es un desorden mental que afecta
a las personas integralmente. Afecta a sus sentimientos, pensamientos y acciones.
Las causas de la depresión son complejas y solo parcialmente comprendidas. La mayoría de
los médicos aceptan que la depresión es causada por una combinación de factores
biológicos (incluyendo los factores genéticos), sociales y psicológicos.
Algunos tipos de depresión tienden afectar a miembros de la misma familia. Se da el caso
de esto en los trastornos bipolares, los estudios de familia con miembros que padecen este
trastorno han demostrado que aquellos que enferman tienen una constitución genética
diferente a quienes no enferman.
Otros factores que pueden hacer que aparezca esta enfermedad son tensiones de la vida,
como sucede actualmente al no alcanzar los salarios para satisfacer las necesidades básicas
de las personas, problemas en la familia, trabajo o estudios.
Algunas personas pueden tener más posibilidades de desarrollar estos trastornos,
dependiendo del carácter. Una persona con una autoestima baja, pesimista y que se pone
nerviosa con facilidad tiene más posibilidades que otras de padecer depresión.
Otro factor causante de estos trastornos puede ser una enfermedad física como por ejemplo
los ataques de corazón, cáncer, trastornos hormonales, la enfermedad de Parkinson. Cuando
una persona padece una enfermedad física y a la vez cae en una depresión puede hacer que
su recuperación sea más difícil y larga de lo que suele ser, ya que no atienden a sus
necesidades, están decaídas y no colaboran con el tratamiento para poder curarse.
La pérdida de un ser querido, los problemas en una relación personal, los problemas
económicos, o cualquier situación estresante en la vida también pueden hacer que aparezca
un episodio depresivo.
Después del episodio inicial, otros episodios depresivos pueden ocurrir sin que haya una
situación de estrés.
A lo largo de los años la psiquiatría ha elaborado diferentes teorías para explicar el
fenómeno de la depresión. Desde distintos puntos de vista no hay ninguna teoría que
explique completamente él por qué de las depresiones.
Concluyendo, Son causa de la depresión:
La pérdida de un ser querido.
La falta de confidentes.
Los problemas económicos.
Problemas familiares.
Envejecimiento.
Perdida del trabajo (aunque esta es muchas veces una consecuencia del estado
depresivo)
La depresión se manifiesta por:
tristeza y llantos frecuentes.

Pesimismo marcado.
Falta de interés por las actividades cotidianas.
Perdida de las capacidades para resolver los propios problemas.
Bajo rendimiento y absentismo laboral.
sensación de inutilidad.
pérdida de apetito y adelgazamiento.
Trastornos del sueño.
Variaciones de carácter. Normalmente el estado anímico es desastroso por las
mañanas, pues el sujeto teme enfrentarse con un nuevo día, esto va mejorando con el
transcurso de las horas.
Búsqueda de un amigo o persona que sepa escucharlo y aconsejar frente a la
forma de actuar frente a los problemas.
2. 2. Factores que influyen en la depresión.
Factores Sociales.
Numerosos factores sociales son los determinantes de esto. Por lo que es necesario captar
qué fenómenos sociales de las últimas décadas están determinando la aparición de la
depresión en cada persona.
Nos referimos a los siguientes fenómenos sociales:
Recesión económica.
Alto índice de desempleo.
inseguridad social.
Marginación.
Carencia de proyectos.
Mercado individualista.
Ruptura de redes sociales.
Desaparición de lugares de pertenencia.
aislamiento social.
Síntomas Asociados:
Estamos ante un fenómeno social, de extensión mundial, de gran confusión e
indiscriminación de la realidad.
Es común encontrarse con pacientes que recurrentemente hablan de miedo, soledad,
ataques de pánico. Vemos que estas manifestaciones encubren determinadas características
que forman parte de cuadros depresivos.
Estos síntomas asociados surgen en estos últimos años como consecuencia de fenómenos
sociales y cambios agresivos que repercuten sobre las personas.
Características:
pérdida de interés o de placer por las actividades cotidianas.
aislamiento social.
Trastornos del humor.
humor disfórico, caracterizado por sentirse deprimido, desalentado, triste, sin
esperanzas o irritable.
anorexia o perdida de peso (sin hacer dieta).

Aumento exagerado del apetito y de peso.
insomnio o hipersomnio.
Agitación o lentificación psicomotriz.
pérdida de energía o fatiga.
Disminución de las actividades vitales.
Descenso de la actividad y del deseo sexual.
Disminución de la capacidad de pensamiento y concentración.
Sentimientos de ruindad, inutilidad y fracaso.
Carencia de proyectos.
Disminución del rendimiento en la escuela, el trabajo, etc. , ocasionado por
distracción, escasa memoria y alteraciones del pensamiento.
Valorizaciones predominantemente negativas.
Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas, deseos de estar muerto.
Intolerancia a ruidos y movimientos.
sentimiento de culpa exagerado.
Auto reproches.
Baja autoestima.
Fracasos reiterados.
Impotencia para salir de la depresión y exigencia de hacerlo.
Entorno social.
Estado civil. Tanto las personas casadas como las que mantienen relaciones afectivas
estables con menor frecuencia son víctimas de la depresión. Puede decirse que hay algún
factor hereditario en el caso de las depresiones bipolares, mientras que las otras tienen que
ver con soportes sociales-familiares que actúan como atenuante.
Clase social. Las depresiones unipolares y otras depresiones menores aparecen con mayor
frecuencia en clases sociales bajas, personas con pocos años de escolaridad y/o con trabajos
menos calificados, parece haber un ligero predominio de las depresiones bipolares en las
clases sociales altas.
creencias religiosas. Aparentemente la frecuencia de suicidios es menor entre los creyentes
de cualquier religión. Mientras se ha señalado aumento de depresiones bipolares entre los
practicantes de religiones muy estrictas y cerradas.
Medio ambiente. Las depresiones unipolares y menores se presentan con mayor frecuencia
en el medio urbano y la frecuencia de las depresiones bipolares es semejante.
Sexo. En las depresiones bipolares la proporción hombre / mujer es muy semejante, no es
así en el caso de las depresiones menores y unipolares, en estas dos últimas la frecuencia es
de un hombre por dos mujeres. Se piensa que hay relación entre estas cifras de depresión y
los cambios hormonales, el papel social asignado a la mujer, la educación sociocultural de
la mujer, quizás, la ayude a aceptar y reconocer que se encuentra triste, desmoralizada,
mientras que los hombres no expresen la depresión por ser un signo de debilidad y tiendan
a optar por el alcoholismo, la agresividad o somatizaciones, enmascarando "el sentimiento"
considerado como poco masculino.

Edad. Aunque por lo general la depresión se presenta sobre todo entre los treinta y los
cincuenta años, en cualquier etapa de la vida puede haber depresiones. Tanto en la infancia
como en la vejez existen depresiones con características propias de cada una de estas
edades. Hay que tener en cuenta que los niños pueden no ser capaces de verbalizar sus
estados de ánimo y entonces sus manifestaciones de desánimo se encuentren en el trastorno
del apetito, aislamiento social, fobias escolares, vómito, insomnio, etc. Entonces es
importante reconocer estos síntomas como posible punta del iceberg de un cuadro
depresivo.
En el anciano la depresión también tiene otras características pues hay que tener en cuenta
que con la edad cambian las particularidades biológicas, el cerebro del anciano cambia la
cantidad de neurotransmisores, el número de neuronas disminuye, afectando entre otras
cosas la memoria, todo esto sumado a los cambios en el resto del cuerpo, la economía; el
uso de fármacos para diferentes enfermedades, etc. En el punto de vista social un anciano
es una persona improductiva, puede cambiar su estatus en la familia. Entonces estos
cambios explican en parte ciertas depresiones y sus características clínicas y terapéuticas.
La depresión en el anciano puede manifestarse de la misma forma que en la edad adulta,
pero también se presenta con rasgos que pueden confundir a las personas de su alrededor,
como en la pseudo-demencia depresiva y las depresiones involutivas.
herencia. Se ha demostrado que la frecuencia de trastornos depresivos endógenos entre
familiares de primer grado va del 15 al 20%. Este porcentaje está muy por encima de lo que
corresponde a la población en general. El mecanismo de transmisión hereditaria no ha sido
aclarado. También es posible encontrar en la ascendencia y descendencia de pacientes con
depresión alteraciones psíquicas no depresivas con una mayor influencia que en la
población en general. Mientras que en las depresiones menores el componente hereditario
da la impresión de ser mucho menor e incluso inexistente. Hay que tener en cuenta las
semejanzas que presenta esta enfermedad entre gemelos.
Factores biológicos.
El sistema nervioso central es la parte del cuerpo, junto con las glándulas endocrinas, que
producen casi todas las sustancias químicas que son necesarias para la vida, las cuales nos
hacen dormir, controlar nuestras emociones, estar hambrientos. . . . En algunas depresiones
se han encontrado alteraciones de estas sustancias y de los mecanismos cerebrales donde
actúan. Se han encontrado alteraciones biológicas como las referidas al sueño, mientras
dormimos se producen unas ondas de distintos tipos y duración las cuales son distintas en
pacientes deprimidos.
Factores genéticos
La genética estudia la transmisión de los caracteres heredados de generación en generación
a través de los genes. En las depresiones endógenas hay altas tasas de antecedentes
familiares de personas que hayan padecido trastornos del estado de ánimo. Es curioso que
en los gemelos univitelinos haya un 65-70% de posibilidades de que si uno padece una
depresión, la padezca el otro también, mientras que en los gemelos bivitelinos solo hay un
10% de posibilidades. Por lo tanto los datos obtenidos de los estudios genéticos apoyan la
existencia de un componente hereditario y familiar en este trastorno.

Factores psicológicos.
Las distintas escuelas que estudian el comportamiento y la psicología han intentado
explicar el fenómeno de las depresiones desde una perspectiva más psicológica basándose
en personalidad, pensamiento, modelos de conducta o aspectos de aprendizaje e
interacción.
La psicología cognitiva se basa en la consideración que los pensamientos que tenemos son
los que hacen que tengamos un comportamiento u otro e incluso crean nuestro estado de
ánimo. Por ejemplo, una persona se siente deprimida y triste especialmente en el trabajo, si
se le pregunta que pensamientos tiene cuando esta angustiada, ella explica que todo
comienza al llegar al trabajo por las mañanas, se va a desayunar sola porque su
compañero(a) desayuna en su casa. Esto le hace pensar que le cae mal a su compañero(a) y
que, por lo tanto, la evita. Al estar sola comienza a pensar que ella tiene la culpa de todo y
comienza a llorar. Este es el ejemplo de cómo un pensamiento puede motivar un estado de
ánimo.
Las teorías psicoanalistas tienen su origen en los estudios de Freud. Consideraba que hay
una serie de factores que favorecen una crisis de la autoestima y, por lo tanto, ablandan los
síntomas depresivos. Muchos de estos factores se requieren a la edad infantil.
2. 3. ¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir una depresión y porque?
Nadie sabe que es lo que provoca la depresión exactamente, pero varios factores
importantes han sido identificados. - Dr. Stuart Yudofsky del psychiatry department at
Baylor College of Medicine in Houston.
Por razones que aun no están claras, algunas personas son más vulnerables que otras para
sufrir una depresión. Algunas personas tienen mayor riesgo que otras para sufrir una
depresión por ejemplo:
- Parientes. Puede ser algo genético, o también provocado por las relaciones familiares,
comparados con aquellos que no tienen parientes depresivos, aquellos que tienen parientes
cercanos que son o han estado deprimidos tienen el doble de probabilidad de sufrir una
fuerte depresión ellos mismos.
- Mujer. Las mujeres sufren depresión con una mayor facilidad que los hombres, se dice
que por cada hombre deprimido hay dos mujeres deprimidas. Además las mujeres se ven
perjudicadas por los efectos hormonales provocados por su periodo menstrual, embarazos,
nacimiento del niño, infertilidad y los efectos causados por los anticonceptivos.
Para las mujeres son muy importantes sus relaciones con otros, es por eso que a ellas una
perdida las afecta profundamente y esto las vuelve más vulnerables a una depresión.
Por otra parte, comparadas con mujeres que no tienen hijos, las madres son menos
propensas a sufrir depresiones mayores o ha cometer intentos de suicidio, tal vez esto sea
por la intensa relación afectiva que hay entre ellas y sus hijos.
- Hombre. Algunos hombres tienen los clásicos síntomas de la depresión, pero la mayoría
de ellos tiende a esconderla. Esto sucede debido a las creencias de que el hombre debe
superar sus sufrimientos emocionales y ellos se sienten avergonzados por su propia

depresión, es por esto, que los hombres tienden a desviar su depresión hacia otras cosas
como el alcohol, el abuso de otras substancias o comportamientos antisociales.
- Gente Mayor. La depresión en personas de la tercera edad está relacionada la mayor de las
veces con un deterioro psicológico, pérdida de amigos, familia, y la imposibilidad de
realizar actividades que antes les llenaban de satisfacción.
- Niños. La depresión en niños es poco común, pero los abusos, pérdidas y tener padres
depresivos incrementa el riesgo de que el niño sufra una depresión. Los niños deprimidos
no se notan totalmente tristes, sus síntomas tienden a ser problemas de conducta, se portan
irritables, explosivos y presentan problemas en la escuela.
- Adolescentes. El suicidio es la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 15 y 19 años
de edad. La adolescencia es una etapa difícil, los adolescentes sufren una gran cantidad de
cambios hormonales. Sus alegrías son más grandes pero también sus tristezas son más
profundas.
- Citadinos. Por razones inexplicables depresiones mayores son más comunes en grandes
espacios urbanos mucho más que en espacios rurales, pero otras formas de depresión no
aparecen en estas áreas.
- Personas con enfermedades crónicas. Es normal que se sienta tristeza cuando se le ha
diagnosticado alguna enfermedad crónica, ya que esto lleva a una limitación de tus
actividades y provoca un gran dolor.
- Personas que abusan del alcohol y las drogas. Un gran causante de depresión
(especialmente en hombres) es el abuso de depresores: alcohol, narcóticos, sedantes y
tranquilizantes.
2. 4. clasificación de los trastornos anímicos.
Dicotomías Descriptivas.
Se han contabilizado hasta 53 subtipos diferentes de depresión (por ejemplo: enmascarada,
existencial, juvenil, melancólica, menstrual, etc. ) Algunas de las dicotomías que han sido
más empleadas a lo largo de los pasados decenios para clasificar los trastornos afectivos
son:
depresión Normal:
Es un condicionamiento normal de pérdida en la vida. Incluyendo tristeza, somnolencia y
en algunos serios casos (como la muerte de un ser querido) desesperación, furia, insomnio,
pérdida de apetito, aumento de peso, obsesión y culpa.
depresión Atípica:
Esta es la más inusual. Abundan los sentimientos de melancolía y somnolencia, una
persona en este estado puede estar profundamente deprimido por unos días, después bien
por un tiempo o ansioso e irritable. También aparece sin causa específica.
Desordenes Afectivos (SAD):

También conocidos como "Winter Blues". Es provocada por la pérdida de luz durante el
invierno, aparece a finales del otoño y dura hasta principios de la primavera. Mientras más
lejos del ecuador se viva aparece con mayor frecuencia. En el Hemisferio Norte Diciembre,
Enero y Febrero son los peores meses.
depresión Pos-parto:
La madre presenta el sentimiento de pérdida después de dar a luz. Esto es provocado por un
cambio hormonal, transmitiendo tristeza. Este tipo de depresión puede oscilar desde un
cuadro depresivo muy leve y de corta duración hasta formas depresivas más graves que
requieren ingreso y tratamientos específicos en un hospital
Endógena-reactiva:
El debate se originó, en parte, por la contraposición entre la visión freudiana y la
kraepeliana. Es decir la discusión entre causas psicológicas frente a causas biológicas.
El eje endógeno-reactivo alude a una supuesta distinción entre depresiones biológicas (o
endógenas) y depresiones psicosociales (o reactivas) Esta distinción etiológica no tiene
ningún apoyo empírico; por ejemplo, muchos estudios han demostrado que las depresiones
de aquellas personas que reciben el diagnóstico de "depresión endógena" han padecido
factores estresantes ambientales en la misma intensidad que aquellas otras a las que se le
diagnostica una "depresión reactiva". La existencia o no de precipitantes psicosociales es
irrelevante para distinguir los subtipos de depresión o para efectuar cualquier clasificación
de los trastornos afectivos.
Esta distinción suele utilizarse para distinguir dos subtipos de depresión que difieren entre
sí por sus síntomas pero no por su etiología: Las depresiones endógenas (hoy llamadas
melancólicas) serían aquellas con mayor sintomatología vegetativa (perdida de peso,
insomnio, retardo psicomotor, etc. ) y síntomas graves como el suicidio, y más recurrentes.
Mientras que la depresión endógena tiene una razonable validez si nos atenemos a este
patrón específico de síntomas, existe un apoyo empírico escaso que justifique el término de
"depresión reactiva". Así pues se utiliza la distinción entre "depresiones endógenas" y
depresiones "no endógenas", dejando así de lado el concepto de reactividad.
Psicótica-neurótica:
Esta diferencia diagnóstica ha desaparecido en las clasificaciones más modernas y fiables.
En el contexto de los trastornos afectivos el término de "depresión psicótica" se ha utilizado
para designar indistintamente depresiones endógenas, depresiones graves o depresiones con
síntomas psicóticos (alucinaciones y delirios) Por otro lado el término depresión neurótica
también ha sido empleado para denominar depresiones ligeras, depresiones secundarias,
trastornos de personalidad, estados depresivos crónicos, etc. En realidad bajo la distinción
"psicótica vs. neurótica" subyace simplemente una distribución unimodal basada en la
gravedad sintomatológica. Debido a esta imprecisión conceptual y terminológica se ha
desaconsejado el uso de esta dicotomía clasificatoria.
No obstante el DSM-III y sus sucesores conservan el término de "psicótico" para clasificar
aquellos trastornos afectivos en los que existen o bien delirios (normalmente ideas
delirantes de culpa, de enfermedad o de ruina económica) o alucinaciones (voces
acusatorias o visiones de familiares fallecidos) acompañando al trastorno depresivo.

Unipolar-Bipolar:
Esta dicotomía es la que más se emplea en la actualidad en los sistemas de clasificación
oficiales. El trastorno bipolar o maníaco-depresivo en anteriores terminologías se
caracterizaba por la aparición de episodios de manía (existan o no episodios depresivos)
Por el contrario, los trastornos unipolares depresivos se caracterizan porque el sujeto tiene
episodios de depresión sin que nunca haya padecido un episodio maníaco. Los unipolares
son 10 veces más frecuentes que los bipolares.
Lo más habitual es que en el transcurso de la vida el paciente bipolar presente episodios de
depresión y de manía con una duración de varios meses cada uno de ellos. Un paciente que
presente un episodio de manía sin que nunca haya tenido un episodio depresivo también se
diagnostica como bipolar, pues es muy probable que a lo largo de su vida alguna vez
desarrollen episodios depresivos.
Sintomatológicamente no hay diferencias entre el estado depresivo de un paciente unipolar
y el de un bipolar. Ambos, cuando están deprimidos, tienen el mismo patrón de síntomas y
con la misma intensidad. Sin embargo existen diferencias en cuanto al curso, genética y
respuesta al tratamiento.
Primaria-secundaria:
"Primario" hace referencia a cuadros en los que el trastorno del estado de ánimo (depresivo
o bipolar) existe aisladamente, sin la presencia actual o pasada de otro cuadro distinto al
afectivo (alcoholismo, fobias, esquizofrenia, trastornos orgánicos cerebrales, etc. ). Por el
contrario los trastornos anímicos secundarios hacen referencia a pacientes "con un trastorno
médico o psiquiátrico preexistente y diferente a la depresión o a la manía". Por lo tanto esta
distinción alude a un orden de presentación. La idea es separar depresiones puras o aisladas
de otras en las que haya cierta contaminación de otros cuadros médicos o psiquiátricos
coexistentes.
Esta diferencia es importante tanto desde el punto de vista descriptivo como para la
predicción del curso y el manejo clínico. En general las personas con trastornos primarios
están bien entre cada episodio, porque hay otro trastorno que complique la situación, pero
por el contrario tienen mayor riesgo de suicido que los secundarios (con excepción del caso
del alcoholismo).
2. 5. Tipos de trastornos depresivos.
Los síntomas de la depresión varían según la persona.
La depresión puede ser calificada como leve, moderada o grave dependiendo de la cantidad
y gravedad de sus síntomas. En psicopatología se pueden reconocer tres categorías dentro
de la depresión, pero en todos los síntomas principales es el estado de ánimo. Estas
categorías son: trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar y trastorno distímico.
trastorno depresivo mayor.
A menudo causa una desesperación tan grande que la persona pierde interés en la vida, se
vuelve incapaz de sentir placer y pierde interés en el sexo, no puede salir de la cama y dejar
de comer por varios días.
Puede acompañar enfermedades serias como diabetes, cáncer, artritis, etc. Para que se
considere una depresión mayor debe presentarse durante dos semanas mostrando los

siguientes síntomas: problemas de sueño (insomnio o somnolencia), problemas de apetito
(pérdida de apetito o de peso), falta de energía (apatía, somnolencia o falta de interés),
sentimiento de desesperanza y/o terrible culpa, dificultad de concentrarse o indecisión,
pensamientos o intentos suicidas. El 25% de las personas que padecen este tipo de
depresión intenta matarse.
Los enfermos depresivos se sienten tristes, desesperanzados y sumidos en la melancolía.
Dos tercios de los pacientes se plantean el suicidio y de estos un 15% llegan a cometerlo.
Algunos pacientes cambian su humor a medida que avanza el día, por la mañana están de
mal humor y va mejorando con el paso de las horas. Los enfermos con este trastorno suelen
distraerse con facilidad o quejarse por la falta de memoria.
Síntomas y trastornos asociados.
Los enfermos con un episodio depresivo mayor se presentan a menudo con llanto,
irritabilidad, tristeza, ansiedad, fobias, preocupación excesiva por la salud física y quejas de
dolor. La consecuencia más grave en un episodio depresivo mayor es la tentación del
suicidio y el consumo de drogas o alcohol.
Los síntomas de este episodio suelen desarrollarse a lo largo de días o semanas. En el 50%
de los casos suele aparecer antes de los 40 años con una duración de 6 a 13 meses sin
tratamiento y de tres con tratamiento. Tiende a ser crónico.
El término trastorno depresivo mayor es el que se emplea para describir a una persona que
presenta un episodio depresivo mayor y además cumple una serie de condiciones
adicionales:
Nunca ha tenido un episodio de manía o de hipomanía (en cuyo caso estaríamos
frente a un trastorno bipolar); y
No se trata de un caso de esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo, o un trastorno
psicótico, es decir, no se trata de un problema "jerárquicamente" superior a los
trastornos del estado de ánimo.
Sólo se pueden diagnosticar dos tipos de trastorno depresivo mayor:
De episodio único: para aquellos que el episodio actual sea el único que hallan tenido en
sus vidas.
Recurrente: para aquellos casos en los que ha habido por lo menos algún otro episodio
depresivo mayor en su vida.
El curso de la depresión mayor es muy variable. Aunque la mayor parte de las personas que
sufren un episodio depresivo acaban recuperándose en 1 o 2 años, aproximadamente un
15% de los casos va a tener un curso crónico (2 años o más deprimidos), en concreto, el
18% de los pacientes con depresión permanecería deprimido tras dos años de seguimiento,
y el 10% estaba aún deprimido al cabo de 5 años.
trastorno depresivo bipolar (maníaco-depresivo).
Se trata de un trastorno caracterizado por dos episodios al menos en los que el estado de
ánimo y los niveles de actividad del enfermo están profundamente alterados, de forma que
en algunas veces la alteración consiste en una exaltación del estado de ánimo y un aumento
de la vitalidad y el nivel de actividad (manía). Otras veces, ocurre todo lo contrario
(depresión). El comportamiento de un enfermo puede variar desde la histeria,
hiperactividad, hipocondría, hasta la inactividad y los impulsos suicidas.

Este trastorno maníaco-depresivo puede aparecer igual en mujeres que en hombres. Suele
aparecer en la adolescencia o en la edad adulta temprana y permanece durante mucho
tiempo destruyendo la vida escolar, laboral, familiar y social del enfermo, en el caso que no
reciba un tratamiento.
Los síntomas psiquiátricos característicos del trastorno bipolar son clasificados en una serie
de categorías básicas:
El episodio maníaco: hace referencia a un estado de ánimo elevado, excitado o irritable.
Los episodios comienzan normalmente de manera brusca durante un periodo entre 2
semanas y 4 meses. Los síntomas suelen ser: la dificultad a la hora de concentrarse, el
sentimiento de no servir para nada, hiperactividad, incapacidad para relajarse, irritabilidad,
insomnio, en ocasiones, consumo de drogas, alcohol y otras substancias, incremento del
deseo sexual, autoestima exagerada, más hablador de lo habitual, intento de suicidio.
Es el episodio contrario a la depresión. Los síntomas suelen ser los mismos pero al
contrario.
Este episodio tiene un comienzo brusco, los síntomas aparecen al levantarse o a las pocas
horas o días. Este síntoma inicial se le llama "síntoma señal" y es diferente en cada
enfermo.
Los enfermos tienen un aspecto radiante, rebosan de alegría, prefieren los colores chillones,
diseños llamativos y ropas juveniles. Si la manía es intensa se pueden llegar a desnudar en
público.
Las personas que padecen este trastorno se mueven mucho. Tienen la necesidad de hacer
muchas tareas las cuales comienzan pero dejan a medias para comenzar a hacer otras
nuevas. Cualquier cosa que no tenga que ver con la actividad que esté realizando en un
momento concreto hace que se distraiga. Hablan mucho y muy rápido, suelen tener una risa
fuerte y contagiosa. Suelen pensar más rápido de lo que hablan y por ello a veces no se les
entiende, a este fenómeno se le llama "Fuga de ideas".
Suelen aparenta tener una alegría desbordante. Se muestran optimistas, todo lo ven perfecto
y por el lado positivo. Contagian su alegría a los demás.
Estos enfermos pueden llegar a agredir a alguna persona por el hecho de que ésta les lleve
la contraria.
La peligrosidad del maníaco esta basada en su irritabilidad. Los riesgos más frecuentes
pueden ser de tipo económico ya que se han dado casos en que un enfermo maníaco ha
firmado cheques en blanco, ha donado todos sus bienes a una fundación benéfica y esto le
ha llevado a la ruina. A algunos les echan del trabajo ya que no expresan confianza por los
actos que comete.
Sus ideales suelen ser de grandeza, mienten y dicen tener riquezas, conocer a famosos, les
escriben o hacen ver que hablan con ellos por teléfono.
Conservan la capacidad de percepción, identificación y claridad de la conciencia,
orientación y memoria. En ocasiones recuerdan cosas y personas que conocieron hace
tiempo y que normalmente tenían olvidados. Por ejemplo, amigos que conocieron haciendo
el servicio militar, poesías que aprendieron de pequeño.

Tienen trastornos en el sueño. No pueden dormir mucho pero aún así descansan. Respecto a
la alimentación suelen hacer un cambio de metabolismo. Se levantan de la mesa con
frecuencia para hacer otra actividad.
La evolución de este trastorno consta de fases maníacas seguidas de períodos
completamente libres de síntomas en los que el individuo reemprende sus tareas con total
normalidad. Las frecuencias de las fases son muy variables de un paciente a otro.
Algunos enfermos que se encuentran en este periodo pueden controlarse, otros, sin
embargo, pierden el control de sí mismos.
Cada individuo tiene una manifestación particular de la enfermedad. Algunas personas se
caracterizan por presentar periodos de manía de baja intensidad mientras que otras la sufren
con violencia.
El episodio depresivo: su duración media es de 6 meses. El enfermo sufre un estado de
ánimo desesperanzado, un aislamiento profundo junto a una pérdida de interés por hacer las
cosas. Los síntomas más característicos son: sentimientos de tristeza, cansancio, pérdida del
autoestima, perdida de interés por las cosas, incapacidad de experimentar sensaciones
positivas, disminución del deseo sexual, cambios en la alimentación, sentimientos de
inferioridad, suicidio, alucinaciones, delirios.
Las personas depresivas son pesimistas y siempre ven el lado oscuro de las cosas, se
ofenden por la más mínima cosa y piensas que todo irá a peor.
Hay un tipo de depresión llamada la depresión histérica. Las personas que la padecen tienen
una personalidad ruidosa y teatral. Les encanta llamar la atención y suelen hacer ver que
está mucho más enfermo de lo que realmente están. Les hacen chantaje a sus familiares con
la amenaza de que si no les dan lo que piden se suicidan, cosa que sólo es una amenaza, ya
que en la mayoría de los casos no tienen el pensamiento de hacerlo. Calculan cuando hacer
el "numerito" para que cuando lo hagan lo puedan ver y salvarle.
Algunos depresivos tienen una personalidad obsesiva. No se quejan y niegan sus síntomas,
siempre creen que tienen la culpa. Se aíslan y pierden la autoestima, creen que no merecen
la ayuda de nadie.
trastorno distímico.
Este trastorno es parecido a la del trastorno depresivo mayor. Los síntomas que suelen
apreciarse en los enfermos con este trastorno suelen ser la pérdida de interés por todo, el
autismo, los sentimientos de culpa.
Incluye crónicas depresiones de humor, poca autoestima, se consideran ellos mismos
perdedores, a menudo son callados, no es necesario una pérdida o un cambio drástico en la
vida, es un estado confuso tanto para él como para las personas que le rodean. Cualquiera
puede sufrir distimia sin ninguna causa específica.
trastorno Distímico (DSM-IV)
A. Estado de ánimo deprimido prácticamente todo el día, y más días presente que ausente,
durante al menos dos años.

B. Presencia de al menos tres de los siguientes síntomas, que acompañan este estado de
ánimo:
1) Baja autoestima, baja auto confianza o sentimientos de inadecuación.
2) Pesimismo, desesperación o desesperanza.
3) pérdida generalizada del interés o placer.
4) aislamiento social.
5) fatiga o cansancio crónicos.
6) Sentimientos de culpa o repaso del pasado.
7) sensación de irritabilidad o ira excesivas.
8) Eficacia general disminuidas.
9) Problemas de concentración, memoria o indecisión.
C. Durante esos 2 años, no ha habido un período de más de dos meses libre de los síntomas
de A y B.
D. En los primeros dos años del trastorno no hubo un episodio depresivo mayor, de modo
que el trastorno no puede considerarse un trastorno depresivo mayor crónico o en remisión
parcial.
E. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaniaco.
F. No ocurre exclusivamente en el curso de un trastorno psicótico como esquizofrenia o
trastorno delirante.
G. No debido a medicamentos, drogas, o a una condición médica general.
Especificar si es de inicio temprano (antes de los 21 años) o tardío (después de los 21 años)
La diferencia fundamental con los trastornos depresivos mayores es que los distímicos
muestran una sintomatología de tipo semejante pero menos grave, más sostenida en el
tiempo, y rara vez requiere hospitalización.
Un aspecto importante en el diagnóstico de la distimia consiste en efectuar una adecuada
exclusión de otras posibilidades diagnósticas. En primer lugar, una distimia no es un estado
de depresión subsindrómica tras experimentar un trastorno depresivo mayor. Por ejemplo:
si la primera experiencia de trastorno afectivo de un paciente fue un trastorno depresivo
mayor hace tres o cuatro años y aunque mejoró mucho nunca se ha mejorado del todo, no
nos encontramos frente a un caso de distimia -aunque cumple los criterios A y B- sino en
un caso de trastorno depresivo mayor en remisión parcial.

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