El presente artículo mostrará datos actualizados procedentes de tres fuentes: 1. Observación clínica 2. Recopilación bibliográfica 3. Unidad de psicometría de la que se presenta un extracto con las siguientes pruebas seleccionadas: inventario de depresión de Beck, inventario STAI de ansiedad estado rasgo. inventario de Trastornos de la Alimentación EDI. inventario de asertividad de Rathus. escala de autoestima de Rosenberg. escala de impulsividad de Barrat (BIS-11). inventario de Relaciones Interpersonales y Dependencias Sentimentales IRIDS-100. inventario de Autoengaño y Mixtificación IAM -50. Fruto de la observación clínica y la recopilación bibliográfica encontramos hallazgos (que se explicarán extensamente en la conferencia) en los siguientes ámbitos: - Constelación afectivo-emocional, incluídas disforia, vitalidad, alteraciones motivo-érgicas y trastornos depresivos. - Autoconcepto que redunda en un déficit crónico de autoestima con subsiguiente percepción infravalorativa del self. - Capacidad de autonomía y de independencia de criterio - Intercurrencia de dependencia emocional, codependencia y bidependencia - Secuelas de maltrato y abusos sexuales. - impulsividad y/o deficitario control de impulsos - Trastornos de la personalidad diferenciales (grupo B en varones, grupo C en mujeres) - Trastornos del contenido del pensamiento: de índole paranoide, esquizofrenia y otras psicosis - La ansiedad y sus subtipos: fobia social, t. de pánico, t. de ansiedad generalizada (TAG) y t. obsesivo compulsivo (TOC). - En los últimos años ha habido un interés creciente en los trastornos psiquiátricos vinculados a la imagen corporal y en particular a los asociados a los trastornos de la alimentación, sobre todo en mujeres.
PSICOPATOLOGÍA Y GÉNERO EN ADICCIONES
PSICOPATOLOGÍA Y GÉNERO EN ADICCIONES
Pilar Blanco (1). Carlos Sirvent (2) Mª Villa Moral (3) Mª del Pilar Linares (4) Cruz Rivas (5)
1 Médico Psicoterapeuta. Fundación Instituto Spiral. Madrid.
2 psiquiatra. Fundación Instituto Spiral. Madrid.
3 Profesora Doctora de la Universidad de Oviedo. Departamento de psicología.
Área de psicología Social
4 Psicóloga. Fundación Instituto Spiral. Madrid.
5 Psicóloga, Centro Terapéutico Femenino. Fundación Instituto Spiral. Oviedo
pbz@institutospiral. com
psicopatología, adicción, comorbilidad psiquiátrica, patología dual, Género y mujer
Psychopathology, Addiction, Psychiatric comorbidity, Dual diagnosis, Gender and women
RESUMEN:
El presente artículo mostrará datos actualizados procedentes de tres fuentes: 1. Observación clínica
2. Recopilación bibliográfica 3. Unidad de psicometría de la que se presenta un extracto con las
siguientes pruebas seleccionadas: inventario de depresión de Beck, inventario STAI de ansiedad
estado rasgo. inventario de Trastornos de la Alimentación EDI. inventario de asertividad de Rathus.
escala de autoestima de Rosenberg. escala de impulsividad de Barrat (BIS-11). inventario de
Relaciones Interpersonales y Dependencias Sentimentales IRIDS-100. inventario de Autoengaño y
Mixtificación IAM -50. Fruto de la observación clínica y la recopilación bibliográfica encontramos
hallazgos (que se explicarán extensamente en la conferencia) en los siguientes ámbitos: Constelación afectivo-emocional, incluídas disforia, vitalidad, alteraciones motivo-érgicas y
trastornos depresivos. - Autoconcepto que redunda en un déficit crónico de autoestima con
subsiguiente percepción infravalorativa del self. - Capacidad de autonomía y de independencia de
criterio - Intercurrencia de dependencia emocional, codependencia y bidependencia - Secuelas de
maltrato y abusos sexuales. - impulsividad y/o deficitario control de impulsos - Trastornos de la
personalidad diferenciales (grupo B en varones, grupo C en mujeres) - Trastornos del contenido del
pensamiento: de índole paranoide, esquizofrenia y otras psicosis - La ansiedad y sus subtipos: fobia
social, t. de pánico, t. de ansiedad generalizada (TAG) y t. obsesivo compulsivo (TOC). - En los
últimos años ha habido un interés creciente en los trastornos psiquiátricos vinculados a la imagen
corporal y en particular a los asociados a los trastornos de la alimentación, sobre todo en mujeres
ABSTRACT:
This article will show updated data from three sources: 1. Clinical 2. Bibliographic compilation 3.
Psychometrics Unit of which is an extract with the following selected tests: Beck Depression
Inventory, State Anxiety Inventory STAI trait. Inventory of Eating Disorders EDI. Rathus
assertiveness inventory. Rosenberg Self-Esteem Scale. Barratt impulsivity scale (BIS-11). The
Interpersonal Relations and Dependencies Sentimental Inventory IRIDS-100. Inventory of Selfdeception and mystification IAM -50. The result of clinical observation and data collection have finds
bibliographic (which will be discussed extensively at the conference) in the following areas: Constellation affective-emotional, included dysphoria, vitality, reason-Ergic alterations and
depressive disorders. - Self-concept resulting in a chronic shortage of self-esteem with subsequent
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self-perception undervalued. - Capacity of autonomy and independence of mind - intercurrent
emotional dependency, codependency and bidependencia - Aftermath of abuse and sexual abuse. Impulsivity and / or deficient impulse control - Differential Personality disorders (group B in males,
group C in women) - Disorders of thought content: nature paranoid schizophrenia and other
psychoses - Anxiety and its subtypes: social phobia , t. panic, t. Generalized Anxiety (GAD) and t.
Obsessive compulsive disorder (OCD). - In recent years there has been a growing interest in
psychiatric disorders related to body image and in particular those associated with eating disorders,
especially in women.
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Introducción
Los trastornos mentales representan en el presente uno de los problemas de salud más
apremiantes a nivel mundial. Según la Encuesta Nacional de Salud 2006-2007, elaborada por el
Instituto Nacional de estadística, el 21, 3% de la población mayor de 16 años y el 22, 1% de los
menores de 4 a 15 años, podría padecer algún trastorno mental. A nivel mundial las cifras también
son preocupantes, según la OMS. Por diferentes estudios sabemos que los trastornos mentales se
distribuyen de manera diferencial en la población en función del género, existiendo claras
diferencias en las manifestaciones psicopatológicas de hombres y mujeres. Esta misma encuesta
Nacional de Salud pone de manifiesto que el 26, 8% de las mujeres adultas y el 15, 6% de los
hombres presentan riesgo de 'mala salud mental'.
El estudio más reciente sobre la epidemiología de los trastornos psiquiátricos en la población
general de España es la participación en el European Study of the Epidemiology of Mental Disorders
(ESEMED). Según este estudio, un 19, 5% de las personas presentaron un trastorno mental en algún
momento de su vida (prevalencia-vida) y un 8, 4% en los últimos 12 meses (prevalencia-año). El
trastorno mental más frecuente es el episodio depresivo mayor, que tiene un 3, 9% de prevalenciaaño y un 10, 5% de prevalencia-vida. Después del episodio depresivo mayor, los trastornos con
mayor prevalencia-vida son la fobia específica, el trastorno por abuso de alcohol y la distimia. Los
factores asociados a padecer un trastorno mental son el sexo femenino, estar separado, divorciado o
viudo, y estar desempleado, de baja laboral o con una incapacidad1.
Las diferencias de género aparecen sobre todo en los trastornos mentales comunes
(depresión, ansiedad y quejas somáticas). Según datos de la OMS, estos trastornos, que
predominan en las mujeres, afectan aproximadamente a 1 de cada 3 personas en la sociedad
constituyendo un serio problema para la salud pública. 2
La adicción a cualquier tipo de sustancia está íntimamente vinculada a los trastornos
mentales. Cada vez resulta más frecuente encontrar en la clínica trastornos psiquiátricos asociados
al consumo de drogas. Sin duda la psicopatología es un factor de riesgo para padecer un trastorno
adictivo, y a la inversa, los pacientes adictos están en riesgo de cursar con enfermedades mentales
además con una peor evolución y un peor pronóstico. Se ha demostrado que la psicopatología ya
sea primaria o secundaria al uso de sustancias, tiene una mayor prevalencia cuando se compara con
la población general. Se estima que aproximadamente la mitad de los drogodependientes actuales
presentarán una enfermedad mental en el próximo decenio al mismo tiempo que el 50% de los
pacientes con enfermedades mentales abusarán de sustancias.
Sin duda la psicopatología es un factor de riesgo para padecer un trastorno adictivo, y a la
inversa, los pacientes adictos están en riesgo de cursar con enfermedades mentales y, una vez
establecido, tener una peor evolución y un peor pronóstico, dada la mayor dificultad en el
tratamiento.
Existen numerosos estudios epidemiológicos que ratifican la alta prevalencia de adicción
entre los pacientes diagnosticados de trastornos psiquiátricos graves. Dentro de estos estudios
sobre comorbilidad del trastorno mental asociado al trastorno por abuso de sustancias es obligado
destacar el estudio ECA (Epidemiological Catchment Area) (Regieret l. , 1990) que se realizó sobre
20. 291 individuos de cinco ciudades y comprendió muestras de la población general y de centros de
tratamiento, incluyendo hospitales psiquiátricos, residencias asistidas, prisiones y pacientes en
comunidades terapéuticas. Este estudio mostró que el 76% de los hombres y el 65% de las mujeres
con diagnóstico de abuso o dependencia de sustancias cumplen los criterios para otro diagnóstico
1
Haro JM, Palacín C, Vilagut G, Martínez M, Bernal M, Luque I, et al. prevalencia y factores asociados
de los trastornos mentales en España: Resultados del estudio ESEMED-España. Med Clin (Barc) 2006;
126 (12): 442-451.
2 OMS (Organización Mundial de la Salud). Género y salud mental de las mujeres
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psiquiátrico adicional. La tasa de personas que padecen algún trastorno por uso de sustancias junto
con alguna enfermedad mental grave alguna vez en su vida es aproximadamente la mitad del total,
afectando a un 48% de las personas que padecen esquizofrenia y a un 56% de aquellas que sufren
trastorno bipolar.
También el estudio Nacional de comorbilidad (NCS) en Estados Unidos (Kessler et
al. , 1996)reflejó tasas de prevalencia de trastorno por uso de sustancias junto con alguna
enfermedad mental grave entre un 41% y un 65% de los participantes. Por su parte, el 51% de
aquellos que presentaban algún trastorno mental confirmaron tener también, al menos, un trastorno
por uso de sustancias.
En la Comunidad de Madrid, un estudio sobre patología dual en España, promovido por la
Asociación Española de patología Dual, sobre una muestra de 837 pacientes atendidos en centros de
salud mental, revela que el 53% de estas personas cumplen los criterios diagnósticos de Patología
Dual. Según este mismo estudio, los diagnósticos psiquiátricos comúnmente asociados son:
trastornos de la personalidad, trastornos de ansiedad, episodios depresivos mayores y la distimia.
En un estudio de seguimiento realizado en Instituto Spiral con 161 mujeres, un 48% de ellas
presentaban trastornos psicopatológicos. Al comparar los 3 periodos en que se dividió la muestra
(1990-1993, 1994-1996, 1997-2000), se observaba un claro incremento de esta patología a lo largo
de los años. Estos índices tan elevados se deben interpretar a que al se centro específico las
mujeres que derivan a tratamiento suelen ser casos que presentan complicaciones de toda índole,
entre ellas, psiquiátricas.
Los diagnósticos psiquiátricos comúnmente asociados al consumo de sustancias son el
trastorno antisocial de la personalidad, las fobias, otros trastornos de ansiedad, los episodios
depresivos mayores y la distimia (neurosis depresiva). Hoy día parece haber un consenso sobre una
diferente prevalencia de unas patologías psiquiátricas a otras según el género, aunque quizá pueda
haber algunos errores en su valoración, pues puede que los hombres o las mujeres consulten más
un determinado trastorno o que quien diagnostique pueda estar influido por estereotipos
relacionados con el género, que modifiquen determinados diagnósticos.
Parafraseando a F. Bridget3 "la epidemiología psiquiátrica posee un enorme valor para el
estudio de las diferencias de género en el contexto de la psicopatología y las adicciones". En este
artículo, que para nada pretende ser dogmático, mostrará datos actualizados procedentes de tres
fuentes: 1. Observación clínica 2. Recopilación bibliográfica 3. Unidad de psicometría de la que se
presenta un extracto con las siguientes pruebas seleccionadas: inventario de depresión de Beck,
inventario STAI de ansiedad estado rasgo. inventario de Trastornos de la Alimentación EDI.
inventario de asertividad de Rathus. escala de autoestima de Rosenberg. escala de impulsividad de
Barrat (BIS-11). inventario de Relaciones Interpersonales y Dependencias Sentimentales IRIDS100. inventario de Autoengaño y Mixtificación IAM -50.
1. Ansiedad
La ansiedad es una de las emociones más universales Según los expertos, alrededor del 20
por ciento de la población padecerá algún trastorno de ansiedad a lo largo de la vida. Por eso, esta
patología está considerada como "el trastorno mental más frecuente, existiendo una alta prevalencia
de comorbilidad con la depresión. Concretamente, más del 50 por ciento de las depresiones se
presentan acompañadas de ansiedad (Sabanés Magriñá, F),
Según los resultados del estudio ESEMED, los trastornos de ansiedad fueron ligeramente más
frecuentes que los trastornos del estado de ánimo, según los datos de prevalencia-año (5, 1% frente
a 4, 3%), aunque esta relación se invirtió al analizar la prevalencia-vida (9, 3% frente a 11, 4%),
donde los trastornos del estado de ánimo resultaron mayoritarios. La fobia social, la agorafobia y la
3
Consideraciones sobre la edad y el género en el diagnóstico Psicquiátrico. Género y prevalencia de los trastornos psiquiátricos. Bridget F.
Grant, Ph. D. , Ph. D. Myrna M. Weissman, Ph. D.
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-4-
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fobia específica aparecen a edades más tempranas, el trastorno de angustia, muestra una aparición
más tardía. El trastorno más frecuente es la fobia específica, seguido de la ansiedad generalizada y
el trastorno de angustia. La prevalencia-año de los trastornos de ansiedad en las mujeres es mayor
que en los hombres, prácticamente el doble, excepto en el caso de la fobia social, donde las
diferencias son menores.
Por otra parte, la ansiedad es uno de los principales trastornos que aparecen en las adicciones
y a su vez la ansiedad es una de las causas importantes para el consumo de sustancias ya que,
aparentemente, produce una mejoraría los síntomas.
La relación existente entre ansiedad y el consumo de sustancias es de carácter bidireccional,
uno da lugar al otro y viceversa. Los cuadros de ansiedad de una intensidad elevada pueden dar
lugar, en algunas personas, al consumo de diversas sustancias psicoactivas como una forma de
mitigar dicha ansiedad lo cual contribuye, a largo plazo, a mantener el problema.
Hay que tener en cuenta que los pacientes que utilizan la(s) sustancia(s) como un medio
para enfrentar a ciertos niveles de la ansiedad van a desarrollar tarde o temprano, si la adicción
continúa, algún trastorno de ansiedad más importante (TAG, T de pánico, Angustia).
Diversos estudios epidemiológicos ponen de manifiesto relación existente entre el consumo y
el abuso de algunas sustancias (Egelko y Galanter, 1998; Halikas 1994; Schuckit, 1992, Goodwin et
al. , 2004). Aunque difícil establecer cuál es el papel específico que juega cada sustancia
desencadenar, mantener o el trastorno de ansiedad se han encontrado altas tasas de trastornos de
ansiedad en población adicta a cocaína (Egelko y Galanter, 1998; Halikas et al. , 1994; Myrick y
Brady, 1997), si bien las variaciones en las prevalencias son importantes y oscilan entre el 13, 9% y
52%.
Respecto a las diferencias de género, tras la revisión bibliográfica encontramos según
algunos autores (Carrasco Galán, I y Espinar-Fellmann I, 2008, Arenas M. C. , Puigcerver A. 2009,
Alonso et al. , 2004) que las mujeres tienen el doble de probabilidades de sufrir un trastorno de
ansiedad que los varones. Según los resultados del proyecto Estudio Europeo de la epidemiología de
los Trastornos Mentales el 17, 5% de las mujeres frente al 9, 5% de los hombres habían sufrido algún
trastorno de ansiedad a lo largo de su vida; mientras que el 8, 7% de las mujeres frente al 3, 8% de
los hombres habían padecido un trastorno de ansiedad en el último año.
Para ratificar estos datos, realizamos un estudio que midiese el estado de ansiedad, en
pacientes adictos en tratamiento, mediante el inventario de Estado-Rasgo de ansiedad de
Spielberger (STAI), una medida de la ansiedad extensamente utilizada y que consta de dos escalas
separadas de 20 ítem cada una, para medir la ansiedad estado STAI-E (situacional) y la ansiedad
rasgo STAI-R (como un rasgo de personalidad). Utiliza una escala de calificación de 4 puntos (0
3), con una puntuación global que puede oscilar entre 0 y 60 en cada escala, y donde altas
puntuaciones indican mayores niveles de ansiedad (estado rasgo).
La hipótesis de partida era encontrar diferencias significativas entre las variables cualitativas
sexo (hombre, varón) y droga(s) principal(es) motivo del tratamiento y la variable cuantitativa
ansiedad estado-rasgo.
Mediante muestreo aleatorio simple, se trabajó con una muestra de 82 sujetos adultos de
ambos sexos, 23 mujeres y de 59 varones, en tratamiento por trastorno por abuso de sustancias,
cuyas edades oscilaron entre los 17 y los 56 años, con una edad media de 37 y una desviación
estándar de 10, 36. La drogas principales motivo del tratamiento eran la cocaína y/o el alcohol en el
66, 3% de los casos y otras drogas en el 33, 7% restante.
Las prueba utilizada fue la T-student con una significatividad de 0. 95 grados de libertad
para muestras independientes.
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Droga principal motivo del tratamiento
4%
1%
8%
ALCOHOL
25%
COCAÍNA
8%
COCAÍNA Y ALCOHOL
5%
HACHÍS
OPIÁCEOS
OPIÁCEOS Y COCAÍNA
POLIADICCIÓN
7%
19%
23%
PSICOFÁRMACOS
ADICCIÓN NO QUÍMICA
Existen diferencias estadísticamente significativas entre la variable sexo y ansiedad estadorasgo pero no existe significatividad entre la variable droga consumida y ansiedad estado-rasgo.
tabla I
Medias ansiedad estado rasgo según género
La tabla I muestra la puntuación media con respecto a la ansiedad-estado en varones y mujeres.
Existen diferencias significativas en la media de la puntuación ansiedad-estado entre ambos sexo
como podemos comprobar en la tabla II.
tabla II
Aceptaríamos que las mujeres tienden a tener intensidades más elevadas de ansiedad
estado-ansiedad rasgo que los hombres. Comparando los percentiles con la totalidad de la
población nuestra muestra se movería en el percentil 75.
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Distribución de frecuencias para la variable total rasgo
50%
43%
Frecuencia
40%
30%
20%
22%
17%
17%
26%
24%
19%
HOMBRE
19%
MUJER
9%
10%
4%
0%
0%
0%
1
2
3
4
5
6
Puntuación
Frecuencia
Distribución de frecuencias para la variable total estado
45%
40%
35%
30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
39%
36%
27%
26%
22%
HOMBRE
MUJER
14%
10%
10%
9%
4%
3%
0%
1
2
3
4
5
6
Puntuación
Dado que, de manera frecuente, la falta de asertividad aparece en determinadas
problemáticas relacionadas con la ansiedad impulsividad, estrés, fobia social, aumentando su
intensidad, a demás a esta misma población se les aplicó el inventario de Rathus para ver si había
diferencias significativas entre ambos sexos, partiendo de la hipótesis de encontrar diferencias
significativas entre la cualitativa sexo (hombre, varón) y la variable cuantitativa asertividad.
Utilizando la prueba T-student con una significatividad de 0. 95 grados de libertad para muestras
independientes, los resultados que obtuvimos mostraron que la asertividad, en la población del
estudio, está en relación con el género existiendo diferencias estadísticamente significativas en las
subescalas (con una significación 0. 95): defensa de intereses, manifestación de opiniones. En estas
subescalas las mujeres son menos asertivas, no defienden sus intereses, y no manifiestan su
opinión.
En cambio en las subescalas, manifestación de opiniones, evitación de enfrentamiento y
confrontación, no existen diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres.
2.
Trastornos del estado de ánimo
Se parte de la hipótesis de que la depresión y en mayor medida la endógena es una entidad
-7-
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nosológica que afecta en mayor medida a las mujeres que a los hombres. Diversos estudios
epidemiológicos indican que la depresión es por lo menos, dos veces más común en la mujer que en
el hombre, con una proporción mujeres:hombres de 2, 2 según el estudio Epidemiológic Catchement
Area (ECA), 1, 7 según la encuesta National Comorbildity Survey (NCS) y de 1, 9 según la encuesta
nacional Epidepiológic Survey on alcohol and Related Conditions (NESARC)4, aparece en forma más
precoz en la mujer, a la vez que el cuadro en estas suele ser más prolongado, con menor tasa de
remisión espontánea que en el hombre favoreciendo su cronicidad.
Parece ser que existe una mayor vulnerabilidad de las mujeres a reaccionar con estados
depresivos, ante los mismos niveles de estrés que los hombres La diferente asignación de roles
dentro de la familia y las creencias sociales sobre los sexos, articuladas también a través de la
familia, puede contribuir a esta mayor vulnerabilidad de la mujer.
Todos estos datos, referidos a la población en general, se repiten de forma muy similar en la
población adicta, existiendo un paralelismo; las adicciones femeninas presentan un mayor índice
de trastornos asociados del estado de ánimo, especialmente depresivos (no sólo depresión reactiva
debida al consumo de sustancias sino depresión endógena).
la depresión en la mujer adicta, va
muy unida, y frecuentemente derivada, de sentimientos de vergüenza, culpa y fracaso. El
remordimiento de la mujer adicta lleva al consumo para aliviar la culpa y la ansiedad. La
consecuencia del consumo hace que aflore toda la gama de trastornos asociados a la depresión
(angustia, pánico, insomnio. ) El alivio temporal recurriendo al consumo de sustancias cierra el
círculo. Estaríamos ante los que Harold Kaplan en 1996 denominó circulo vicioso
depresión/alcoholismo en la mujer alcohólica5
La depresión en la mujer adquiere una morfología generalmente hipotímica (tristeza,
autodepreciación, vacío emocional), en tanto que en el hombre se observa con mayor frecuencia el
perfil disfórico (irritabilidad, anergia, anhedonia).
Con el fin de ratificar la hipótesis "encontrar diferencias significativas entre la variable
cualitativa sexo (varón, mujer) y la variable cuantitativa gravedad de depresión" se llevó a cabo un
estudio de campo, transversal, seleccionando una muestra de 63 sujetos de ambos sexos, 19
mujeres y 44 varones, con edades comprendidas entre los 21 y los 56 años (con una media de 36
años, y una desviación estándar de 9, 23 años ) que estaban en tratamiento por un trastorno por
abuso de sustancias. Estos 63 pacientes fueron entrevistados por un psiquiatra de acuerdo con los
criterios de la CIE 10; posteriormente se les aplicó el inventario de depresión de Beck, escala
fiable para medir los estados de ánimo con el que se detecta la presencia de la depresión y su
gravedad.
Los niveles de severidad en depresión en el inventario utilizado corresponde a las siguientes
puntuaciones:
<5
Muy baja o nula
5 - 9 Existencia de altibajos que se consideran normales.
10 - 18 depresión entre leve y moderada.
19 - 29 depresión entre moderada y severa.
30 - 63 depresión severa.
PRUEBAS UTILIZADAS: Utilizamos la prueba T-student con una significatividad de 0. 95 grados de
libertad para muestras independientes y la prueba chi-cuadrado para encontrar las diferencias
mediante porcentajes empleando dos variables sexo y la puntuación total, de si tiene depresión o
no, estableciendo el límite entre ambas en 12 puntos.
4 Consideraciones sobre la edad y el género en el diagnóstico psiquiátrico. W. E. Narrow Capi. 4 Género
y prevalencia de los trastornos psiquiátricos
5 Sirvent Ruiz, C. tratamiento del alcoholismo en la mujer II symposium nacional tratamiento de
-8adicción en la mujer. Madrid 2002
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variable depresión-Variable sexo
21%
48%
Hombre con depresión
Hombre sin depresión
Mujer con depresión
79%
Mujer sin depresión
52%
RESULTADOS:
Observando los valores encontramos diferencias significativas entre la variable
grado de depresión y la variable sexo. Aceptamos la hipótesis nula, "las mujeres tienen mayor grado
de severidad en depresión. En cambio los varones tienen unos valores entre leve y moderada.
A
pesar de que la muestra es diferente la tendencia a mostrar puntuaciones más altas en el inventario
corresponde a las mujeres.
Con una significación bilateral de 0. 028 se puede concluir que existen diferencias
significativas entre la variable sexo y grado de depresión. Las mujeres muestran mayor severidad en
depresión que los varones.
Distribución entre hombres y mujeres de la puntuación total Beck
de 30 a 34
7%
de 25 a 29
7%
11%
16%
Puntuación
de 20 a 24
21%
11%
de 15 a 19
16%
de 10 a 14
de 0 a 4
Hombres
18%
11%
de 5 a 9
25%
0%
0%
Mujeres
26%
14%
18%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
Frecuencia
Dado que los trastornos depresivos van muy unidas a una baja autoestima, a esa misma
muestra de 63 pacientes, 19 mujeres y 44 varones, se evaluó los niveles de autoestima mediante la
escala de Rosenberg con la hipótesis de partida es encontrar diferencias significativas entre ambos
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sexos. Los niveles de autoestima en la escala se miden en función de las siguientes puntuaciones:
30 a 40 puntos: autoestima elevada (valores considerados como normales)
26 a 29 puntos: autoestima media (sería aconsejable mejor la autoestima)
Menos de 25 puntos : autoestima baja (problemas significativos de autoestima)
Mediante la prueba T-student con una significatividad de 0. 95 grados de libertad para
muestras independientes se corroboró la existencia de diferencias estadísticamente significativas en
las mujeres y la variable autoestima con una significación de 0. 018. Las mujeres tienen menor
autoestima que los hombres
Nivel de autoestima
57%
60%
50%
40%
40%
30%
30%
30%
30%
20%
MUJER
HOMBRE
13%
10%
0%
Autoestima
baja
Autoestima
media
Autoestima
elevada
3. Trastornos de la personalidad
Los trastornos de la personalidad y el consumo de sustancias que es muy frecuente. Se
acepta que los pacientes con TP consumen más que la población general, y los adictos con TP tienen
en general peor evolución. Además, es frecuente encontrar la asociación de varios TP en un mismo
adicto. (Nace et al, 1991; Weiss et al, 1993; Rutherford et al, 1994; Cervera et al, 1997; Gutiérrez
et al, 1998b; San narciso et al, 1998).
Parece haber un consenso generalizado en que los TP más frecuentes entre la población adicta
son los del grupo B (grupo voluble o impulsivo de los TP) con predominio de los trastornos antisocial
y límite. Entre las mujeres adictas, no obstante son también frecuentes los pertenecientes al grupo
C (grupo ansioso o temeroso de los TP), entre los que se encuentran los TP por evitación y
dependencia. Finalmente, hay que tener en cuenta la cada vez más frecuente aparición de TP del
grupo A sobre todo los subtipos esquizoide y esquizotípico. Estos subtipos por lo común presentan
un trastorno comórbido asociado del eje I.
Hay diferentes estudios que explican varias vías causales desde los TP hacia las adicciones, que
son:
-
-
-
La vía de la desinhibición del comportamiento (Cloninger et al. , 1988), que podría explicar la
comorbilidad entre adicción y TP antisocial y límite. Esta vía se relacionaría con el consumo de
cocaína y otros estimulantes.
La vía de la reducción del estrés ((Conrod et al. , 998; Merikangas, Stevens, Fenton, Stolar,
O`Mallei, Woods, et al. 1998) en TP por evitación, por dependencia, esquizotípico y límite). Esta
vía se relacionaría con el consumo de alcohol, heroína y benzodiacepinas.
La vía de la sensibilidad a la recompensa(Cloninger et al. , 1988; Conrod et al. , 1998), en TP
histriónico y narcisista.
Existen otras teorías, como la hipótesis de la automedicación en la que el consumo de
sustancias podría atenuar la agresividad, la disforia, la depresión aliviando el sufrimiento (Khantzian,
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1985, 1997).
Lo que parece estar claro es que los trastornos de la personalidad, y en especial el trastorno
límite, multiplica el riesgo de adicción.
En las revisiones en la literatura psiquiátrica encontramos diferencias de género en el
diagnóstico de los trastornos de personalidad. En las mujeres se describe una mayor prevalencia de
los trastornos de personalidad de tipo límite, histriónico y por dependencia, mientras que en los
hombres se observa una mayor incidencia de los trastornos de personalidad de tipo antisocial,
esquizoide, esquizotípico, narcisista y obsesivocompulsivo.
S e g ú n
e l
e s t u d i o
realizado por la Asociación de Patología
Dual en la Comunidad de Madrid El 71% de los pacientes con PD tenían algún trastorno de
personalidad. Los más frecuentes son el Límite (25%) y Depresivo (25%) y el paranoide (20%). En
la mujer el Depresivo, Límite y Por evitación.
En un estudio realizado por profesionales del CAD de San Blas6 del Instituto de Adicciones de
Madrid, en población adicta en tratamiento en el CAD de San Blas, los datos apuntaban que en las
mujeres había una mayor prevalencia de trastornos de personalidad que los varones en la misma
situación. Mientras que algo más de la mitad de los varones evaluados no presentaba criterios para
estimar la presencia de un trastorno de la personalidad, casi dos tercios de las mujeres atendidas y
evaluadas sí los presentaban.
Además, en este mismo estudio, emergen dos diferencias significativas:
1. Las mujeres presentan prevalencia significativamente más elevada en el trastorno de
personalidad por evitación.
2. Las mujeres presentan también prevalencias más elevadas en prácticamente todos los
Trastornos del espectro impulsivo/agresivo: histriónico, Narcisista, Antisocial, NegativistaPasivo/Agresivo y Límite.
Las constelaciones sindrómicas y sintomáticas más frecuentes en la población adicta con TP
añadido son (Sirvent Ruiz, C. 2008):
ANSIEDAD: Tensión nerviosa, disforia, irritabilidad.
trastorno DE ANSIEDAD: T. ansiedad generalizada, angustia, fobia social.
T. ESTADO DE ÁNIMO/ DEPRESIVO: tristeza, apatía, anhedonia, ansiedad depresiva, distimia
depresiva.
T. ESTADO DE ÁNIMO/ MANÍA: euforia, verborrea, irritabilidad, grandiosidad, hiperactividad,
megalomanía.
T. CONTROL IMPULSOS: Tanto en el ámbito sociorrelacional como toxicofílico.
T. COMPORTAMIENTO: Hetero y autoagresividad, autolisis, aislamiento.
TOXICOFILIA: Craving, deseos y rumiación de consumo.
AUTOCONCEPTO: Baja autoestima, sensación de fracaso.
NEUROVEGETATIVOS: insomnio, malestar físico.
Otros síntomas encontrados:
T. de la afectividad: embotamiento, aplanamiento afectivo, frialdad emocional vs. Labilidad
afectiva y emocional y bruscos cambios de humor.
T. del contenido del pensamiento: con desconfianza, suspicacia, pensamiento paranoide.
T. cognoscitivos: déficit de atención, memoria y concentración.
6 Pedrero, E. J. , Puerta, C. , Lagares, A. y Sáez, A. (2003). prevalencia e intensidad de trastornos de
personalidad en adictos a sustancias en tratamiento en un centro de atención a las drogodependencias.
-11Trastornos Adictivos, 5, 241-255.
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T. estado de conciencia: (casi siempre por yatrogenia o impregnación): obnubilación,
estupor, sensorio deprimido.
En nuestra experiencia con sujetos adictos afectados de TP, encontramos que sintomatología
más frecuente es: síntomas de ansiedad y depresión con irritabilidad en mujeres y dificultad para
controlar los impulsos con toxicofilia y trastornos comportamentales en varones.
A continuación se presenta una muestra de pacientes diagnosticados de trastorno por abuso
de sustancias que están en tratamiento, a quienes se le evaluó los niveles de hostilidad y de
impulsividad mediante la escala de impulsividad de Barratt (BIS-11): Es una escala
autoaplicado y uno de las más utilizadas en investigación para la valoración de impulsividad. Fue
diseñada por Barratt y ha sido validada por Oquendo y cols. Consta de 30 cuestiones, agrupadas en
tres subescalas: impulsividad Cognitiva, impulsividad Motora, e impulsividad no Planeada. Cada
una de las cuestiones tiene 4 posibles respuestas (raramente o nunca, ocasionalmente, a menudo y
siempre o casi siempre). La puntuación total es la suma de todos los ítems y las de las subescalas
la suma de los correspondientes a cada una de ellas.
La hipótesis de partida es encontrar diferencias significativas entre la variable cualitativa sexo
(hombre, varón) y la variable cuantitativa grado de impulsividad. Con el fin de ratificar esta
hipótesis llevó a cabo un estudio transversal, evaluando a 89 sujetos de ambos sexos, 26 mujeres y
63 varones, con edades comprendidas entre los 21 y los 76 años (con una media de 47 años, y una
desviación estándar de 13, 01 años) que estaban en tratamiento por trastorno por abuso de
sustancia. A esto 89 sujetos, tras una entrevista previa se les aplicó la escala de impulsividad de
Barratt (BIS-11)
PRUEBAS UTILIZADAS: Utilizamos la prueba T-student con una significatividad de 0. 95 grados de
libertad para muestras independientes. También buscaremos si existen diferencias significativas en
la variable sexo y las distintas subescalas de impulsividad (cognitiva, motora, impulsividad no
planeada).
RESULTADOS: Los resultados mostraron una distribución alejada de la normal y una media de 52
puntos para la escala total. El coeficiente alfa de cronbach para la puntuación total fue 0, 83; la
escala de impulsividad motora fue la que tuvo el valor más alto, que alcanzó 0, 71.
Observando las puntuaciones con una significación de 0. 831 podemos decir que no existen
diferencias significativas entre los varones y mujeres en la variable impulsividad.
La media es similar para ambos grupos, es decir puntúan lo mismo en impulsividad.
escala de impulsividad de Barratt*Sexo
60, 00
51, 92 52, 65
50, 00
40, 00
30, 00
20, 00
14, 7615, 62
16, 9518, 92
Varones
20, 21
18, 12
Mujeres
10, 00
0, 00
Cognitiva
Motora
Impulsividad
no planeada
Total
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No existen diferencias estadísticamente significativas con una significación de 0. 45 entre la
variable sexo y la variable impulsividad cognitiva.
No existen diferencias estadísticamente significativas con una significación de 0. 21 entre la
variable sexo y la variable impulsividad motora.
Aunque no existen diferencias estadísticamente significativas con un nivel de significación del
0. 15 entre la variable sexo y la impulsividad no planeada, podemos decir que los varones tienden a
puntuar más alto en impulsividad no planeada (media 20. 2063)
4.
Trastornos de Autopercepción corporal,
secundario al consumo de sustancias
alimentario
y
del
comportamiento
En los últimos años ha habido un interés creciente en los trastornos psiquiátricos vinculados a
la imagen corporal y en particular a los asociados a los trastornos de la alimentación.
En la Italia de los años sesenta, Mara Selvini intentó publicar un libro sobre la anorexia
nerviosa y fue rechazado por el editor al considerar éste que trataba de un extraño trastorno de
interés restringido a algunos pocos especialistas. Pero han cambiado en estos años muchas cosas.
En España hemos asistido a un cambio espectacular en muy poco tiempo. Hace poco más
de veinte años los trastornos de la anorexia nerviosa y la bulimia eran una curiosidad en la clínica,
ahora su extensión constituye uno de los principales problemas psiquiátricos en mujeres jóvenes;
además, están asociados con un alto riesgo de mortalidad, baja tasa de recuperación y un alto
riesgo de recaídas.
No sólo advertimos un cambio en la estética. Hay cambios que afectan a estructuras más
profundas de nuestra sociedad, a nuestro sistema de valores. Se habla del hedonismo que impera
en las sociedades occidentales como un factor facilitador de determinadas conductas. De lo
meramente estético trascendemos a lo ético.
En nuestro país, la incidencia se considera que ha pasado de 0, 37 casos por 100. 000
habitantes en la década de los 60, a 0, 74 en los 70, 6, 3 en los 80 y en la última década es de 3, 4%
en mujeres entre 15 y 29 años7.
Los pacientes con Trastornos de la conducta Alimentaria (TCA) tienen tendencia a desarrollar
conductas adictivas. La más frecuente, el consumo excesivo de tabaco y bebidas de cola. Si el
cuadro se prolonga, habitualmente por comorbilidad psiquiátrica, aparecen otros consumos, cocaína
y anfetaminas fundamentalmente, la mayoría de ellos para tratar de evitar la ganancia peso y la
sobreingesta. En menor grado, disminuir la ansiedad, mejorar el estado de ánimo y como expresión
de una impulsividad descontrolada.
Tanto los psicoestimulantes (cocaína, anfetamina, speed) como los psicodepresores (derivados
opiáceos) son anorexígenos. Los cannabinoides tienen efecto orexígeno inicial y anorexígeno
ulterior.
Generalmente una vez iniciado el proceso de adicción se comienza a ver el deterioro de sí
mismo con descuido de la higiene y de su salud como consecuencia de una inversión de energía y el
tiempo empleado en la adicción sin que se observen grandes diferencias entre hombres y mujeres.
La desintoxicación, como puerta de entrada a la recuperación funcional supone la
normalización paulatina de ritmos vigilia-sueño y hábitos nutricionales. Al mismo tiempo se produce
7
M. Aguinaga, L. J. Fernández, J. R. Varo. Trastornos de la conducta alimentaria. Revisión y
actualización. 2000. ANALES. Vol 32 Nº 2
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-13-
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una reactivación sistémica que provoca respuestas sobrecompensadoras de efectores orgánicos que
permanecían hipofuncionales.
De esta forma, la recuperación del apetito tiene una etapa de hiperrespuesta orexígena que
lleva al paciente a tener un apetito desmedido durante una temporada que no es más que la
respuesta sobrecompensadora al efecto anorexígeno del consumo de sustancias. Así pues, los
pacientes comen más ganando peso de forma inmediata.
La respuesta autoperceptiva es diferente entre varones y mujeres, comprobamos que ellos
mantienen el apetito elevado, subsanando el sobrepeso con una especie de vigorexia compensatoria
haciendo ejercicio. Luego moderan el apetito y finalmente equilibran el ejercicio con la regulación de
la ingesta. Se podría decir que la autoimagen corporal entre varones adictos puede provocar un
fenómeno de vigorexia generalmente transitoria y en las mujeres un fenómeno de anorexia.
En la mujer adicta lo más frecuente para compensar el sobrepeso son los comportamientos
restrictivo, purgativo, y/o ambos pudiendo llegar a desarrollarse una anorexia secundaria de muy
nocivas consecuencias. Algunas pacientes se plantean incluso volver al consumo para recuperar la
delgadez. En conclusión, la autoimagen corporal tiene un impacto más visible y nocivo en la mujer
adicta que conviene tener muy en cuenta porque puede llegar a propiciar recaídas por una vía
inesperada.
Con el propósito de comparar los trastornos de la conducta alimentaria entre varones y
mujeres en población adicta realizamos un estudio el que se incluyó a 54 pacientes, mediante
muestreo aleatorio simple, 27 mujeres y de 27 varones, en tratamiento por trastorno por abuso de
sustancias psicoactivas, cuyas edades oscilaron entre los 17 y los 56 años, con una edad media de
36 y una desviación estándar de 9, 33, aplicando el inventario de Trastornos de la Conducta
Alimentaria (EDI).
El inventario para trastornos de la alimentación (EDI), desarrollado en el año de 1983 por
Garner y colaboradores, fue diseñado para evaluar distintas áreas cognitivas y conductuales de la
anorexia nerviosa y bulilla nerviosa. El EDI contiene 64 reactivos agrupados en ocho subescalas que
se correlacionan positivamente: impulso a la delgadez (7 ítems), sintomatología bulímica (7 ít
IMPORTANTE: Algunos textos de esta ficha pueden haber sido generados partir de PDf original, puede sufrir variaciones de maquetación/interlineado, y omitir imágenes/tablas.
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