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Depresión en la tercera edad.

Autor/autores: Alan Freddy Carrasco Dávila
Fecha Publicación: 01/03/2008
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

En años recientes se ha vislumbrado un incremento en las personas mayores de 60 años, debido a ello los estudios sobre este conglomerado han adquirido importancia, sobre todo en aquellos que sufren algún trastorno afectivo como la depresión. La depresión en personas adultas mayores está relacionada la mayoría de las ocasiones con un desgaste psicológico, pérdida de amigos, familia, y la dificultad de realizar actividades que antes les llenaban de satisfacción.

El objetivo de esta ponencia es describir la calidad de vida de los pacientes geriátricos que padecen depresión, ofreciendo una introducción sobre la depresión y los problemas que padecen los mayores, para evaluar a este grupo poblacional se emplearon la escala de Actividades de la Vida Diaria de Katz, la escala de depresión de Hamilton, el cuestionario de Dunbar y la escala de depresión Geriátrica, encontrándose una merma en las áreas biológicas y psicosociales de la calidad de vida, a esta última se le relacionaron factores clínicos y sociodemográficos. Cuando un anciano se deprime, puede llegar a considerarse erróneamente como un aspecto normal de la vejez. Si no se diagnostica, ni se trata, es un sufrimiento innecesario para el longevo y para su familia.

Palabras clave: Ayuda familiar, Calidad de vida, Causas, Depresión, Diagnóstico, Factores sociales, Población geriátrica, Síntomas, Trastorno mental, Tratamiento


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Depresión en la tercera edad.

Alan Freddy Carrasco Dávila.

Centro de Investigaciones Universales

PALABRAS CLAVE: depresión, Población geriátrica, Calidad de vida, trastorno mental, Factores sociales, Síntomas, Causas, diagnóstico, tratamiento, Ayuda familiar.

Resumen

En años recientes se ha vislumbrado un incremento en las personas mayores de 60 años, debido a ello los estudios sobre este conglomerado han adquirido importancia, sobre todo en aquellos que sufren algún trastorno afectivo como la depresión. La depresión en personas adultas mayores está relacionada la mayoría de las ocasiones con un desgaste psicológico, pérdida de amigos, familia, y la dificultad de realizar actividades que antes les llenaban de satisfacción. El objetivo de esta ponencia es describir la calidad de vida de los pacientes geriátricos que padecen depresión, ofreciendo una introducción sobre la depresión y los problemas que padecen los mayores, para evaluar a este grupo poblacional se emplearon la escala de Actividades de la Vida Diaria de Katz, la escala de depresión de Hamilton, el cuestionario de Dunbar y la escala de depresión Geriátrica, encontrándose una merma en las áreas biológicas y psicosociales de la calidad de vida, a esta última se le relacionaron factores clínicos y sociodemográficos. Cuando un anciano se deprime, puede llegar a considerarse erróneamente como un aspecto normal de la vejez. Si no se diagnostica, ni se trata, es un sufrimiento innecesario para el longevo y para su familia.

Envejecimiento

Introducción

A lo largo de su existencia los seres humanos presentamos diferentes etapas definidos por el desarrollo de la persona.

La infancia es la primera, continua la adolescencia, le sigue la juventud y posteriormente la madurez, pero durante la tercera edad, la última etapa del ser humano, el individuo empieza a sufrir los estragos físicos de su edad, comenzando por perder agilidades, caída de cabello, es decir, se ven mermadas gran parte de sus habilidades físicas e intelectuales.

Cuando la persona envejece sus sentidos: vista, oído, olfato, gusto, y tacto, tienden a disminuir. La atención del anciano requiere de mayores conocimientos y también de varias habilidades por parte de los que les atienden como el gericulturista, gerontólogo, enfermeras, etc.

El mundo del anciano está muy relacionado al proceso de pérdidas, la cual impacta y ocasiona al adulto mayor un estado de crisis (depresión).

En la etapa adulta las pérdidas se compensan a través de nuevas adquisiciones ya sean materiales o sociales, las cuales en la vejez no es posible compensar.

- Pérdidas físicas, sociales y psicológicas sufridas por el anciano.

Éstas perdidas son relacionadas con el proceso fisiológico del envejecimiento, es decir debemos hacer conciencia de ellas durante los cambios que sufre el anciano sano o enfermo.

Entre las pérdidas físicas están:

La pérdida o disminución en la capacidad del funcionamiento en general.

La pérdida o disminución en la movilidad.

La pérdida o disminución en el estado de salud.

La perdida o disminución en la capacidad sexual.

Las perdidas sociales se refieren a la perdida del empleo, a eventos continuos y progresivos a través del ciclo de la vida, entre ellas están:

Pérdida del trabajo por la jubilación, por ello hay: pérdida de status.

Pérdida de amigos.

Pérdida de ingresos económicos.

Pérdida de roles (amigos, compañeros, rol laboral, etc. )

Pérdida del cónyuge por muerte.

Pérdida de posesiones.

Los problemas que llevan dichas pérdidas son: soledad, aislamiento, depresión, limitaciones de tipo económico lo cual general genera frustraciones y sensación de malestar.

Las perdidas psicológicas, se sufren a consecuencia de efectos sumativos que sobre las personas genera todas las pérdidas ya mencionadas, entre ellas tenemos:

Pérdida o disminución de autoestima.

Pérdida o cambio en él continuó Independencia - Interdependencia -Dependencia.

Pérdida o disminución en la sensación de bienestar con uno mismo.

Pérdida en el manejo decisiones o control sobre su vida.

Pérdida o disminución en la capacidad mental.

Entre los problemas que comúnmente generan muchas perdidas tenemos: depresión, comportamiento autodestructivo, reacciones paranoides, cuadros hipocondríacos, síndrome orgánicos cerebrales, insomnio, ansiedad, etc.

Partiendo de que la atención del anciano a largo plazo por estar este limitado; la máxima utilización de las capacidades físicas, psicológicas y sociales, existen: el apoyo a la persona, familiares y amigos hacia un proceso de buena suerte.

Por último tenemos que recordar que hay que valorar el nivel de educación formal, así como el nivel cultural que tenga la persona, partiendo de ello, considerar el vocabulario a utilizar, así como la velocidad con que se imparte esta información, recordando que el anciano requiere más tiempo para percibir, transmitir y responder la información recibida.

- La vejez una enfermedad.

¿Cuáles son las características psicológicas propias del anciano?

En este momento el anciano no debe deprimirse ni sentirse mal por lo que hizo o dejó de hacer, al contrario, debe aceptar la existencia tal y como la vivió, por que no hay otra oportunidad o posibilidad de reconstruir aquello que pasó. La otra tarea es aceptar el ciclo de la vida de toda persona tiene un fin. Se tiene que aceptar, no con alegría por que nadie acepta con gusto la idea de la propia muerte, pero sí en lo mejor de los casos, con cierta tranquilidad, con la convención de que si valió la pena vivir.

Una persona deprimida siente que su existencia fue un fracaso, tiene muchos remordimientos con respecto a su pasado y a un sentimiento de culpa muy grande ante la perspectiva de la muerte.

Cambios sociales en la conducta del anciano

Muchos individuos de edad avanzada experimentan cambios notables de conducta, lo que dificulta las cosas, para ellos mismos y para aquellos que tienen que cuidarlos o con quienes viven. Su habilidad para acomodarse a las alteraciones que se producen es muy debilitado.

La tristeza por la muerte de un ser querido, el cambio de casa al tener que ingresar a un hospital puede causar infelicidad o temores. La sordera o la pérdida de la visión contribuye a que los ancianos se sientan más solos y abandonados, y se refugien en sí mismos.

Muchas personas que viven solas, son invadidas por la tristeza y se sienten incapaces de encontrar la menor satisfacción en la vida. Desajustes tales como la artritis o alguna enfermedad cardiaca, pueden empeorar el estado de cosas y dar como resultado un total aislamiento mental o físico, en muchas ocasiones. Los ancianitos se sienten cada vez más incapaces de valorarse por si mismos y más solos, tienen la sensación (incluso los que tienen familiares atentos y cariñosos) de que nadie se ocupa de ellos, gradualmente se apartan de la vida y su aislamiento se hace cada vez mayor.


- Comportamientos depresivos del anciano.

La falta de atención y la iniciativa, el miedo al futuro y la ansiedad por las cosas más mínimas en lo que se refiere al orden y limpieza, combinadas con insomnio caracterizado por despertarse muy temprano por las mañanas puede indicarnos la depresión.

El temor a la reparación de pasados errores, estos supuestos generalmente hacen que tenga conflictos, en muchos ancianos que sufren de depresión y llegan a pensar en la muerte como una liberación de sus desgracias y de sus problemas. Es común encontrarse con algunos que piensen, que los demás tratan de hacer lo posible por mantenerlos en la inmovilidad, sino todo lo contrarío, que se acusan a sí mismos de la miseria y el desorden en que viven, es muy difícil vivir con una persona que sufre depresión. Uno trata de ayudarle, pero todos los esfuerzos resultan inútiles, y no dan algún avance. No quiere que se les dé ánimos y están convencidos de la imposibilidad de que haya alguien que los comprenda; prácticamente lo mejor que puede hacerse es conseguir que se encuentren lo más cómodos posibles y hacer que se sienten más animados por parte de la familia, dándole ánimos y haciéndolos participar en la conversación general.

En algunas personas de edad avanzada se presentan dificultades en la memoria sobre todo en la relación de acontecimientos ocurridos recientemente, mientras que el suceso ocurrido tiempo atrás, sigue siendo excelente. Un fallecimiento que tenga como consecuencia la necesidad de trasladarlos a casa de otro familiar, puede causarle una alteración muy grave de la estabilidad mental. La capacidad de aprender nuevas cosas les afecta y se consigue muy poco en este sentido, aún cuando se les dedique mucho tiempo. Les resulta imposible un estado de concentración, aunque sea breve.

En los ancianos, este tipo de situación es como la famosa bola de nieve, hasta que cada actitud que requiere concentración o esfuerzo mental es dejada a un lado, hasta que la vida acabe por prolongarse dentro de una rutina cada vez mayor. Cuando la memoria se deteriora el insomnio puede convertirse en un problema: el anciano se levanta a media noche como sí fuera la hora del desayuno. Es común entre las personas de edad, mostrar perdida del sentido de la dignidad, les lleva a dejar de preocuparse por cambiarse de ropa y en términos generales, puede apreciarse en ellos una falta de higiene.

Es muy habitual que los ancianos desarrollen una tendencia poco natural a la posesión de algunas cosas, como por ejemplo, un bolso o una pipa, como lavarse las manos o peinarse, incluso un gesto tradicional como retorcer la esquina de la sabana.

Otros creen que los demás se apoderan de sus propiedades o que otro se pone su ropa.

El anciano es un individuo que necesita afecto y cuidados, un sujeto frágil que debe dejar la soledad y la marginación a las que, sin hacerlo les conduce la sociedad moderna.

Los comportamientos depresivos del anciano son frecuentes y no-solo comprenden las formas de conducta o maníaco depresivas, sino también, las depresiones seniles que se acompañan de involución cerebral y se conocen con él termino de depresión involutiva, ésta de trata de un verdadero proceso mental irreversible, pero tanto en estas formas como en otras, intervienen muchos factores psicológicos comunes de la edad involutiva, que va desde perdida del papel del jefe de la familia y cambios sociales, hasta la crisis de jubilación y aislamiento progresivo con perdida de la propia dignidad.

Los comportamientos depresivos del anciano dominan la sintomatología (dificultad del pensamiento, descenso del ánimo), aparecen ideas delirantes de tipo hipocondríaco, de alguna: pobreza, culpa, persecución, manifestaciones de irritabilidad y excitación psicomotriz.

Los longevos tienden con frecuencia al agotamiento orgánico por perdida de apetito y rechazos de alimentos, con toda una serie de trastornos, desde la sensación de peso, estreñimiento, hasta la cabeza pesada. La persona de tercera edad se sienten preocupada, al pensar que los malestares descritos, deben ser para los demás y no, problemas de ellos.

- Consecuencias psicológicas del anciano con su familia.

A consecuencia del incremento en la esperanza de vida, existe un número mayor de personas de edad avanzada que son pensionados, por lo tanto no productivos y con ingresos a veces insuficientes. Esto explica el derrumbe psicológico del comportamiento del anciano que se observa con mucha frecuencia en los jubilados que pierden interés por la vida y también por su posición económica y social.  

En las familias del pasado, el anciano vivía en el núcleo familiar, varias generaciones, era respetado y atendido por sus hijos y nietos, también realizaban pequeñas labores domésticas; por lo contrario, en la sociedad moderna, el anciano se encuentra aislado y marginado. Tenemos una comparación del tipo de familias, la del pasado y la moderna, con las que el anciano convive y convivía: Familia pasada, núcleo familiar único, con todas las generaciones y el anciano en la cima de la pirámide.

Asistencia a los ancianos de las familias.

Respeto a los ancianos y a su experiencia.

Empleo de los ancianos en labores domésticas.

Familia moderna

Fragmentación del núcleo familiar.

Aislamiento de los ancianos; no son tolerados por los jóvenes (incompatibilidad, hábitos, etc. )

Dificultades económicas sociales y psicológicas del anciano aislado y marginado.

Este hecho contribuye a la tendencia de los hijos a formar grupos familiares autosuficientes con fragmentación del núcleo familiar y en población rural, la inclinación de tipo de vida urbana; pero sobre todo la incompatibilidad de caracteres y las costumbres diferentes por las que se ha creado él termino molesto de “anciano” para definir este estado. Otros factores más explican así mismo porque en la actualidad son mayores las necesidades de asistencia al longevo, no solo son médicos, sino también psicológicos, sociales y económicos.

- Relaciones sociales del anciano.

El proceso de envejecimiento tiene lugar en el contexto social. Sí bien las limitaciones sociales y personales de los últimos años podrían limitar o modificar el comportamiento social, también presentan nuevas oportunidades y experiencias sociales, gratificantes para las personas de la tercera edad.

El comportamiento social al igual que la juventud, se ve influido por dos factores importantes, las características personales del individuo y apoyos sociales disponibles. Los abuelos son muy útiles en la sociedad, dan amor, apoyo sin perder y pedir mucho a cambio, dan consejos y también mucha sabiduría a los jóvenes, lo cual beneficia tanto a quien da como al que recibe. Muchas personas sienten la necesidad de dejar algo cuando mueren, también sienten la obligación de dejar los conocimientos adquiridos a lo largo de su vida, aconsejan y guían a los jóvenes, proceso que con frecuencia se denomina “hacerse viejo".

Ser abuelo es una manera de satisfacer estas necesidades y mantenerse en contacto con las nuevas generaciones. Las amistades son especialmente importantes en estos años. Las relaciones familiares con frecuencia remarcan la dependencia y la atención, los amigos son fuente de alegría, tener una persona a la cual le cuente todos sus anhelos, preocupaciones, sueños e ilusiones, etc. De ésta manera los ancianos pueden enfrentar los retos normales de la edad adulta con menos problemas.


Repercusiones psicológicas, sociales y económicas de la vejez

La degeneración física y los múltiples trastornos orgánicos constituyen uno de los principales focos de ansiedad para el anciano.

Dicha ansiedad puede verse incrementada por la suma de otros factores, cercanía del final de la vida, termino de la actividad laboral con la edad de la jubilación y consiguiente desocupación económica, como consecuencias de la reducción de los ingresos recibidos por él individúo al pasar a cobrar la pensión, en comparación a lo que recibía cuando se hallaba activo laboralmente.

- Consecuencias del aumento proporcional de la población anciana.

Bajo el signo de nuestro actual sistema industrial, en la que se retiran de actividad laboral a los 65 años, los que han superado esta edad y se han quedado sin empleo y a menudo sin medios de subsistencia, se convierten en una carga para los adultos que trabajan.

La proporción creciente de ancianos comparada con la disminución de menores, supondrá un cambio en el panorama de atenciones destinadas a unos y otros. Un contingente grande de ancianos en la población puede afectar los negocios, la política y a la opinión pública.

- Cambios emocionales en la vejez

Los cambios de comportamiento de los ancianos deben aceptarse como inevitables, pero es difícil determinar en que medida son consecuencia de deterioro neurológico, porque obedecen al cambio de situación social, psicológica y fisiológica. La perdida de facultades físicas que quizá obligue a aceptar el cuidado de otros, el fin de la vida laboral, el aislamiento, la pérdida de contacto social que da el trabajo, la viudez y la muerte de los amigos, minan la autoestima de los ancianos, ocasionado depresión.

Hay ancianos que mantienen vivo el interés por muchas cosas y que disponen de más dinero que en ninguna otra época de su vida, pero, en muchos casos, lo normal es la falta de dinero, la soledad, la incapacidad física y la falta de estímulos mentales.

La rapidez con la que cambia la sociedad contemporánea, la desorientación del anciano y la forma de vida actual no contribuyen a mejorar su situación; el resultado es apatía, pérdida de interés, resentimiento y estancamiento mental, que con frecuencia se explican atribuyéndolos a senilidad inevitable.

En el lado positivo, a la jubilación temprana, la mejor atención médica, el aumento de las pensiones y la mejora de las viviendas, puede hacer de la vejez una época de oportunidades y experiencias nuevas.

Depresión

Introducción

La depresión es el resultado final de la interacción de múltiples factores constitucionales, evolutivos, ambientales e interpersonales que modifican las pautas de neuro-transmisión entre los hemisferios cerebrales y el sistema límbico, y alteran de manera irreversibles los circuitos cerebrales de recompensa y castigo.

La depresión es un trastorno mental caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundos. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y además grave y persistente.  

Puede aparecer acompañada de varios síntomas concomitantes, incluidas las perturbaciones del sueño y de la comida, la pérdida de iniciativa, el auto castigo, el abandono, la inactividad y la incapacidad para el placer. La depresión se incluye en el grupo de los “trastornos afectivos”; porque como característica de la depresión es la alteración de la capacidad afectiva, y no solo es la tristeza sino también, la incapacidad de dar afecto o recibirlo de quienes nos rodean.  

La depresión propiamente dicha, interfiere en la persona produciendo alteraciones en su medio, en su familia, en el trabajo y en su sexualidad. Una de las características principales que acompañan este cuadro es el estado de ansiedad.

La depresión puede aparecer en un hombre o en una mujer aunque las mujeres son dos o tres veces más propensas que los hombres a padecer esta enfermedad. La depresión es una enfermedad tratable que puede afectar a todas las personas sin ninguna edad en especial, sexo o situación social.  

- ¿Qué es la depresión?

La palabra depresión viene del latín “depressio” que quiere decir hundimiento. Tal es el estado experimentado por quienes la padecen, una sensación de hundirse lenta y gradualmente.

Trastorno mental caracterizado por sentimientos de inutilidad, culpa, tristeza, indefensión y desesperanza profundos. A diferencia de la tristeza normal, o la del duelo, que sigue a la pérdida de un ser querido, la depresión patológica es una tristeza sin razón aparente que la justifique, y además grave y persistente. Puede aparecer acompañada de varios síntomas concomitantes, incluidas las perturbaciones del sueño y de la comida, la pérdida de iniciativa, el auto castigo, el abandono, la inactividad y la incapacidad para el placer.

La depresión, el más frecuente de todos los trastornos mentales, afecta a hombres y a mujeres de cualquier edad y clase social, aunque las mujeres y las personas en ciertos periodos del ciclo vital (adolescencia, menopausia, andropausia y en general los periodos de crisis o cambios importantes) parecen ser las más afectadas.

La depresión se incluye en el grupo de los “trastornos afectivos”; porque como característica de la depresión es la alteración de la capacidad afectiva, y no solo es la tristeza sino también, la incapacidad de dar afecto o recibirlo de quienes nos rodean.  

Consideramos los factores psicosociales como determinantes en la adquisición y desarrollo de la depresión. La predisposición hereditaria se plasma en real en tanto y en cuanto esté reforzada por la historia personal desde el momento del nacimiento. La educación refuerza o revierte las predisposiciones orgánicas. Entendemos que aún en el caso de no existir factores hereditarios es posible la adquisición de esta enfermedad, a partir de la realidad histórica y actual de la persona.

- ¿Por qué se producen las depresiones? Causas y manifestaciones.

Para hablar de las causas de la depresión se debe considerar que existen diferentes tipos y cada uno puede padecer unas causas u otras. La depresión es un desorden mental que afecta a las personas integralmente. Afecta a sus sentimientos, pensamientos y acciones.

Las causas de la depresión son complejas y solo parcialmente comprendidas. La mayoría de los médicos aceptan que la depresión es causada por una combinación de factores biológicos (incluyendo los factores genéticos), sociales y psicológicos.

Otros factores que pueden hacer que aparezca esta enfermedad son tensiones de la vida, problemas en la familia, trabajo o estudios.

Algunas personas pueden tener más posibilidades de desarrollar estos trastornos, dependiendo del carácter. Una persona con una autoestima baja, pesimista y que se pone nerviosa con facilidad tiene más posibilidades que otras de padecer depresión.

Cuando una persona padece una enfermedad física y a la vez cae en una depresión, como sucede en muchas ocasiones en las personas de la tercera edad, puede hacer que su recuperación sea más difícil y larga de lo que suele ser ya que no atienden a sus necesidades, están decaídas y no colaboran con el tratamiento para poder curarse.  

La pérdida de un ser querido, los problemas en una relación personal, los problemas económicos, o cualquier situación estresante en la vida también pueden hacer que aparezca un episodio depresivo.

Después del episodio inicial, otros episodios depresivos pueden ocurrir sin que haya una situación de estrés. A lo largo de los años la psiquiatría ha elaborado diferentes teorías para explicar el fenómeno de la depresión. Desde distintos puntos de vista no hay ninguna teoría que explique completamente él por qué de las depresiones.  

La depresión se manifiesta por:

tristeza y llantos frecuentes.

• Pesimismo marcado.

• Falta de interés por las actividades normales.

• Perdida de las capacidades para resolver los propios problemas.

• Bajo rendimiento y absentismo laboral.

sensación de inutilidad.

pérdida de apetito y adelgazamiento.

• Trastornos del sueño.

• Variaciones de carácter. Normalmente el estado anímico es desastroso por las mañanas, pues el sujeto teme enfrentarse con un nuevo día, esto va mejorando con el transcurso de las horas.

• Búsqueda de un amigo o persona que sepa escucharlo y aconsejar frente a la forma de actuar frente a los problemas.


Factores que influyen en la depresión

Factores Sociales

Numerosos factores sociales son los determinantes de esto. Por lo que es necesario captar qué fenómenos sociales de las últimas décadas están determinando la aparición de la depresión en cada persona.

Nos referimos a los siguientes fenómenos sociales:

• Recesión económica.

• Alto índice de desempleo.  

inseguridad social.

• Marginación.

• Carencia de proyectos.

• Mercado individualista.

• Ruptura de redes sociales.

• Desaparición de lugares de pertenencia.

aislamiento social.

Síntomas Asociados:

Estamos ante un fenómeno social, de extensión mundial, de gran confusión e indiscriminación de la realidad. Los pacientes recurrentemente hablan de miedo, soledad, ataques de pánico. Estas manifestaciones encubren determinadas características que forman parte de cuadros depresivos. Estos síntomas asociados surgen en estos últimos años como consecuencia de fenómenos sociales y cambios agresivos que repercuten sobre las personas.

Características:

pérdida de interés o de placer por las actividades cotidianas.

aislamiento social.

• Trastornos del humor.

humor disfórico, caracterizado por sentirse deprimido, desalentado, triste, sin esperanzas o irritable.

anorexia o perdida de peso (sin hacer dieta).

• Aumento exagerado del apetito y de peso.

insomnio o hipersomnio.  

• Agitación o pasividad psicomotriz.

pérdida de energía o fatiga.

• Disminución de las actividades vitales.

• Descenso de la actividad y del deseo sexual.

• Disminución de la capacidad de pensamiento y concentración.

• Sentimientos de ruindad, inutilidad y fracaso.

• Carencia de proyectos.

• Disminución del rendimiento en la escuela, el trabajo, etc. , ocasionado por distracción, escasa memoria y alteraciones del pensamiento.

• Valorizaciones predominantemente negativas.

• Pensamientos de muerte recurrentes, ideas suicidas, deseos de estar muerto.

• Intolerancia a ruidos y movimientos.

sentimiento de culpa exagerado.

• Auto reproches.

• Baja autoestima.

• Fracasos reiterados.

• Impotencia para salir de la depresión y exigencia de hacerlo.

Entorno social.

Edad. Aunque por lo general la depresión se presenta sobre todo entre los treinta y los cincuenta años, en cualquier etapa de la vida puede haber depresiones. Tanto en la infancia como en la vejez existen depresiones con características propias de cada una de estas edades.  

En el caso que nos ocupa la tercera edad, la depresión también tiene otras características pues hay que tener en cuenta que con la edad cambian las particularidades biológicas, el cerebro del anciano cambia la cantidad de neurotransmisores, el número de neuronas disminuye, afectando entre otras cosas la memoria, todo esto sumado a los cambios en el resto del cuerpo, la economía, el uso de fármacos para diferentes enfermedades, etc. En el punto de vista social un anciano es una persona improductiva, puede cambiar su estatus en la familia. Entonces estos cambios explican en parte ciertas depresiones y sus características clínicas y terapéuticas. La depresión en el anciano puede manifestarse de la misma forma que en la edad adulta, pero también se presenta con rasgos que pueden confundir a las personas de su alrededor, como en la pseudo-demencia depresiva y las depresiones involutivas.  

Depresión involutiva. Designa a las depresiones que aparecen durante la vejez en individuos que carecen de antecedentes depresivos. Aquí, además de los síntomas típicos depresivos, se añade una marcada actitud negativa, caracterizada por hipocondriasis, histrionismo, mayores manifestaciones de ansiedad y una peculiar resistencia a responder positivamente a los habituales tratamientos antidepresivos. Se ha dicho que estos pacientes son proclives a actos suicidas, pero no hay estudios que confirmen la opinión.  

Factores biológicos

El sistema nervioso central es la parte del cuerpo, junto con las glándulas endocrinas, que producen casi todas las sustancias químicas que son necesarias para la vida, las cuales nos hacen dormir, controlar nuestras emociones, estar hambrientos…. En algunas depresiones se han encontrado alteraciones de estas sustancias y de los mecanismos cerebrales donde actúan. Se han encontrado alteraciones biológicas como las referidas al sueño, mientras dormimos se producen unas ondas de distintos tipos y duración las cuales son distintas en pacientes deprimidos.

Factores genéticos

La genética estudia la transmisión de los caracteres heredados de generación en generación a través de los genes. En las depresiones endógenas hay altas tasas de antecedentes familiares de personas que hayan padecido trastornos del estado de ánimo. Por lo tanto los datos obtenidos de los estudios genéticos apoyan la existencia de un componente hereditario y familiar en este trastorno.


- ¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir una depresión y por qué?

Nadie sabe que es lo que provoca la depresión exactamente, pero varios factores importantes han sido identificados. - Dr. Stuart Yudofsky del psychiatry department at Baylor College of Medicine in Houston.  

Por razones que aun no están claras, algunas personas son más vulnerables que otras para sufrir una depresión. Algunas personas tienen mayor riesgo que otras para sufrir una depresión por ejemplo: 

Mujer.  

Las mujeres sufren depresión con una mayor facilidad que los hombres, se dice que por cada hombre deprimido hay dos mujeres deprimidas. Además las mujeres se ven afectadas por los efectos hormonales provocados por su periodo menstrual, embarazos, nacimiento del niño, infertilidad y los efectos causados por los anticonceptivos.

Para las mujeres son muy importantes sus relaciones con otros, es por eso que a ellas una perdida las afecta profundamente y esto las vuelve más vulnerables a una depresión.

Por otra parte, comparadas con mujeres que no tienen hijos, las madres son menos propensas a sufrir depresiones mayores o ha cometer intentos de suicidio, tal vez esto sea por la intensa relación afectiva que hay entre ellas y sus hijos.

Hombre.  

Algunos hombres tienen los clásicos síntomas de la depresión, pero la mayoría de ellos tiende a esconderla. Esto sucede debido a las creencias de que el hombre debe superar sus sufrimientos emocionales y ellos se sienten avergonzados por su propia depresión, es por esto, que los hombres tienden a desviar su depresión hacia otras cosas como el alcohol, el abuso de otras substancias o comportamientos antisociales.

Gente Mayor.  

La depresión en personas de edad mayor está relacionada la mayor de las veces con un deterioro psicológico, pérdida de amigos, familia, y la imposibilidad de realizar actividades que antes les llenaban de satisfacción. La mayoría de personas ancianas están satisfechas con sus vidas. Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión se considera erróneamente un aspecto normal de la vejez. Si no se diagnostica, ni se trata, es un sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Los ancianos no suelen hablar mucho de su desesperanza y tristeza. No quieren dar a entender su pena tras la muerte de un ser querido, incluso aunque ésta se prolongue por mucho tiempo. Algunos factores que pueden influir en la aparición de una depresión en un anciano puede ser enfermedades, la jubilación, la pérdida de seres queridos, el rechazo familiar, la falta de reconocimiento social.

Tipos de trastornos depresivos

Los síntomas de la depresión varían según la persona. La depresión puede ser calificada como leve, moderada o grave dependiendo de la cantidad y gravedad de sus síntomas. En psicopatología se pueden reconocer tres categorías dentro de la depresión, pero en todos los síntomas principales es el estado de ánimo. Estas categorías son: trastorno depresivo mayor, trastorno bipolar y trastorno distímico.

Trastorno depresivo mayor.

A menudo causa una desesperación tan grande que la persona pierde interés en la vida, se vuelve incapaz de sentir placer y pierde interés en el sexo, no puede salir de la cama y dejar de comer por varios días.

Puede acompañar enfermedades serias como diabetes, cáncer, artritis, etc. Para que se considere una depresión mayor debe presentarse durante dos semanas mostrando los siguientes síntomas: problemas de sueño (insomnio o somnolencia), problemas de apetito (pérdida de apetito o de peso), falta de energía (apatía, somnolencia o falta de interés), sentimiento de desesperanza y/o terrible culpa, dificultad de concentrarse o indecisión, pensamientos o intentos suicidas. El 25% de las personas que padecen este tipo de depresión intenta matarse.

Los factores causales de este trastorno suelen dividirse de forma artificial en biológicos, genéticos y psicosociales.  

Las personas con un trastorno depresivo mayor muestran un estado de ánimo triste, ansioso o “vacío” en forma persistente. Pierden la esperanza de todo y se muestran pesimistas. Se sienten inútiles y culpables por todo y ante todo. Suelen perder el interés por todas las actividades que antes les interesaban, hasta el apetito sexual. Tienen dificultad a la hora de concentrarse en hacer su trabajo. Pueden cambiar su metabolismo y perder peso de una manera exagerada y por el contrario puede aumentar su peso excesivamente. En un 97% de los casos pierden la energía. También suelen padecer de insomnio. Los enfermos depresivos se sienten tristes, desesperanzados y sumidos en la melancolía. Dos tercios de los pacientes se plantean el suicidio y de estos un 15% llegan a cometerlo. Algunos pacientes cambian su humor a medida que avanza el día, por la mañana están de mal humor y va mejorando con el paso de las horas. Los enfermos con este trastorno suelen distraerse con facilidad o quejarse por la falta de memoria.

Síntomas y trastornos asociados.

Los enfermos con un episodio depresivo mayor se presentan a menudo con llanto, irritabilidad, tristeza, ansiedad, fobias, preocupación excesiva por la salud física y quejas de dolor. La consecuencia más grave en un episodio depresivo mayor es la tentación del suicidio y el consumo de drogas o alcohol.

Sólo se pueden diagnosticar dos tipos de trastorno depresivo mayor: 

- De episodio único: para aquellos que el episodio actual sea el único que hallan tenido en sus vidas.

- Recurrente: para aquellos casos en los que ha habido por lo menos algún otro episodio depresivo mayor en su vida.

Trastorno depresivo bipolar (maníaco-depresivo)

Se trata de un trastorno caracterizado por dos episodios al menos en los que el estado de ánimo y los niveles de actividad del enfermo están profundamente alterados, de forma que en algunas veces la alteración consiste en una exaltación del estado de ánimo y un aumento de la vitalidad y el nivel de actividad (manía) Otras veces, ocurre todo lo contrario (depresión) El comportamiento de un enfermo puede variar desde la histeria, hiperactividad, hipocondría, hasta la inactividad y los impulsos suicidas. Este trastorno maníaco-depresivo puede aparecer igual en mujeres que en hombres. Suele aparecer en la adolescencia o en la edad adulta temprana y permanece durante mucho tiempo destruyendo la vida escolar, laboral, familiar y social del enfermo, en el caso que no reciba un tratamiento. trastorno distímico.

Este trastorno es parecido a la del trastorno depresivo mayor. Los síntomas que suelen apreciarse en los enfermos con este trastorno suelen ser la pérdida de interés por todo, el autismo, los sentimientos de culpa. Incluye crónicas depresiones de humor, poca autoestima, se consideran ellos mismos perdedores, a menudo son callados, no es necesario una pérdida o un cambio drástico en la vida, es un estado confuso tanto para él como para las personas que le rodean. Cualquiera puede sufrir distimia sin ninguna causa específica.  

- Síntomas depresivos

El cuadro que presenta una persona deprimida puede ser muy variado en cuanto a sus síntomas y también en cuanto a su evolución temporal. En algunos casos se trata de formas episódicas y en otros se trata de un estado de síntomas permanente de modo casi continuo. También puede variar su gravedad: en algunos casos se trata de estados más bien leves, y en otros existen deseos o intentos de suicidio. Pero en general, cualquier persona deprimida es probable que presente un conjunto de síntomas y signos que se puede reducir a 5 grandes núcleos:

Síntomas anímicos:

La tristeza es el síntoma anímico por excelencia de la depresión. Pero aunque los sentimientos de tristeza, abatimiento, pesadumbre o infelicidad son los más habituales, a veces el estado de ánimo predominante es la irritabilidad, sensación de vacío o nerviosismo. Incluso en casos de depresiones graves el paciente puede llegar a negar sentimientos de tristeza, alegando con aparente inmutabilidad que ahora es incapaz de tener ningún sentimiento; en estos casos es normal que los pacientes digan que les es imposible llorar.

Síntomas motivacionales y conductuales:

La anhedonia o perdida de la capacidad de disfrute es junto con el estado de ánimo deprimido el síntoma principal de un estado depresivo. Levantarse de la cama por las mañanas o asearse pueden convertirse en tareas casi imposibles y, en muchos casos, se abandonan el estudio, trabajo, etc. , en su forma más grave este tipo de inhibición conductual se conoce como retardo psicomotor, una lentitud generalizada de las respuestas motoras, el habla, el gesto, y una inhibición motivacional casi absoluta.

Síntomas cognitivos:

El rendimiento cognitivo de una persona deprimida esta afectado. La memoria, la atención y la capacidad de concentración pueden llegar a resentirse drásticamente incapacitando su desempeño en tareas cotidianas. Pero aparte de estos déficit’s formales, el contenido de las cogniciones esta alterado, la valoración que hace una persona deprimida de sí misma, de su entorno y de su futuro suelen ser negativas. La auto-depreciación, la auto-culpación y la pérdida de autoestima suelen ser contenidos claves de las cogniciones de estas personas.

Síntomas físicos:

Un 70 u 80% padecen problemas de sueño. Normalmente se trata de insomnio (problemas para quedarse dormido, despertares frecuentes a lo largo de la noche, o despertar precoz), si bien en un pequeño porcentaje puede darse hipersomnia. Otros síntomas físicos son: fatiga, perdida de apetito, disminución del deseo y la actividad sexual que, en los hombres incluso puede acompañarse de problemas en la erección. También los deprimidos se quejan con frecuencia de molestias corporales difusas: dolores de cabeza, de espalda, náuseas, vómitos, estreñimiento, micción dolorosa, visión borrosa, etc.

Síntomas interpersonales:

Una importante característica de las personas deprimidas es el deterioro en las relaciones con los demás. Estos pacientes normalmente sufren el rechazo de las personas que les rodean, lo que a su vez reactúa aislándoles aún más. Esta área puede ser el foco de interés en el futuro, puesto que un funcionamiento interpersonal inadecuado en estos pacientes ha mostrado predecir un peor curso de la depresión.

- Consecuencias y características.

La depresión es una de las enfermedades que mayor impacto tiene sobre la persona, pero no-solo en el ámbito psicológico, sino que también en el ámbito físico ya que los pacientes depresivos tienen tasas altas de algunas enfermedades crónicas como la diabetes y se descompensan con mayor facilidad en patologías de larga evolución como la misma diabetes y la hipertensión.

Algunos estudios han comprobado que la depresión tiene más efectos adversos sobre las personas que otras enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la artritis y enfermedades pulmonares. La sociedad se rige de acuerdo a criterios económicos y este hecho no es ajeno a la medicina y en este contexto la depresión constituye un problema, ya que su impacto económico es muy importante.

El impacto de una enfermedad se mide de acuerdo a los índices: el primero que constituye los gastos de tratamiento y el segundo que valora los costes indirectos, es decir, la pérdida de productividad debida a la enfermedad ó a sus secuelas.  

Evaluación de la depresión

Hay que tener en consideración varios parámetros en la exploración psico-patológica de los síntomas depresivos:

• La cronología de los síntomas. Es importante sobre todo para determinar si un factor médico o un consumo de sustancias pueden ser el factor causal de los síntomas.

• La duración del trastorno es crucial para diferenciar una distimia de un trastorno depresivo mayor, o una ciclotimia de un trastorno bipolar.

• La determinación de la existencia o no de un episodio maníaco en la vida del paciente, puesto que esta distinción permite diferenciar entre trastornos depresivos de bipolares.

• Un cuarto elemento a considerar es si el episodio depresivo es de tipo melancólico, puesto que es probable que la psicoterapia no debiera ser el tratamiento inicial de elección en estos casos.

• Es importante la exploración de síntomas psicóticos.

Exploración de un episodio depresivo mayor. En el caso de una depresión no resulta siempre fácil obtener información de una persona deprimida. Su frecuente falta de interés y de motivación también puede extenderse a la entrevista, haciendo a veces frustrante la tarea. Es recomendable evitar el término depresión con los pacientes para describir su estado. La exploración del paciente ha de centrarse no solo en los episodios actuales sino también pasados, y naturalmente explorar si ha habido algún episodio de manía, en cuyo caso el trastorno se clasificaría como bipolar, independientemente de que su estado de ánimo sea el depresivo o no. El DSM-IV requiere la presencia de al menos 5 de los siguientes síntomas, (siendo necesaria la presencia del 1 y el 2), casi diariamente y durante la mayor parte del día, durante al menos dos semanas:

- Estado de ánimo deprimido: es importante preguntar cuál es el mejor y el peor momento del día, y si hay algo que ayude a sentirse mejor, pues estos aspectos están relacionados con la melancolía.

- Anhedonia.

- Cambios de peso y/o de apetito: aumento o disminución del peso en un mes del 5% sobre el peso habitual a veces es difícil valorar este síntoma porque puede que el paciente:

- Tenga poco apetito ó altibajos para la comida, pero sin embargo coma muchos dulces o tenga estereotipias alimenticias;

- Presente una enfermedad física o medicación que afecte su apetito o peso.


En todos los casos es conveniente preguntarse: (1) ¿es esta condición diferente a lo que sucede normalmente en esta persona?, (2) ¿lo vive el paciente como un problema? Si las respuestas a ambas preguntas son afirmativas, se considera que el síntoma está presente.

- Trastornos del sueño: se debe explorar tanto él:

- insomnio inicial (tardar mas de 30 minutos en quedarse dormido).

- insomnio medio (despertarse mas de 30 minutos durante la noche con dificultades para volver a dormir).

- El insomnio tardío (se considera cuando el paciente dice despertarse, sin poder volver a dormir, entre 1 y 3 horas antes de la hora que era habitual).

Se debe analizar también cómo es el estado de somnolencia del paciente durante las 24 horas del día, así como si el sueño es reparador o no, el tiempo que pasa en la cama, etc.

- Trastornos psicomotores: hace referencia tanto al retardo como a la agitación psicomotriz. Normalmente el retardo se expresa en un habla o movimientos lentos. La agitación suele manifestarse en locuacidad verbal, a veces en hablar a gritos, no poderse estar quieto.

- fatiga o pérdida de energía: la sensación de estar cansado puede aparecer incluso aunque el paciente no haga nada. Esta sensación de fatiga puede estar incrementada si también existen problemas de sueño. Es necesario hacer preguntas para distinguir entre pérdida de energía y pérdida de interés, puesto que son síntomas diferentes. A veces, los entrevistados dicen carecer de energía, pero en realidad se trata de una disminución en el interés.

- Sentimientos excesivos de falta de valía, auto reproches o culpa: para la valoración de la culpa el clínico debe tener en cuenta en el contexto cultural, religioso y social en que se mueve el paciente.

- Dificultad para concentrarse, pensar o tomar decisiones: las preguntas típicas tienen que ver sobre si el paciente es capaz de seguir una conversación o un programa de televisión, concentrarse en el trabajo, etc.

- Pensamientos recurrentes de suicidio o muerte: las ideas o tentativas de suicidio son el único síntoma de la lista que no requiere una presencia casi diaria y durante prácticamente la mayor parte del tiempo. Simplemente la presencia de ideas de muerte o de suicidio repetidas basta para la presencia del síntoma.

Cuando un paciente cumple 5 o más de estos síntomas no implica automáticamente diagnosticar la presencia de un “episodio depresivo mayor”. Hay que continuar la exploración para comprobar que efectivamente existe un deterioro psico-social importante y que toda esta condición no se debe ni a efectos de sustancias o de una condición médica (por ejemplo demencia), ni a efectos de una reacción de duelo normal.

Esto nos serviría para confirmar la existencia de un episodio depresivo, pero no de un trastorno concreto. Si el episodio existe realmente, habrá que ver si se trata de un trastorno depresivo mayor o de algún tipo de trastorno bipolar.

La exploración clínica naturalmente no acaba en el análisis de los síntomas

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